Zirel
Sentada sobre la mesa de la cocina de Miguel mi corazón sube y baja como loco, mis labios y cuerpo anhelan con locura y desesperación que mi esposo no deje de besarlos y tocarme de la forma que hasta tan solo unos minutos atrás lo estaba haciendo; -cómo puede dejarme en este estado...y después yo soy la cruel...madre mía cómo pude ser tan tonta...siento que muero de amor por este hombre y no lo digo solamente por lo que su pasión provocó en mí...uff realmente fue un tsunami de amor... un voltaje sexual que me superó- Sino que él abrió su corazón de tal forma que sus palabras llegaron a disipar toda esa ceguera estúpida que hasta hace un rato me hacía tomar decisiones tontas y muy peligrosas...su corazón lastimado y abatido ahora debía ser restaurado...yo había sido la causa de tanta aflicción...con la ayuda de Dios no solo sería restaurado sino que formaríamos una nueva relación, ya no hace falta que recuerde de lo vivido con él, aunque si lo hiciera en algún momento sería genial...ahora es tiempo de una nueva etapa...a mi mente vienen imágenes vividas con él desde el primer momento que desperté del coma, su forma de tratarme... de mirarme...de protegerme...de ser paciente...suspiro porque siento que muero por mi estupidez...cómo no me di cuenta antes...tan cegada estaba...gracias Dios por librarme de semejante necedad...quiero llorar pero no quiero hacerlo delante de él, se pondría mal y ya bastante daño le había causado, luego de darle indirectamente la respuesta a su pregunta subo a mi cuarto para vestirme para ir juntos a la iglesia.
Sentada al lado de Ibrahim escuchamos el sermón que con tanta pasión predica el pastor, mi corazón despierta del sueño en que lo había dejado caer antes de venir aquí, tengo ganas de llorar y liberarme de todo aquello que lo oprime, le susurro a mi esposo que debo ir al baño y levantándome salgo lo más rápido posible, las lágrimas se agolpan en mis ojos y quieren salir a toneladas siento que no puedo contenerlas más y antes de entrar al baño comienzo a llorar descontroladamente, caigo de rodillas y pido perdón a mi creador por todo lo malo que he hecho y por todo aquello bueno que debía haber hecho y no hice, su rostro viene a mi mente...el hermoso, cálido y amoroso rostro de Ibrahim producen en mí un sentimiento de culpa, arrepentimiento, lloro con más congoja y un sentimiento de tristeza me supera a tal punto que las compuertas que antes sostenían parte de aquellas lágrimas rebeldes ahora se quiebra por completo haciendo mi pena aún más pesada. Agradezco a Dios por su amor y perdón, por haber contenido a mi esposo, por haberle dado esa fuerza y entereza para no desviarse del camino...mantenerse firme en sus convicciones, yo había sido la tonta que lo impulsaba constantemente hacia el peligro andante de Julies, con mis constantes caprichos de que ella formara parte de nuestras vidas...no me deba cuenta de cuanto lo estaba exponiendo a ser absorbido por su lujuria; ella es tan bonita, sexual y libertina que es muy difícil no caer en sus encantos...su cabello largo y brilloso como el campo de trigo justo para la cosecha te hace querer acariciarlo, sus ojos del color de la esmeralda teñidos con una pizca de picardía te invitan a fantasear...y ni hablar de su cuerpo bien dotado y que ella lo sabe lucir bien usando prendas que marcan hasta la más vergonzosa curva aunque no quiera ser vista. Su voz es un canto a la lívido, casi todos los hombres que se había propuesto llevar a su cama habían caído bajo su hechizo sexual y digo casi todos porque el único hasta ahora que no había cedido ante sus encanto había sido mi esposo, es por eso que está tan obsesionada con él y conmigo...que tonta había sido...- gracias Señor por el esposo que me has dado...gracias por darle entereza y que no la viera con ojos lascivos...- lloro y sigo llorando por la tristeza que me embarga y por mi estupidez y el pecado que me sobrepasa; la tristeza según Dios es para arrepentimiento, no así la que provoca el mundo que es para muerte...el alivio llega cuando sé que no solo tengo el perdón divino sino también el de él, había tomado una decisión y como dijo él sería el comienzo del fin; el comienzo de enamorarme de él, de acercarme a él, de restaurar nuestro matrimonio y sería el fin del valle de la inconciencia y de la nada que hasta hace tan solo unas horas nos separaba.
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72 horas
RomanceIbrahim Lang es un joven empresario, autosuficiente y ateo. Ella, Zirel Smith es una joven cristiana que su vida gira alrededor de su padre, su amigo Juan, la iglesia y sus estudios. Una catástrofe hará que sus vidas se cruzen...se conocerán, se ena...