Capítulo 23 -el beso-

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El día esta hermoso, luego de dejar a Iba en el jardín, voy caminando hacia la empresa, me he puesto un vestido y zapatos muy altos, me era imposible andar en bicicleta con este atuendo, mi cabello se mece por la brisa templada que me impacta de frente, por lo visto hoy tendremos un día bastante caluroso. Cuando estoy por cruzar la calle un auto que frena de golpe me intercepta haciendo frenar mi andar, la ventanilla del piloto se baja de a poco, la cabeza de mi jefe se asoma y con un rostro lozano y ojos chispeantes me dice;

-Buen día bonita, ven sube... que quiero llevarte a un lugar tranquilo antes de ir a la oficina. -

-Hola galán- y mientras subo al auto le pregunto en dónde queda ese lugar, su repuesta; -ya lo verás-

Durante el viaje que no duró más de quince minutos solo me propuse a observarlo por completo; su rostro, sus brazos, como se marcaban sus músculos en cada movimiento al pasar los cambios, sus largas piernas parecen que no tienen fin. Él solo me miraba de refilón, de tanto en tanto, sin decir nada, solo llevaba dibujada una bella sonrisa.

Llegamos a un lugar del río que yo no conocía, hay árboles y unas hermosas plantas tupidas de bellas flores blancas, su fragancia es exquisita. Ibrahim me ayuda a salir del auto y tomándome de la mano me lleva hacia la rivera, a pesar de ser un río su agua se encuentra inusualmente transparente, el aire que traen las olas es cálido, mueve ligeramente mi cabello y la falda de mi vestido, sin soltarme la mano y mirando hacia el horizonte, Ibrahim me dice;

-Zirel, mira aquí comienza el río y parece no tener fin, así es mi amor por ti. - girándose y tomándome por la cintura y sin quitar su mirada de la mía sigue hablando;

-Te amo...quiero que seas mía...voy a besarte...-

-me estás pidiendo permiso...para besarme-

-no- dice con una sonrisa audible y afianzando sus manos más en mi cintura me eleva para luego besar mis labios tiernamente, nos separamos tan solo unos segundos y sin quitar su mirada de la mía dice;

-estas preparada para comenzar algo conmigo...ser mi novia...mi esposa. -

No respondo verbalmente sino con un movimiento de cabeza le hago saber que sí, que estoy lista para ser su novia, y tomándolo con mis manos por el cuello y estirándome lo más posible me acerco a sus labios, él me sostiene con tenacidad y nos besamos desenfrenadamente, su aliento...su lengua...sus labios jugando con los míos nos desbordan de placer, mi cuerpo se siente terriblemente colapsado por esta sensación placentera, excitante y nueva que lo cubre por completo. Luego de terminar el beso, que de por cierto duro una eternidad, Ibrahim me alza por la cintura y sin soltarlo del cuello me lleva hasta el auto, me apoya con delicadeza sobre el capot y corriendo mi cabello hacia atrás para luego sostenerlo con una mano, arremete con locura mis labios, su beso me descontrola, con mis manos recorro su espalda para luego sostenerme de su cintura, él por su lado con su otra mano acaricia mi espalda, nuestros cuerpos se mueven al son de este beso candente, jugoso...tan esperado y tan disfrutado. Siento que me voy a desmayar por esta sensación de disfrute...como gozo, me siento tan, pero tan bien, placenteramente sublime.

Luego de besarnos por un buen tiempo, decidimos hacer un alto, mi barbilla me arde apenas un poco, creo que será por la barba al ras que lleva Ibrahim, mis labios se sienten hinchados, rio a carcajadas cuando veo los labios de él, se encuentran terriblemente hinchados y colorados.

-No te rías tanto bonita si te vieras tus labios te pondrías roja de pudor!!-

me bajo con urgencia del capot y mirándome en el espejo retrovisor de la puerta del auto me tapo la boca con la mano izquierda de ver mis labios tan hinchados y la piel que los circunda totalmente colorada. –¡no pasa nada en unos minutos todo volverá a su tono normal! -

subimos al auto para ir a trabajar, acomodo mi cabello y enroscándolo en una Bic me hago un rodete, cuando termino me doy cuenta que él me observa con ternura y asombro.

- ¡Qué...la Bic es una lapicera muy eficaz a la hora de sostener el cabello!. -

-eres hermosa Zirel, no quiero parar de besarte. -

Él me besa, yo acompaño ese beso, con mis manos jalo su cabello por la parte de atrás, Ibrahim reclina mi asiento mientras me besa y apoyando más su cuerpo sobre el mío con su mano izquierda recorre el contorno derecho de mi cuerpo, pasando por el hombro para luego ir por el comienzo del pecho, bajar a la cintura de ahí a la cadera directo a la rodilla para luego subir y apretar con firmeza mi cintura. Siento que voy a estallar de placer; por momentos siento escalofríos y corrientes eléctricas que se entremezclan para acentuarse en mi estómago y finalizar en mi pelvis. Uff, uff estoy que ardo de deseo, sino frenamos creo que terminaremos teniendo; él una erección, si ya no la tuvo ya y yo me pondré más ardiente hasta no poder soportar más...

Dejamos de besarnos, el sigue inclinado hacia mí con su mano recorre el escote de mi vestido, sin tocar la piel, solo la tela, respiro profundo, -madre mía!!!- me lo que quiero devorar a besos y a mordiscos con lo que me hace... nos miramos...su respiración es gutural, la mía es errante, luego de recorrer lentamente el borde de mi vestido desde el escote hasta la cintura vuelve hacia arriba por el mismo camino para llegar a mi labio inferior y acariciarlo con su dedo pulgar, siento que me desarmo, -socorro que muero por sobredosis de goce- nuestras miradas están que se salen de orbita y antes que pudiera decir algo, él habla;

-te amo, quiero que seas mía...si estás de acuerdo quiero que nuestra boda no se tarde demasiado...si en nuestro primer beso estamos así, será una tortura hacerla esperar mucho...no te parece? -

-creo que tienes toda la razón...- y mientras me siento correctamente Ibrahim coloca el asiento en posición normal, me acomodo la ropa, y también el cabello.

-¿te parece preciosa? Por ahora trataremos de no exponernos tanto...vamos a la empresa... luego veremos cuando pondremos fecha -

-me parece genial-

Y poniendo primera partimos hacia la empresa, yo con una sonrisa enorme dibujada en mi rostro y feliz porque el amor me embargó de una forma espectacularmente excitante.

72 horasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora