Abby y Marcus llegaron justo cuando empezaron las primeras contracciones y molestias, sí, esos pequeños cólicos que experimentó Lexa en un pequeño tramo de tiempo, con la diferencia de que Clarke empezó un par de días antes, aumenta los dolores y molestias cada vez en menos tiempo. La última noche antes de ir al hospital Lexa durmió lo mismo que Clarke, pues intentaba tranquilizarla aplicando pequeños masajes en la zona de la espalda baja y dar apoyo a la rubia, que cada vez expresaba más sus molestias:
- ¿quieres tomar algo? ¿Una tila?
Preguntaba la ojiverde intentando no hacer notar demasiado su angustia. Le hacía ilusión que su hija estuviera apunto de nacer, eso no implicaba ver a Clarke en esa tesitura, abrazó a la rubia por la espalda, por su frente se podía observar como caía una gota de sudor:
- no, solo hay que tener paciencia- puso una mueca, la mano de Lexa pasaba por su espalda baja y por la tripa- sobre todo cuando empiece a dedicarte gritos de odio.
Lexa le dio un beso en la frente:
- no tendré nada en cuenta durante las siguientes 48 horas, creeme que yo también lo estoy pasando mal viéndote así.
Rompió aguas justo cuando empezó atardecer del siguiente día. Estaba siendo un procedimiento más lento de lo que llegó a imaginar la ojiverde, pues lo siguiente fue esperar a que dilatase, estaba en la camilla, colorada y sudando:
- No aguanto más, necesito la epidural.
Lexa que estaba sentada a su lado agarrando de su mano empezó a apretar el botón que llamaba a la enfermera que estaba de guardia:
- Enseguida vamos.
Escuchó desde el telefonillo:
- ya vienen de camino, cariño- intentó tranquilizar- tu respira- así como la enseñó en clases de preparto, ganándose una mirada asesina por parte de la rubia- o puedes centrarte en odiarme, también me vale.
Clarke respiraba sonoramente y más rápido de lo que debería, emitiendo un grito cuando tuvo otra contracción, aferró con fuerza la mano de Lexa, haciendo que la morena se retorciera:
- Suelta tu tenaza.
Suplicó Lexa controlando las ganas de llorar:
- ¿Qué pasa?
Entró una enfermera:
- AAAHHH, TE ODIOOO.
Gritó la rubia mientras apretaba más fuerte su mano:
- EPIDURAL- Suplicó Lexa entre llantos- PONLA LA EPIDURAL.
- voy a llamar al especialista para que revise su caso
Dijo la enfermera mientras ponía una mueca al ver el dolor en la expresión de Lexa:
- Antes ponme morfina o ayúdame a liberarme de su garza.
Clarke esbozó otro grito y soltó su mano:
- INÚTIL.
Lexa se sentó en la silla y se contempló la mano, la temblaba y tenía los dedos completamente rojos.
La niña nació en plena madrugada, de manera natural y sin cesárea, Clarke terminó exhausta y Lexa con un esguince en la mano, literalmente se la había hinchado y puesto los dedos como lorzas. Una niña completamente sana y energética, destacando únicamente su pelo moreno. En cuanto la tuvieron en sus brazos sintieron aunque sea un poco que todo lo sufrido mereció la pena:- nuestra pequeña Madi se ha hecho de rogar.
Sí, tras valorarlo en familia, al final escogieron el nombre que propuso Aden. No era un nombre que hiciera referencia a alguna mujer pionera, pero era un nombre que escogió su hijo así que equivalía a tener el mismo significado:
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Aguas tranquilas
FanfictionClarke vive en California junto a su hijo Aden y su madre Abby. Una noche regresa del trabajo y su madre le confiesa que aceptó una invitación de antiguos alumnos sin su permiso, obligándole a ir a su pueblo natal y desvelar el secreto que lleva gua...