capítulo 60

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Lexa dejó todo preparado para nada más llegar la pieza del motor cambiarla y montar parte, la idea era terminar de montarlo en la mañana y realizar las pruebas para que en caso de seguir averiado o cualquier improvisto no le ocurriera al cliente y asegurar tanto su seguridad como el de los peatones. Antes Jasper se largaba a su hora, pero debido a la presión que estaba sufriendo Lexa últimamente, se quedaba y hacía horas extras y de gratis, porque estaba claro que Lexa no podía pagarle más:

- Lexa- empezó a decir Jasper, pues el día empezó mal con los problemas en la casa y se llevó la nube negra que había en su cabeza al trabajo- aunque sea descansa cinco minutos, a este paso te dará un chungo en la cabeza.

- Quiero- debatió Lexa pasándose la mano por la frente manchándose de aceite en el proceso- terminar con este coche y el que llegará mañana, porque voy a necesitar un día libre, necesito tiempo con mi hijo.

- Un día libre- dijo Jasper con fingida sorpresa- ya era hora jefa.

El estrés, el cansancio tanto físico como emocional, jugó una mala pasada a la morena, pues alteró su coordinación cuando le iba a devolver una llave inglesa a Jasper, estaba apoyada en el morro del coche con el capó levantado y al hacer el gesto de entregar la llave golpeó la vara que sostenía el capó, cayendo la chapa sobre la mano derecha de la morena quedando pillada. Lexa en un principio se quedó sin aire y se puso roja antes de emitir ningún sonido quejumbroso, miró a su mano atrapada y sus ojos se le llenaron de lágrimas:

- Joder.

Musitó Jasper con una mueca de dolor antes de correr a levantar el capó. Lexa se llevó la otra mano a la muñeca de la mano accidentada y se retorció antes de emitir un fuerte dolor quejumbroso o en cagarse en todo:

- ¡DIOS! HIJO DE PUTA COMO DUELE- Decía mirándose la mano, no se había cortado los dedos, pero si se les había despellejado y empezaban a tomar un tono morado- ME CAGO EN LA LECHE PUTA.

Jasper fue a por un trapo limpio y lo mojó, pues tampoco era cuestión de ponerla uno lleno de aceite, sería cruel reírse, pero escucharla maldecir con esa vocecita de Ada dulce, era un tanto gracioso, según Jasper, hasta que salió y vio su mano, ahí si que le afectó su sensibilidad visual y sintió un escalofrío recorriendo su espalda:

- Ponte esto, vamos al centro a que te lo desinfecten y miren a ver si está rota.

- Joder, es mi mano dominante.

Jasper agarró del brazo de Lexa para sacarla del taller y llevarla a urgencias:

- Bueno, pues te pajeas con la otra no pasa nada.

Lexa aprovechó el momento en que Jasper paró para cerrar la puerta para darle con la palma de la mano sana en la cabeza, despeinándolo en el proceso:

- ¡Ay!

- Siempre pensando en guarrerías, son mis herramientas de trabajo.

Le dijo enseñando ambas manos:

- Pues tendrás que tomártelo con calma mientras tu herramienta de trabajo está reparándose, delega un poco jefa, que a este paso en vez de romperse una mano te vas a romper toda.

No fueron a las urgencias del hospital porque Lexa así lo quiso, prefirió ir al ambulatorio, si en el ambulatorio la confirmaban que se había roto algún hueso, iría al hospital, no quería pensar en tener que pagarse una radiografía para que luego la dijesen, no solo es un golpe y a limpiarse esas heriditas, eso lo podía hacer hasta en su casa y tuvo suerte, no resultó ser nada grave, tenía buenos huesos y los tendones estaban intactos, pero si le vendaron los dedos corazón e índice que eran los más afectados, la ordenaron mantener la mano limpia, crema y antiinflamatorios, la obviedad más grande, no excederse con el trabajo. Jasper llevó a Lexa hasta la puerta de su casa y observó como su jefa tardó lo suyo para salir del coche:

Aguas tranquilasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora