capítulo 39

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Cillian dejó pasar a la rubia que lo miró de arriba a abajo, aunque era difícil saber lo que pasaba por su cabeza, ya que no había cambiado su expresión, como si se cruzarse con una mierda y lo  mira con indiferencia. Cillian cerró la puerta de la habitación y con expresión de desconcierto se giró para mirar a la recién llegada y se señaló así mismo:

- ¿Es qué no piensas decir lo bueno que estoy?

Clarke dejó escapar una pequeña carcajada, a veces se la olvidaba lo descarado que podía llegar a ser Cillian, en un principio eso la atrajo, no lo negaría nunca, pero a la larga, llegaba a cansar que fuese tan vanidoso:

- te tengo muy visto.

- ¿Qué tal si me quito la toalla y te refresco la memoria?

Clarke puso la mano en señal de stop:

- ni se te ocurra.

Cillian rio entre dientes como si estuviera jugando, por eso le encantaba Clarke, era guapa, podía llegar a ser morbosa y tenía carácter, se acercó a ella hasta quedar a media distancia:

- me dirás que tu mecánica llega a tener mi tamaño.

Clarke entendió a lo que se refería y fue sincera, Cillian pasaba del tamaño medio:

- No- entrando en el juego y coqueta se acercó hasta posar sus manos en los pectorales de Cillian- Lexa no la tiene como tu- el abogado sonrió y se acercó dispuesto a besar a Clarke, pero antes de que sus labios se tocasen la rubia apartó su rostro y lo empujó- pero no es el tamaño es como se usa y en eso mi mecánica te da mil vueltas.

- ¡Ay!

Expresó y no es porque el empujón le hizo daño, le hirió dónde más dolía, su ego varonil:

- sí no has venido a reclamar mi escultural cuerpo...

Dijo acercándose hasta la ropa que estaba preparada sobre la cama y agarró sus calzoncillos, sé quitó la toalla . Clarke puso una mueca y apartó la mirada:

- por dios.

Musitó. Cillian terminó de ponerse los boxers ajustados de Calvin Klein:

- habías dicho que me tenías muy visto.

- pero tampoco es para que enseñes el culo.

- que yo recuerde, te fascinaba meterme el dedo mientras me la cupabas- Clarke bufó- ¿a que has venido?

- necesito que me ayudes.

Cillian se había puesto los pantalones vaqueros, aunque sin llegar a abrochar el botón. En cuanto escuchó la respuesta de Clarke le entró la risa:

- ya sabes cual es el precio a pagar por mis servicios y ya me has dejado clarito que no vas a pagar.

- Te ofrezco algo mucho mejor.

Cillian alzó una ceja y preguntó con incredulidad:

- ¿pasas directamente de la cena y me la chupas?

Clarke ignoró esa pregunta:

- te ofrezco fama.

Cillian se sentó en su cama y con expresión divertida pareció captar su atención:

- ¿Cómo pretendes hacer eso?

- hay gente siendo víctimas por una secta.

- en el mundo está lleno de sectas, Clarke.

Interrumpió Cillian mientras ponía los ojos en blanco:

- De la que te hablo maltratan a las mujeres y también hay abusos psicológicos, físicos y sexuales hacia menores.

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