Capítulo 64

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 Lexa y Clarke, en un intento de rememorar el pasado, fueron a dar una vuelta con el velero, no demasiado lejos por si tenían que volver de urgencias. Tal y como cuando eran adolescentes, como fue una de sus primeras citas, con la diferencia de que ya había confianza y no había tanta timidez, tanto Clarke y Lexa se aceptaban así mismas y no tenían tanta falta de autoestima como entonces, Clarke se quería con sus estrías, su celulitis y sus curvas, Lexa se aceptaba también, no se avergonzaba y en gran parte se lo debía a Clarke. Aprovecharon el buen tiempo para tomar el sol y nadar, haciéndose aguadillas y salpicándose agua mutuamente, hasta que Clarke apoyó la espalda en las escaperas y Lexa quedó enfrente agarrada:

- Dime, Clarke ¿en esta ocasión me contarás otra historia de tu carrera como ladrona?

Clarke sonrió y se abrazó a la morena:

- Te acuerdas.

- Siempre que mi salud mental me lo permita, recordaré ese domingo como si fuera ayer.

- Pues esa vez fue mi único intento como ladrona de guante blanco.

Lexa negó con la cabeza:

- No es verdad.

Clarke frunció el ceño:

- ¿no es verdad?

- Después te atreviste a robarme el corazón.

Clarke rompió a reír y la dio un pequeño empujón:

- Zalamera ¿pretendes seducirme para llevarme a la cama?

- No- siguió con la broma- pensaba que eras tú la que me estaba seduciendo, Griffin.

Clarke se abrazó a Lexa nuevamente y en esta ocasión rodeó su cintura con las piernas. Sonrientes rompieron la distancia para besarse, en un principio besos fugaces y luego un poco más prolongados, separándose unos centímetros para mirarse a los ojos, por la claridad del día los ojos de Lexa eran más verdes y los de Clarke más azules, una imagen hermosa, aunque un sufrimiento para ambas, ya que los días claros eran molestos para sus ojos:

- Te quiero.

Dijo Clarke antes de besar el mentón de Lexa:

- Yo también te quiero- dibujó media sonrisa- podemos salir del agua e intentamos hacer otro hijo.

Clarke curvó la comisura de los labios:

- Recuerda que me prometiste que harías lo que te pediría.

- ¡Ay! Ya se me cerró el chiquito.

Dijo jocosa la morena, Clarke mordió suavemente el lóbulo de su oreja, saboreando el sodio del océano, Lexa emitió un pequeño jadeo, ansiosa fue a besar a Clarke nuevamente, pero la rubia se separó cuando estuvo a escasos centímetros:

- Lexa, no voy a obligarte a hacer algo que ya me has dicho que no te gusta.

- Pero a ti sí te gust...

- Y ¿qué? es como si el día de mañana me propones un trio con una mujer atractiva, es algo que a ti te gusta y a mi no, no por ello tengo que complacerte, pues igual- la aferró de las mejillas- la idea es que disfrutemos las dos, siempre.

Sintió la mano de Lexa acariciar una de sus piernas debajo del agua:

- ¿es necesario salir del agua? Porque me estoy controlando de hacerte el amor aquí mismo.

Clarke amplió su sonrisa mostrando su dentadura blanquecina:

- Quizás en otro momento- empujó a Lexa para que se separase y darle espacio para subir, por las escaleras mientras que los ojos verdosos miraban a cierta parte de su anatomía- te espero arriba.

Aguas tranquilasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora