capítulo 38

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Lastimosamente no pudieron seguir con los juegos en la ducha, Clarke acompañó a Aden al piso de abajo y Lexa se tuvo que duchar sola, siendo relevada por la rubia, aunque el agua caliente fue relajante, Lexa esperó a la rubia totalmente desnuda, bueno para no quedar helada esperó a la ojiazul tapada con una sábana. La mujer de cabellos dorados entró en la habitación con el pelo un poco húmedo, las gafas de pasta puestas y una toalla envolviendo su perfecta tez. Alguna que otra mota de agua brillaba sobre su piel. Cuando el azul cielo conectó con el verde salvaje de la selva hizo que ambas sonriesen, Lexa movió la mano e hizo unos movimientos con el dedo índice en plan "ven, ven":

- tenemos una conversación no verbal pendiente.

Clarke carcajeó, cerró la puerta con pestillo. Ya estaba más que segura de que Aden estaba bien dormido. Clarke en plan coqueta empezó a aflojarse la toalla y con movimientos sensuales dejó caer la toalla sintiendo la intensa mirada de Lexa que la miraba descarada con verdadera expresión de adoración. Se iba a quitar las gafas también pero Lexa puso señal de stop con una mano:

- no te la quites- dijo casi en un susurro, pues no había que olvidar de que su habitación estaba al lado- te hacen muy sexy- se mordió el labio inferior para ocultar su sonrisa pervertida- en plan secretaria morbosa o la primera dama de Estados Unidos apunto de dar un sensual discurso.

- y ¿qué prefieres que sea?- preguntó la rubia gateando sobre la cama y empezó a mover su mano por el muslo de Lexa- ¿a la secretaria morbosa? O ¿a la primera dama?

Lexa rio entre dientes y como si fuese una depredadora agarró a Clarke y con cuidado de no hacer daño rodó sobre ella hasta tenerla prisionera debajo de su cuerpo, la dio un beso apasionado, de esos besos que dejan sin aliento y aturden:

- prefiero a la secretaria morbosa que se convierte en la primera dama de EEUU tras seducir a la presidenta.

- tienes una imaginación muy calenturienta.

- Ajá.

Musitó la morena apartando los cabellos rubios para exponer su cuello y besarlo, su mano derecha acarició su cuerpo, por sus senos, sus pezones, su abdomen y cadera, sus piernas, como si con cada roce de sus yemas intentase activar las terminaciones nerviosas de todo su cuerpo, sus labios acompañaban a sus manos, dejando húmedos besos por todo se cuello, sus hombros un camino invisible que la guiaba hasta el canalillo. Clarke se mordió su labio inferior e intentaba controlar el ritmo de su respiración. Lexa aun no había acariciado directamente los puntos que más terminaciones nerviosas había y aun así estaba consiguiendo encenderla, solo con atender a todo su cuerpo con besos y caricias, comprendiendo que cualquier zona puede ser igual de erogena y sexual. La rubia intentó tocar a Lexa pero la morena aferró sus manos y entrelazando sus dedos las colocó por encima de sus cabezas junto a la cabecera:

- quiero tocarte- susurró la rubia con un hilo de voz- quiero chuparte.

- no- respondió en su oreja con voz ronca- esta noche el privilegio de tocar será exclusivamente mío.

Clarke curvó la comisura de los labios:

- ¿ahora vas de dominante?

Lexa no respondió verbalmente, pues retomó sus besos, como quien se dedica a catar vinos y asiste a una cata, Lexa disfrutaba de cada beso sobre su cuerpo como si fuese un sorbito. El sexo de Clarke ya cobraba vida propia, siendo el clítoris el corazón palpitante, humedeciendose más cuando el miembro endurecido de Lexa la rozaba.

Lexa que ya tenía los ojos oscurecidos y pupilas dilatadas, como Clarke y cada vez que ambas miradas conectaban parecían hablar otro idioma, cuyo lenguaje era sexual. La morena pasó su dedo índice sobre los labios de Clarke, ésta llena de erotismo sacó su lengua. Lexa siguiendo el juego lo introdujo en su boca, notando como la ávida lengua de Clarke jugaba mientras sus labios lo aprisionaban. Como si con eso la estuviera demostrando lo que podía hacer en otras partes de su cuerpo. Moviendo su pelvis tratando de crear fricción, pues Lexa parecía tomar su tiempo antes de ir al grano. Hasta que sustituyó su dedo por su boca y su lengua jugaría con la de la morena mientras que aprovechaba la humedad que había dejado en su dedo para acariciar su sexo, abriendo sus labios menores para rozar su hinchado clítoris:

Aguas tranquilasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora