Capítulo 34

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 <<La iglesia de Dios Todopoderoso.

La comunidad se fundó con las promesas de que quien se uniera a ella se salvaría del apocalipsis y las puertas del cielo estarían abiertas a los buenos hijos de dios. A la llegada de su final, fue denominada secta y acusada por posesión de armas y abusos sexuales a menores de edad, sin mencionar los maltratos a sus fieles que osaban a imponerse al padre>>

Daniel miraba a su suegra completamente serio. La había invitado a cenar y no estaba solo, en la mesa estaba el padre y dos jóvenes más. Obviamente y como era de esperar, la cena la sirvió ella y ya desde un comienzo no tenía buena sensación, pues los cuatro hombres tenían esa sonrisa frívola y esa mirada vacía, esa que ponían antes de lanzar una acusación la cual llevaba al exorcismo, al castigo o a la prolongada desaparición:

- Por favor- dijo el padre señalando la silla vacía- señora Hall, siéntese.

La madre de Costia obedientemente se sentó. Ella no debía temer. Se trataba de convencer, pues hasta el momento se había comportado de manera ejemplar:

- Gracias por la invitación.

Dijo sin atreverse a mirar a los ojos de Daniel y mucho menos del padre:

- En realidad, te he invitado para que me ayudes- dijo Daniel con voz suave- el matrimonio ha de ser para siempre y Costia lleva demasiado tiempo lejos de mi lado, quiero que vuelva a mi lado, es mi esposa- la mano derecha de Daniel tamborileaba la mesa- no quiero que sea castigada, pero cuanto más tiempo lleve fuera, más llena de pecado estará. Tiene que regresar, ayúdame, dinos dónde está.

Si bien sabía que si colaboraba saldría ilesa, no podía estar segura de que a su hija Costia le pasaría lo mismo. Podría soportar un exorcismo, podría soportar el castigo del encierro, pero ¿si se la llevaban? ¿qué pasaría si se la llevan? Pocos vuelven:

- Señora Hall- intervino el padre- vieron a su hija hace meses tonteando con una extraña en un bar en un pueblo cercano, queremos ayudarla, no podemos permitir que se vaya por el mal camino y mucho menos que le falte el respeto así a su marido ¿quiere que su hija arda en el infierno?

- No, por supuesto que no.

- Pues ayude a que regrese con Daniel, ayúdela a que regrese al camino del señor y al de la salvación.

Cohibida por la presencia de los cuatro hombres, presionada por el padre y Daniel, terminó confesando:

- Regresó a Weather.

Daniel curvó la comisura de los labios y paró de tamborilear la mesa, durante unos segundos se hizo el frio silencio, rompiéndose cuando el marido de Costia golpeó la mesa y su rostro se puso rojo por el enfado:

- Ya la estuve buscando por los pueblos del monte Weather ¿cree que soy estúpido?

La mujer se sobresaltó ante la exaltación de su yerno, que se contuvo al sentir la mano del padre en su brazo:

- Ese Weather no, la isla Weather, allí nació y ahí se crío, una pequeña isla al norte de Canadá.

Los cuatro hombres intercambiaron miradas. No recordaban que existiese dicha isla, Daniel se levantó de la mesa y fue en busca del atlas que estaba en su despacho y buscó entre as islas que aparecían cerca de Canadá y en efecto, casi era una pequeña mota en enorme mapa. Se pasó la mano por la cara, había perdido meses de su vida buscando a Costia por el monte Weather y resulta que estaba en otro lugar. Guardó el Atlas de nuevo y salió del despacho. Se pasó la mano por su cabello y se sentó de nuevo:

Aguas tranquilasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora