Capítulo 47

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- ¿por qué dices que no va bien?

Preguntó Octavia dando importancia a las preocupaciones de su amiga, las había visto juntas esa misma mañana y aparentemente parecía que todo iba bien, pero solo era apariencias, bien sabía que en más de una ocasión que había tenido problemas de pareja con Lincoln ponían buena cara en publico: 

- No sé que la pasa, hace meses no paraba de abrazarme, de besarme, de hacerme el amor y ahora, cumple con los tipicos clichés de "me duele la cabeza" "no tengo ganas" y no dice que "ahora no que tengo la regla" porque esa no colaría. 

- A lo mejor- intentó encontrar una explicación la autora de novelas eróticas- le da miedo hacerte daño o tiene la absurda creencia de que dará al embrión un pollazo.

- No es eso- empezó a explicar la rubia- sé que la preocupa algo, pero no consigo llegar a ella- dejó escapar un suspiro abatida- no conseguí ni llegar a mi hijo que aparentemente también estaba cabreado conmigo por quedarme embarazada, no tengo don de gentes y me da miedo que sea algo grave y no saber estar ahí para apoyarla. 

Octavia agarró la mano en señal de confort, entendía que se pudiera tener ese miedo e inseguridad:

- No querrá preocuparte por tu estado, Clarke, he visto como te mira Lexa, ella te ama y creéme, que no será la que tenga muchos ligues pero alguna ha querido echarla el guante estos años y no se ha comprometido hasta que has llegado- Clarke curvó la comisura de los labios- dala tiempo y sin presiones, tampoco es bueno que se ande presionando demasiado. 

- Que hable con la mamasita de Ontari Fish, es la loquera ¿no?

Octavia cerró los ojos y tomó aire sonoramente, como contando mentalmente y acabando un un "dame paciencia":

- Raven Reyes, la bruja de la isla Weather, siempre tan dulce.

La castaña agarró una patata frita y se lo metió a la boca:

- Ah, es verdad, que soy bruja- se encogió de hombros y dijo con ironía- tráeme orin de sapo y te hago una poción para que se la ponga dura una semana. 

Clarke carcajeó, ya empezaba a replantearse en ver alguna de sus series eróticas, todo era posible que entre escena de sexo y escena de sexo soltase 20 chistes, todo era capaz que su audiencia se sacudiese la sardina durante los primeros cinco minutos y siguiesen viendolo por las carcajadas, pues como las antiguas películas vintage, que se montaban sus orgías, pero al menos había una trama. 

Lexa y Jasper estaban sentados en el taller, no había mucho trabajo, Jasper se tomó el atrevimiento de abrirse una lata de cerveza y Lexa una de fanta naranja zero, a un lado tenían un cubo lleno de pelotas de pin pon y se alternaban intentando encestarlas a otro cubo que había al otro lado del taller. Al final la ojiverde terminó comentando al chico sobre sus inseguridades: 

- No puedes seguir así jefa- dijo Jasper tirando una pelota de pin pon que no encestó- Lo hablas o terminará por explotar justo cuando no haya solución.

Lexa lo miró y bebió un poco de su refresco antes de responderle con desazón:

- ¿es que hay solución si lo hablo ahora? prácticamente tengo miedo de que el niño que está esperando no sea mío o que mi cabeza ya paranoica no para de imaginarse escenarios en los que Clarke y el desgraciado del abogaducho ese me la pegaban mientras que yo trabajaba. 

Jasper aun sabiendo que Lexa se iba a molestar dejó escapar una carcajada y dijo con un poco de mofa:

- Seguramente se enfade y mucho, a nadie le gustaría escuchar eso, sea verdad o mentira, pero oye, si sabes hablarlo y ella te quiere lo entenderá, tu la perdonaste que se fuera dos veces ocultándote la verdad ¿no? es hora que ella te haga ese feedback.

Aguas tranquilasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora