Capítulo extra 62 -Zirel la mujer que amo- final 2

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Ibrahim Lang

Luego de haber bailado bien pegados con mi novia y de compartir con colegas nos disponemos a marchar con Zirel hacia su casa, Miguel había tenido que ir a ver a un paciente que se encuentra internado y me pidió sino podía llevar a su hija de regreso, como era de esperar no solo no me negué, sino que me encantó la idea de estar tan solo un poco más de tiempo con ella en lo que durara el viaje.

Llegamos a la casa estaciono el auto, apago el motor y lateralizando mi cuerpo hacia el lado de ella digo;

-llegamos bonita...entonces mañana en la cena de noche buena daremos la noticia a nuestros padres de adelantar nuestra boda...- acaricio con mi dedo índice su mejilla al terminar la frase

Zirel desabrocha su cinturón de seguridad para luego hacer lo mismo con el mío, no digo nada solo la miro con asombro, cuando termina mientras se sienta sobre mí choca su cabeza con el techo del auto, ríe como loca, yo inclino un poco mi asiento para darle mejor cabida

-eres muy alto Ibrahim lang...te dije que hoy estás muy lindo...demasiado lindo...este traje te queda muy pero muy sensual...sexi...-

Dejo escapar carcajadas como respuesta, ella me mira fijo y pasa sus brazos por detrás de mi cuello, y dice;

-me parece bien dar la noticia de adelantar la boda mañana, quiero que sea como en mi sueño...si estás de acuerdo hacer la fiesta en la casa de tus padres...Sara ya me la ofreció y tener nuestra noche en el chalet del parque...el que se encuentra alejado...tú y yo solos...internados ahí por tres días...te parece o quieres extenderlo por más...-

La mirada de mi novia libera una carga sexual que me hace tragar grueso, porque siento que me descontrolo por completo...

-se hará todo como tú quieras...estoy a tu merced...me tienes loco...me haces perder el equilibrio...lo sabías bonita...-

Zirel no dice nada solo me besa...respondo de la misma forma con un beso profundo, intenso cargado de deseo, con movimientos muy provocativos y altamente ardientes. Al finalizar de besarnos tomando con ambas manos sus mejillas y acercando su rostro bien al mío la punta de nuestras narices se rozan le ruego;

-por favor bonita...necesito que entres a tu casa...si permanecemos un segundo más así no podré evitar tener... (quedo en silencio)

-tener qué Ibrahim...una erección...dilo sin tabúes...somos adultos-

-tienes razón es que no quería sonar tan técnico, pero no te imaginas lo que duele tener una erección que después no será correspondida como se debe...ten compasión de mí, además este juego de besos y roces es muy peligroso para ambos para qué quemarnos de esta forma, si en poco tiempo podremos liberar sin ninguna culpa todo este deseo que tenemos retenido...-

-tienes toda la razón del mundo ojitos del mar de Egeo...-

Y dándome un beso corto y sin darme tiempo a nada Zirel, se baja del auto con una velocidad que para cuando me recompongo ya me está saludando con su mano desde la puerta de su casa. Luego de tocarle la bocina como señal de despedida marcho a casa con una sonrisa seguida de un suspiro de alivio por una vez más no haber cedido al deseo ardiente que nos arrastra a la locura de que querer poseernos...no todavía...un poquito más y ya podremos disfrutarnos como queremos.

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Las fiestas pasaron, y fueron las mejores de toda mi vida con mis padres, la familia de la mujer que amo, nuevos y viejos amigos...Gabriel, Teresa y Juan. El dos de enero fuimos al registro civil y conseguimos fecha para el veintiuno del corriente. La fiesta estuvo fantástica, mamá hizo un trabajo excepcional, organizó una boda de ensueño en tan solo unos pocos días...nuestra luna de miel en el chalet del parque fue lo más...si ella creía que la de su sueño había sido increíble la verdadera fue todo un suceso...como nos amamos...nuestros cuerpos unidos se dejaron arrastrar a las esferas más altas de la pasión...como amo a esta mujer...Zirel es lo más preciado para mí en este momento.

Sentado desde este lugar la observo con ternura, nos encontramos en la galería de la casa de mamá, ella entró a buscar el café, papá junto a Miguel se encuentran en el living jugando al ajedrez, nosotros decidimos quedarnos aquí para tomar el café después del almuerzo.

Suspiro de amor mientras recorro con mi vista cada parte de su cuerpo, mi esposa sentada en ese sillón de rattan tiene apoyada la cabeza de Life sobre su una de sus piernas mientras en su regazo sostiene a Batata (la perra salchicha que le trajo de regalo Juan la semana pasada) con la otra mano acaricia el lomo de mi fiel amigo que está disfrutando con alegría. Miro su panza esa panza que en este momento resguarda al fruto de nuestro amor...a nuestro bebé de tan solo cuatro semanas. Sonrío de felicidad, agradezco en silencio a mi Creador; dos decisiones había tomado en mi vida, la número uno y la más importante fue cuando le entregué mi vida a Cristo como mi Señor y Salvador, renunciando al pecado y arrepintiéndome de esa oscura manera de vivir que había llevado por años; y la segunda también importante haberme casado con Zirel, ella es esa perla que se encuentra y se deja todo para adquirirla...y ahora ya no seremos más dos sino que cuando el tiempo sea cumplido Iba saldrá de su refugio para que lo disfrutemos del todo, porque estoy completamente seguro que Zirel está gestando en su vientre a Iba y después de él también a su tiempo vendrá, ella la que será la luz de mis ojos...Eva. Si hace unos tres años atrás me decían que yo el hombre más autosuficiente, ateo del mundo...terminaría no solo rindiendo mi vida ante Él, sino que también me enamoraría formando así una familia, lo hubiese negado hasta la muerte, pero ya lo ven; Dios llama las cosas que no son como si fuesen y las que son como si no fuesen, nosotros planeamos... Él determina. 

72 horasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora