capítulo 42

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Clarke podía llegar a entender un poquito a Lexa, era molesto sí, pero era como si la sociedad educaba para que fuese uno celoso, es decir, está normalizado y es el componente principal de más de una historia "romántica" si viese a Lexa abrazando a Costia no se mostraría conforme ni lo pasaría desapercibido, así que sí lo entendía.

Lexa la estaba mirando tan arrepentida, era muy expresiva en el sentido de que sabía transmitir bien sus sentimientos, con su mirada y sus gestos, hasta su respiración cambiaba, sería capaz de conmover a Hannibal Lecter antes de freír su cerebro y comérselo. Clarke alzó su mano izquierda y acarició su pómulo, tendría un trabajo osco y muy sucio, sin embargo su tez era suave y de tono rosáceo cálido:

- ya olvidemos lo que pasó hoy, aunque sí me gustaría que hablemos luego, cuando Aden no esté.

Lexa agachó la cabeza, cerró los ojos y asintió:

- ¿te ayudo con los platos?

Clarke curvó la comisura de los labios:

- Tú lavas y yo friego.

- También podemos ahorrar y comprar un lavaplatos.

Dijo la ojiverde arremangándose:

- ¿Para qué comprar ese trasto si tenemos dos manos?

- Comodidad.

- Consumo innecesario.

Dijo Clarke agarrando el trapo para secar y colocando el escurridor para colocar los cubiertos. Lexa no iba a comentar nada más al respecto, era como cuando apetecía comer algún dulce con chocolate, siempre saltaba con alguna "que si la salud" "que si la diabetes" "la obesidad infantil" solo quería un jodido donete.

El tema de los celos de Lexa estaban zanjados, pero no la decisión de Clarke de posponer la boda. Así que, en cuanto terminaron de recoger, la ojiverde despertó a Aden de su siesta y lo llevó a hacer su actividad extraescolar y ya de paso aprovechó en pedir un capricho. Clarke es atenta, pero a comparación Lexa aparte de ser complaciente con los demás inconscientemente lo era el doble con Aden, quizás porque sentía la necesidad de compensarlo por todos los años que no estuvo en su vida:

- ¿podemos ir el fin de semana que viene al continente?

Preguntó con voz inocente mientras Lexa conducía:

- ¿Qué quieres hacer en el continente?

Aden se encogió de hombros:

- podemos ir al cine o a unos recreativos, puede venirse Hope.

Lexa curvó la comisura de sus labios:

- Bueno, eso ya depende de su madre.

- su mamá podría venirse también.

- ya lo iremos hablando esta semana, es una decisión que hay que tomar con mamá también.

- pero...- comenzó a decir con voz de inocente- me ayudarás a convencerla ¿no?

Lexa dejó escapar una carcajada y sin quitar la mirada de la carretera:

- Eres un pequeño liante.

No había obtenido el sí, pero tampoco había sido un no. La morena en realidad tenía la cabeza en la conversación que tenía pendiente con Clarke ¿esperar? ¿Esperar a qué? Costia había salido de sus vidas y muy a su pesar Baby también, hasta para alegría de la morena, el abogado engreído también se iba.

En cuanto dejó a Aden justo en la puerta del colegio se encontró con Diyoza que acercó a Hope a sus clases de danza. La mujer se ofreció a acercarlo a su casa y a Lexa le pareció buena idea, que su hijo jugase, aunque sea un rato con su amiga, según le decían sus profesores, Aden se llevaba bien con todos sus compañeros y era social, sin embargo, no terminaba de entablar una amistad como la que tenía con Hope, así que, por un rato entre semana no pasaba nada, aunque luego se les haría de noche intentando hacer los deberes.

Aguas tranquilasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora