Capítulo 9 -tiempos difíciles-

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Sentado en el sillón que se encuentra en el cuarto de Ibrahim observo a mi hijo, mi espíritu se encuentra abatido, triste de verlo así. Hace un mes que despertó, pero se encuentra tan deprimido que parece un vegetal, habla muy poco, no quiere afeitarse ni cortarse el cabello, se alimenta muy poco; cuando viene su fisiatra Andrés, él es un profesional muy carismático, no siempre logra que Ibrahim realice algún ejercicio por sus propios medios, pero sí consigue que mi hijo le permita asistirlo con ejercicios pasivos y eso por el momento es suficiente.

Luego que despertara por el sedante que le habían dado cuando abrió sus ojos por primera vez, nos encontrábamos solos en el cuarto, mi hijo por primera vez en tantos años abrió su corazón ante mí y relató todo con respecto a los tres días que vivió en ese pequeño confinamiento con ella, con ojos tiernos describía cada momento pasado con ella, pero su rostro se endurecía al no poder recordar su nombre...del rostro de ella solo le venía una imagen difusa en la que podía divisar sus ojos negros tal cual el ónix, según él y sus labios carnosos, respiraba profundo luego de cada oración y a continuación me declaraba otra cosa, de que todavía lleva en su respiración el perfume de su mujer. Según Ibrahim recuerda casi todo lo vivido con ella, pero le indigna no poder recordar su rostro por completo al igual que a su nombre. Luego de rogarme que investigara sobre ella, lo cual hice, lo más difícil fue declararle que la joven que habían encontrado cerca de él, no solo estaba sin vida, sino que no se sabía nada de ella; para darle semejante noticia habíamos arreglado con Gabriel decírsela juntos, y claro los enfermeros estaban listos por si debían inyectarle calmantes.

Todavía llevo grabado en mis pupilas el rostro de mi hijo, un rostro desfigurado por el dolor que lo abordó al escuchar que su esposa no había sobrevivido y ni siquiera podría ir a llorarla porque no recuerda nada sobre su identidad, los ojos de Ibrahim se tiñeron de un negro profundo que denotaba en el estado oscuro, depresivo en el cual estaba comenzando a caer aún más. Luego de unos segundos abrazándolo fuertemente y apoyando su cabeza sobre mi pecho le dije;

-llora hijo mío...llora y despréndete de todo ese dolor que oprime tu alma. -

Ibrahim lloró como nunca, mi corazón se estremeció en cada llanto emitido por él, mientras lo hacía con una voz cargada de culpa y dolor. Me declaró:

-Padre, todo mi pecado cayó sobre mí, como una avalancha que oprime mi pecho, siento que muero, yo debería estar muerto y no ella.

No respondí nada, solo lloré junto a él. Gabriel luego de unos minutos también se sumó al abrazo. Cuando Ibrahim terminó de despojarse de la última lágrima, se abandonó a un estado de mortandad...no quería ver a nadie, a veces dejaba entrar a su amigo.

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Isaac

Mis pensamientos son interrumpidos por la entrada a la habitación de Gabriel, luego de saludarlo y decirle que todo sigue tal cual que ayer me retiro para tomar un café y darles privacidad.

Luego de una hora decido subir al cuarto, entro y una sonrisa se forma en mi rostro al ver a mi hijo sentado en la cama con las piernas hacia afuera, se encuentra expectante de lo que pudieran decirle a su amigo a través del móvil. Cuando Gabriel corta la llamada esbozando una sonrisa le dice;

-Todo listo amigo, mañana vendrá Enzo para comenzar a esbozar el tatuaje que quieres, y en cuanto te den el alta podrán comenzar a realizarlo. -

Ibrahim sonríe, su sonrisa, aunque es austera me parece de lo más hermosa, hasta hace una hora atrás estaba sumergido en una depresión profunda y ahora están hablando de realizarse un tatuaje!

Miro con asombro a Gabriel y con un gesto de ojos le hago saber qué fue lo que pasó para que mi hijo estuviera así, Ibrahim al instante se apercibe de mi incertidumbre y me dice;

-padre mi amigo supo cómo llegar a mi corazón y me aconsejó hacer las cosas que a ella le hubiese gustado hacer, por supuesto ella no quería hacerse un tattoo, al contrario, creo que no le gustaban, pero cuando le comenté que me haría una cobra en la espalda, ella me sugirió hacerme un león...el león de la tribu de Judá... (Ibrahim se queda por unos segundos con su mirada tildada en algún punto de la pared)

-qué bien hijo!!-

Mis palabras lo traen de vuelta a la conversación;

- ¡Padre necesito que hables con tu pastor y arregles todo para que en cuanto termine la rehabilitación de mi pierna, desde mañana me pondré las pilas con Andrés, quiero ir para Turquía a colaborar en la Obra misionera con el pastor Ibrahim Yilmaz! -

- ¡por supuesto hijo, me pondré en contacto y arreglaremos todo para que puedas ir! -

Sé que con Sara nos costará desprendernos de nuestro hijo cuando parta para Turquía, pero creo que ella al igual que yo preferiría mil veces esto a que siga con ese estado vegetativo que lo tenía cautivo hasta hace una hora atrás. ¡¡Gracias mi Dios!! Digo mentalmente y me retiro al pasillo para llamar a mi esposa y contarle las buenas nuevas y luego ponerme en marcha para arreglar todo con respecto al nuevo proyecto de Ibrahim;¡¡¡sí, él tiene un proyecto...y eso es genial!!!

72 horasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora