Capítulo 42 -confesiones profundas-

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Ibrahim

Zirel se encuentra en el living tomando un café con las hermanas de la iglesia, podría haber entrado por la puerta de adelante y saludarlas pero realmente estoy exhausto solo quiero entrar a mi cuarto, tomar una ducha y luego relajarme...quizás ver un video de informática que tengo pendiente...o tal vez poder conversar con mi esposa...y si se da...por qué no... besarnos... ambos deseamos hacerlo con más precisión... pasión... desde hace tiempo, pero estos últimos días han sido bastante ásperos...distanciamientos innecesarios entre esposos por cuestiones externas...personajes que tratan de aportillar nuestro matrimonio...pero que estoy plenamente seguro que no lograrán lo que sea que estén tramando esos dos confabuladores. Dejo el maletín que suelo llevar a la empresa arriba del sillón, me desvisto y una vez que adecuo la temperatura del agua a mi gusto entro a la ducha; -que bien se siente caer el agua por todo mi cuerpo, lo aplaca...distiende mis músculos de toda la tensión del día, mi mente se relaja...lavo mi cabello y luego de enjuagar mi cuerpo por completo, decido quedarme un buen tiempo más bajo la ducha. En el preciso instante que el agua comienza a salir más fría, cierro el grifo, dejo escurrir un poco el agua de mi cabellera y cuerpo, salgo de la bañadera y en el momento que estoy tomando una toalla para comenzar a secarme, veo una sombra extraña, hago un paso hacia adelante y veo a Julies a un costado del marco agazapada observándome y además filmándome con su móvil. Cubro con ligereza mis partes más púdicas con la toalla y sin darle tiempo a escapar me llego hasta ella, de un solo movimiento le arrebato el artefacto y luego de buscar el video, lo borro. Estoy totalmente furioso, con voz pesada y cargada de rabia le pido que se marche de mi casa, ella no se inmuta solo me mira...no soporto esa mirada lujuriosa, muerde sus labios para luego lamerlo y terminar diciendo;

-Vamos Ibrahim por qué eres tan egoísta y no compartes conmigo ese cuerpo que me enloquece tanto, déjame secarte con mis labios, te aseguro que ellos y mi lengua te darán tanto placer que dejarías a esa insulsa de tu esposa-

Si ya estaba alterado con la presencia de esta mujer ni hablar de cómo me pongo con tan solo escuchar y ver ese rostro suyo al tratar de seducirme, realmente me da asco lo relajada que es. Poniéndome a una distancia considerable, no quiero siquiera que aproveche ningún descuido de mi parte por si los hubiere y concluya tirándose arriba mío, con una voz potente y con todo el peso de mi carga le digo;
-por favor Julies sal ahora mismo de mi casa...no te das cuenta que eres una mujer terriblemente repugnante, no tienes ni la más mínima decencia de respetar a mi esposa y qué es esa osadía de sugerir algo tan asqueroso en mi propia casa...en el cuarto donde duermo con Zirel...realmente eres un alma totalmente inmoral, perversa y oscura...-

-por favor Ibrahim, no te vengas ahora con eso del marido perfecto...tú y yo sabemos que en tus años de soltero eras exquisitamente promiscuo y no tenías tabúes con respecto; en dónde, cómo y cuándo y con quién te acostabas y follabas y de qué formas lo hacías...yo te vi años atrás con mi amiga Claudia...y déjame decirte que eras todo un potro salvaje...terriblemente sexual y desde allí estoy completamente caliente contigo...-

-suficiente si no sales de mi casa ahora mismo...te prometo que te sacaré a la fuerza si es necesario-

-no te alteres guapo, me voy sola y antes de que suba la tonta de Zirel...pero juro que yo tendré lo que tanto anhelo de ti...-

Paso por al lado de ella para ir al cuarto ya no soporto estar en esa parte del baño a pocos metros de Julies, ella me sigue por detrás y antes de pasar la puerta de salida del dormitorio poniéndose por detrás de mí me susurra;

-estoy tan caliente que no pararé hasta que me folles...-

-julies...-digo en un tono totalmente airado que aun yo desconocía que tenía.

-qué pasa Ibrahim, tus oídos son tan santurrones que no soportan escuchar la palabra follar...porque si ese es el problema puedo cambiarla por...coger...por qué eres tan avaro que no quieres compartir ese cuerpo tuyo con otra mujer que no sea Zirel...si antes lo hacías con tantas, por qué te niegas ahora-

-ese hombre murió hace años ahora soy uno nuevo en... (ella interrumpe mi hablar)-

-shhh, por favor no sigas...se lo que sigue...bastante tengo con los sermones dominicales y de tu esposa para escuchar los tuyos. Cómo es posible que tú siendo un hombre de mundo aún no te hayas dado cuenta; que soy víctima de tu hombría y tu sensualidad es mi perdición, el deseo ardiente que me consume por poseerte es mi suicidio...soportando la religión y la amistad de Zirel tan solo por estar cerca de ti-

Trato de contenerme...serenarme... las cosas que dice esta mujer realmente son salida de una película de terror...

-Por favor Julies sal de mi casa-

-Ves...cómo no quieres que te ame y te odie a la vez, tienes una facilidad de mutar el aspecto de tu rostro, puede estar cargado de cólera y al rato transportar serenidad, tu indiferencia y rechazo constante me hacen sentir tan sucia...tan inmoral como nunca nadie lo había logrado ni siquiera tu religión. Te odio Ibrahim Lang, odio tu linda familia, a tu hijo...porque no me lo hiciste a mí y sobre todo a tu bella esposa-

-suficiente... ya no quiero escucharte más...es la última vez que te lo pido amablemente...sal de mi casa-

Increíblemente esa mujer salió del cuarto sin decir ninguna frase más, sé que en la salida se cruzó con mi esposa porque las escucho hablar; luego de secarme comienzo a vestirme solo falta ponerme la remera en el momento que lo estoy haciendo entra Zirel y comienza a cuestionar que fue lo que sucedió...trato de no alterarme ya había tenido suficiente con Julies y ahora tener que escuchar a Zirel...estoy al borde del hartazgo de la locura de Julies y la necedad y envanecimiento de mi esposa. no con la tranquilidad que hubiese querido le cuento lo acontecido sin tanto detalle de lo que me dijo esa mujer y dejando bien en claro del por qué no quiero que se junte con esos personajes; doy la sentencia; no más reuniones...no más amistad. Para mi poca sorpresa como era de esperar Zirel no solo se opuso, sino que también que con antelación siendo envenenada por esa arpía, decidió irse unos días del padre, retornando a casa el mismo día que llegara Iba. Hace tanto tiempo que no me sentía abrumado por tanta cólera por la terquedad, necedad...imprudencia, atrevimiento de algunas personas que siento que pierdo el control...pero no lo haré, acudo a Aquel que puede socorrerme a mi Dios...ya no quiero más discutir con mi esposa...y con todo el pesar, de saber que estará rodeada por esos lobos unos días y yo no estaré al lado de ella como me gustaría, no me opongo y la dejo hacer lo que quiere. El jueves luego de despedirnos de Iba ambos fuimos hacia la empresa, cada uno en su vehículo, luego de eso ya no nos cruzamos en todo el resto de la jornada laboral, Zirel tuvo que venir a casa porque teníamos una video llamada con nuestro hijo, cuando terminó ella acusó que debía irse rápido porque irían a cenar sus amigos, me puse como loco...saber que ese baboso estaría con ella...vaya a pensar uno con qué se saldría para poder aprovecharse de mí esposa, tan solo pude calmarme cuando Juan me dijo que él estaría presente y tan solo se retiraría cuando se fueran esos maquiavélicos. Esa noticia fue como una corriente de oxígeno para mis pulmones que se paralizaron comprimiendo a mi corazón, por la noticia fatal.

El viernes aproveché para asistir a reuniones laborales que habían quedado pendientes, de todas formas, a través de la aplicación que tengo en el móvil entraba de tanto en tanto a las cámaras de seguridad para verla, la extraño tanto...si tan solo supiera lo que estoy sufriendo por su ausencia y terquedad...cuando digo ausencia no solo lo digo por lo corporal sino también por sus memorias...

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Me despierto como es mi costumbre bien temprano, luego de pasar al baño, voy a la pérgola a orar seguido de mi fiel amigo Life, (Batata se encuentra confortablemente dormida en la cama de Iba). Eso me lleva aproximadamente una hora, sigo con mi rutina, ejercicios y luego una reconfortante ducha para luego desayunar, bebiendo mi café matinal tomo el móvil, y veo una llamada perdida de Zirel...como no atendí me dejó un corazón grande. Una sonrisa de enamorado se me forma en mi rostro. Eso fue suficiente para llamarla... no solo una vez sino unas tres veces durante la mañana, pero el resultado fue negativo. Juan vino a casa para almorzar y también para ponerme al día con algunas cuestiones resientes sobre las amistades de mi esposa, me pasa la dirección del boliche en donde irán por la noche, que, por supuesto yo también iré para cuidar a Zirel a la distancia, y protegerla si fuere necesario. Al marcharse Juan, tomo mi móvil y llamo a mi esposa, ella me atiende; - como me puede con su sinceridad- esa es una cualidad tan sublime en ella; decirme que me extraña y que deseaba escuchar mi voz me llena de amor, quedamos que hablaríamos mañana, a lo cual le respondí por qué no por la noche...y nuestra comunicación fue abruptamente interrumpida por esa víbora que sabe que le queda poco tiempo y no pierde tiempo a la hora de distanciarnos.

72 horasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora