Capítulo 24 - Tiempo en familia

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Ibrahim

Un mes ha pasado desde aquel primer beso...y que beso, casi derrapo por completo y la arrastro conmigo, en mi interior se despertaron deseos que hace mucho tiempo no sentía por nadie. Pero Zirel es tan única...solo ella y claro también mi primera esposa han logrado despertar ese amor perfecto de querer compartir mi vida con ellas, no solo por la parte sexual; el cuerpo de mi novia es perfecto, (su piel es dorada y tersa, piernas firmes, pechos...uff... terriblemente turgentes, conste que todavía no los he tocado, no hasta estar debidamente casados; toda ella es tan natural. Su cabello es largo y brilloso, su rostro angelical y sus ojos...esos ojos que me atrapan en lo negro de su iris y me llevan a un lugar especial de armonía, son perfectos). sino también por su persona en sí. Todo ella me fascina, su temperamento, su forma de ver la vida, lo que más me encanta es esa forma de no avergonzarse de su cuerpo y necesidades, con tanta naturalidad ve las cosas...es tan transparente...pero lo primordial de todo es que compartimos la misma fe, eso sí que es, yo diría sublime, perfecto, sin error.

Hoy nos vimos después de la reunión, en la iglesia, pero fueron tan solo unos segundos, Zirel tuvo que ir con su papá a su casa a buscar a Batata, para luego venir a casa a comer ese asado prometido y de disfrutar de la piscina, ya que tuvimos que suspender el otro domingo por mal tiempo. El día esta terriblemente caluroso, perfecto para estar en el agua y disfrutar del parque. Llegamos a casa, bajo del auto y tomo en mis brazos a Iba, que pidió venir conmigo, Life nos sigue por detrás. Vamos directamente hacia el quincho mamá viene hacia nosotros con una sonrisa enorme, ama a Iba como si fuera su propio nieto y ni hablar de mi padre, ambos quedan atontados cuando comparten un tiempo con el hijo de Zirel.

Mientras mi padre controla el asado mi mamá pone la mesa junto a Iba, yo por mi parte voy a mi cuarto a cambiarme de ropa, me pongo unos shorts de baño, una remera y en los pies unas cómodas ojotas, suena el timbre, abro la puerta y sonrío de felicidad de recibir en casa a la mujer que amo, a su padre y a Batata quien apenas puede se introduce en la casa buscando a su amigo perruno. Luego de darles la bienvenida los tres vamos hacia el quincho. Iba en cuanto ve a su abuelo sale corriendo a sus brazos, el señor Smith para poder levantarlo me entrega una bolsa que contiene unas botellas de vino tinto. Llegamos al quincho y luego de hacer las presentaciones formales, Zirel le entrega una tarta de manzana a mamá alardeando que ella misma la horneó para esta ocasión, Sara ni lerda ni perezosa acota que es mi favorita; es casi lo único dulce que como a la hora de compartir una buena taza de café, costumbre que adquirí en Turquía. El señor Smith le muestra los vinos a mi padre y entre charla y charla se dan cuenta de que el papá de Zirel si bien no lo entendió él personalmente cuando entró infartado al sanatorio, era Miguel quien guiaba a los médicos que estaban a cargo por medio de un video llamada ya que ese mismo día estaba en otra urgencia.

El almuerzo estuvo muy ameno, con Zirel nos cruzábamos miradas cómplices, Iba luego de terminar su almuerzo, comenzó a deambular de comensal en comensal comprándose a todos con su simpatía y ternura.

-bueno si no les molesta con Iba nos vamos a la piscina a nadar un poco. -

-claro hijo vayan a disfrutar del agua que la tarde está calurosa. - dice Isaac complaciente

-ve tú también Zirel, que nosotros nos quedaremos a charlar un tiempo más mientras tomamos un café, y luego iré a casa a descansar, paso por ustedes en la noche, si es que están de acuerdo. La voz de Miguel suena a cómplice junto con la de mi viejo.

- Me parece perfecto, no tengo problema... si Ibrahim está de acuerdo de aguantarnos hasta la noche. – dice Zirel con un tono simpático.

- ¡por mí, se pueden quedar a vivir y estaría encantado de la vida!! – respondo con una sonrisa

72 horasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora