Capítulo 31 -Día feliz y no tan feliz-

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Cuarenta días han pasado desde el accidente de Zirel, como todas las tardes con mi hijo vamos a visitarla, a penas salimos del ascensor Iba sale corriendo para llegar antes a la habitación de su mamá. Paso por enfermería y saludo a las chicas, Andrea, la jefa de enfermería me avisa que el doctor Smith todavía se encuentra en el Sanatorio, pasará a vernos en unos minutos, luego que le agradezco la información, sigo mi camino, llego a la puerta de la habitación, escucho a Iba hablar con alguien...debe ser con alguna enfermera, llamo a Teresa para darle unas directivas para mañana, corto la llamada mientras voy abriendo la puerta, cuando termino levanto la vista para ver quien se encuentra en la habitación además de Zirel y nuestro hijo. Mi corazón casi se paraliza al ver a mi esposa sentada en la cama con las piernas hacia fuera, ella se encuentra de espalda a mí, Iba sentado en la silla enfrente de ella, sonríe mientras escucha un cuento de los labios de su madre, cuando el pequeño se percata de mi presencia le hago un gesto de que no me descubra y lentamente me voy acercando hacia ellos. Mis ojos se encuentran embargados de emoción esa emoción que sacude mi cuerpo con cada paso que doy y me voy aproximando a mi mujer, la cual amo con locura. Ella levanta su cabeza y busca mi rostro al instante que se apercibe de mí presencia, enfrentados... no digo nada solo la observo y agradezco en silencio que despertara mientras lágrimas de felicidad se escapan de mis congestionados ojos alborotados por lo que ven.

-hola- dice ella asombrada

-hola bonita, no te imaginas lo feliz que me encuentro!!!- al finalizar me acerco a ella para besarla, pero ella esquiva su rostro.

-Qué sucede bonita!!- digo mientras trato una vez más de besarla, pero esta vez ella me frena poniendo sus manos en mi pecho.

-disculpe señor...no lo conozco...quién es usted, acaso es el padre de este niño? - su rostro luce confuso y serio.

-Dale Zirel, no hagas este tipo de bromas...- su rostro sigue de piedra y se tensa cada vez más entonces sigo;

-Bonita como puedes olvidarte de tus amores!!-

-no sé de qué me habla señor...le voy a pedir que se retire de mi cuarto-

Comienzo a ponerme tenso, la tomo por los brazos y con un movimiento suave la levanto acercando su rostro al mío, y le digo;

-bonita acaso no recuerdas estos ojos que tanto amas... (ella sigue estupefacta y ahora comienza a ponerse más rígida) soy yo Ibrahim, tu esposo y él es nuestro hijo Iba-

-no los conozco...que yo sepa no estoy casada, como podría estarlo si estoy en el último año de la preparatoria, creo que el que me está haciendo una broma de mal gusto es usted...por favor suélteme y salga de aquí. -

Me envuelve un sentimiento de desesperación de ver que Zirel no reacciona entonces solo pienso de que si la beso quizás entre en sí. Beso sus labios suavemente, pero ella comienza a golpearme y cuando separa sus labios de los míos comienza a gritar como loca, que alguien la ayude, Iba solo nos observa. Trato de calmarla, la siento en la cama, pero cuanto más trato de contenerla ella se desespera aún más, no deja de gritar y de mover sus miembros superiores para alejarme...llama a su padre a voz de cuello. Entran a la habitación mi suegro junto a un médico y una enfermera; me separo de ella y tomando a Iba a upa tan solo miro como el padre trata de calmarla, entre tanto ella protesta por todo lo sucedido y reprocha; -por qué, seguridad dejó entrar a un loco como ese a mí habitación- la enfermera le coloca un calmante mientras el doctor, junto a Miguel tratan de calmarla...de explicarle la situación.

Salimos de allí, siento a Iba y al lado de él me siento yo, colocando mi codo izquierdo sobre mi rodilla me llevo la mano a la frente y pienso en qué vendrá a parar todo esto...despego mi mano de la frente cuando siento la tierna mano de mi hijo acariciando mi mejilla lo miro y lo abrazo con fuerza, él me dice;

-Papá no estés triste por mamá, ella necesita tiempo...para poner en orden su cabeza y cuando lo haga, todo será como antes, por un poquito (hace un gesto con sus dedos pulgar e índice) de tiempo no nos reconocerá, pero lo hará... te lo prometo pa, yo los voy a cuidar-

Si ya estaba estupefacto por lo sucedido ni hablar con las palabras tan sencillas y a la vez adultas de mi hijo, no cuestioné nada de lo dicho solo nos quedamos abrazados hasta que su abuelo vino a vernos.

Miguel me pasa las novedades, Zirel había despertado, pero ella cree que tiene dieciocho años por lo tanto está cursando su último año en la preparatoria, (lo mismo que me había dicho a mí hace un rato) su padre le explicó todo lo sucedido...ella no dijo nada, solo acotó que por hoy no quería ver a nadie más, pero que mañana me recibiría para hablar...sobre nosotros...la familia. Con mi suegro quedamos en no contarle el tema del accidente del shopping, para no confundirla más. Estamos muy felices de su despertar, pero en nuestras almas dos sentimientos anidan, uno positivo y otro totalmente opuesto...tristeza por ella haber perdido su memoria y a eso sumarle la incertidumbre si de algún día se acordará de esa parte de su vida vivida con nosotros... Iba y yo. Mañana vendremos a verla y también traeremos fotos... para ver si quizás pudiera recordar algo. 

72 horasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora