Capítulo 38 -día dominical-

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Aunque Juan y mi esposo no dejan de decirme que Julies se trae algo entre manos, yo no les hago caso, para ellos eso de querer venir a la iglesia y con un amigo no les cierra...en cambio a mí me tiene encantada, saber que existe la posibilidad de que Julies cambie de rumbo en su vida y además junto a un amigo suyo me da esperanzas de nuevas de salvación para ellos. Como habíamos arreglado los esperé en la puerta de la iglesia, cuando llegaron los tres entramos y nos sentamos en el banco que suelo hacerlo junto a mi familia, como era de esperar Julies fue a parar junto a mi esposo y al lado mío su amigo Carlos. Luego de terminado el servicio, Ibrahim cruzó unas palabras con Carlos y al finalizar saludó de palabra y se retiró para ir por Iba que estaba todavía en la clase, en ningún momento cruzó palabra alguna con Julies solo para saludarla al final.

En cambio, yo me quedé charlando con ellos, Carlos nos invitó a almorzar a su casa, quería que viera un libro que no se encuentra en español y que quería que le tradujera, me negué a su invitación ya que sabía que Ibrahim no querría ir, aunque sé que si le pedía de ir sola él no se negaría, no era lo adecuado, en cambio Julies sí aceptó la invitación. Quedamos que el lunes pasarían junto a Julies por la empresa, luego del horario de trabajo para traerme el libro a traducir y ya que estaba compartiríamos un café y quizás podría hablarle más de Dios.

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Estamos en la cocina tomando un café con mi esposo entonces entiendo que es un buen momento para contarle de nuestro próximo encuentro con los chicos. Luego de hacerlo Ibrahim me dice;

-Zirel tú sabes que esos dos no me gustan para nada, pero si a ti te hace feliz verlos, no me opondré que los veas en la empresa, lo único que te pido es que no me exijas que hable con ella y menos con él...y ni hablar de que vengan a casa...-

-como tú digas Ibrahim...ya verás que realmente son buenas personas...-

-eso lo veremos, pero son muy oscuros y no veo indicios que quieran salir a la luz, para mí eso de venir a la iglesia no me cierra...-

-Ibrahim no seas tan rudo, sabemos que empezaste mal con Julies...ella es así...muy lanzada...además no sabía que eres mi esposo, desde que lo sabe no se te insinuó más...-

-no lo hizo porque no le doy lugar a estar cerca de mí...claro como es astuta en la iglesia logró sentarse cerca de mí porque entiende que no haría un escándalo allí y además ese tal Carlos no me gusta como te mira...su mirada no es sincera, es más noto un rasgo de deseo lujurioso hacia ti, y eso no me gusta para nada. -

Abrazo a mi esposo y con un tono jocoso le contesto;

-no seas tan celoso, yo solo tengo ojos para ti...y muy pronto antes de que lo que te imaginas volveremos a tener nuestro tiempo íntimo que tanto anhelas...-

-acaso tú no me anhelas...- me dice él mientras va acercando sus labios más a los míos.

-por el momento anhelo besar esos labios...- y antes que pudiera terminar la frase mi esposo estampa sus labios sobre los míos, su aliento dulce y el calor de su cuerpo...me pueden...ambos abrimos nuestros labios para besarnos con furia, pero debemos soltarnos cuando escuchamos a Iba;

-Ay mamá...uff papá que feo eso...como pueden los grandes besarse en la boca...-

Con Ibrahim al instante que nos separamos comenzamos a reírnos a carcajadas por el rostro de asco de Iba, yo lo levanto y lo beso por todos lados y luego se lo paso a su padre que no solo hace lo mismo, sino que le dice; -ahora eres muy chico para entenderlo, pero cuando seas más grande verás cómo te gusta. - Iba vuelve a hacer un gesto de repulsión y luego le pide a su padre de ir al parque para jugar a la pelota, cosa a la cual Ibrahim no puede negarse. El día termino y antes que pudiéramos seguir con aquel beso... quedé desmayada del cansancio en mi cama antes de que mi esposo se acostara a mi lado.

72 horasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora