BETRAYED [1 y 2]❝jjk

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Sus oscuros ojos se toparon con la magnificencia de la entrada al clan de Jeon. Había investigado tanto como pudo sobre las medidas de seguridad que el lugar poseía, también tenía fotografías de cada esquina, no había otra manera de entrar más que por el frente, así que tendría que crear disturbio, pero utilizaría ese escándalo a su favor para infiltrarse y posterior a eso, esconderse muy bien hasta que el momento de la verdad llegase.

Ellaí tenía miedo, no iba a negarlo, en todos sus años trabajando para Minho, ni una sola vez había tenido que enfrentarse a un alfa de la categoría más alta, asesinó personas, alfas comunes u otros betas, pero nunca pudo hacerle frente a un hombre con tal fuerza.

Por eso él no podía verla, ni por asomo podía arriesgarse a que ese alfa la descubriera o le enviarían su cabeza en una caja a su jefe para que lo pensara dos veces antes de volver a intentar atacarlo. Cerró los ojos y apretó con fuerza sus puños antes de volver a cubrir de la nariz hacia abajo, solo sus ojos quedando visibles, caminó hasta la entrada, los guardias notaron su presencia, todos alfas.

—¿Está aquí para las pruebas?— le preguntó uno de ellos, Ellaí parpadeó, asintiendo lentamente—Si se apura, podrá alcanzar al resto del grupo. Adelante.

Y le abrió la puerta, dejándola pasar sin ningún tipo de forcejeo o interrogatorio del porqué de su apariencia sospechosa, se sintió aliviada en el fondo, no quería lastimar a nadie que no lo mereciera.

—Gracias.

El alfa se quedó viendola, dejó salir una tonta risa antes de asentir y cerrar la puerta cuando Ellaí entró.

Ahora el escenario era uno totalmente distinto al de la entrada, caminó unos cuántos pasos, habían tantas personas, pensó que tal vez estaban esparcidas por algún tipo de celebración o costumbre del clan, sabía por boca ajena que aquella manada era conocida por sus fiestas y crear barullo entre los demás clanes pues eran bastante ruidosos a la hora del festejo, fuese cuál fuese el motivo, todos en el exterior se enteraban.

Recordó su ruta, directo a la casa del alfa Jeon, ajustó su cubrebocas, limpió el sudor de sus manos y continuó adelante, Ellaí solía tener esos limbos mentales, creía que lo usaba a manera de distracción, para evitar pensar en que tenía que hacer cosas como esa para sobrevivir, sus compañeras beta seguramente pensaban que ella disfrutaba mucho de ser la favorita del jefe, pero era todo lo contrario, a veces la asustaba pensar en que llegaría el día en el que él decidiría pasarse con ella y tomar su cuerpo como tanto lo deseaba.

No quería que ese día llegase, ojalá pudiera escapar, pero una vez en ese mundo, podías despedirte de tu libertad, se lamentaba, pero vivía gracias a ello, así que no tenía opciones.

Finalmente vio la gran casa de Jeon, parpadeó, sintiéndose mareada por breves segundos, escuchó voces, parecía que él alfa saldría a concretar cosas pendientes, la casa no tenía seguridad, no era sorpresa, ese hombre no necesitaba quien lo cuidase. Corrió hasta la parte trasera del lugar, encontró otra entrada y sin realizar el más mínimo ruido, pues ser silenciosa era una de sus cualidades, entró, blanqueando los ojos pues de nada servía poner el seguro en la puerta delantera y si la trasera estaba accesible para el público.

Sacudió la cabeza y volvió a ajustar el cubrebocas, los aromas de Jeon estaban en todo el lugar, lavanda y madera. Era la primera vez que identificaba el olor de un ajeno. Su estómago se revolvió, tuvo que sostenerse del marco de la puerta pues la sensación de mareo se hacía más intensa. Escuchó pasos e intentó moverse para esconderse, pero todo daba vueltas.

Con la mirada al suelo, vio un par de botas negras, su mirada ascendió por toda la anatomía del desconocido hasta que encontró un par de ojos brillando en rojo y sintió el aire estancarse en sus pulmones.

—¿Qué hace una omega desconocida en mi territorio?

Todo se tornó borroso, Ellaí parpadeó buscando arreglar su vista, pero el dolor en su vientre era tan intenso e insoportable, que terminó desmayandose debido a este.

*Emoción*