40. El verdadero ladrón.

17K 2.2K 398
                                    

Jungkook tenía un dilema esa noche.

O la luna llena estaba afectándolo de forma fuerte o era que el aroma de su omega se había vuelto cada vez más dulce.

En cualquiera de las dos opciones sentía que se volvería loco.

El aroma de Jimin se había endulzado desde la llegada del cachorro de Jin, él gustaba de tenerlo entre sus brazos y su Omega hacía todo lo posible para que el bebé lo aceptara, aunque eso conllevara que la fresa en su aroma se pronunciara más.

El delicado pecho de su Omega ahora despedía un aroma dulce para que el bebé se durmiera en él, en ese momento el aroma era una droga para él.

Para el alfa era como si el omega lo estuviera llamando por la nube dulce de feromonas.

Como si estuviera por entrar en estado de celo. Es que solo de pensarlo las neuronas se le quemaban.

Jimin era muy sensual aún sin experimentar un celo como tal no se podía imaginar lo que sería perdido por su lado más salvaje.

Se levantó nervioso, se hallaba necesitando en ese momento su presencia allí. Lo malo era que el omega ahora le dosificaba atención desde que tenía un cachorro en casa.

Pero debía tranquilizarse, esta vez no repetiría los errores del pasado, darle su espacio para vivir lo más libre posible era su prioridad, que  importaba lo que quería su estúpido alfa arrebatado.

Gruñó molesto.

Recordaba la manera en que se había adueñado de su cuerpo virgen aquella primera vez sin ningún remordimiento.

Controlarse era un trabajo diario pero se enorgullecía de saber que lo estaba logrando y esa noche no sería la excepción.

Se levantó cansando de estar en el estudio durante todo el día, ahora el estar encerrado en ese sitio parecía el método más fácil para resistir el impulso de ir a buscarlo solo para ver qué hacía.

Sonreía enamorado al recordar que pronto se casaría con él.

Bajó las escaleras en busca de algo de comer pero la escena que encontró no la esperaba.

Jimin estaba amarrado con una clase de tela blanca alrededor de su cuerpo y justo en medio de su pecho había un pequeño bulto pequeño el cual sostenía con sus manos, su sonrisa indicaba que el habitante dentro de ese nudo estaba dormido.

El olor dulce tenía al pequeño cachorro anestesiado de forma natural pero a Jungkook ese aroma le agregó más presión a su lado salvaje que apenas podía controlar. Lo único que pensaba su lobo era que Jimin estaba rogando para que lo poseyera.

- No está Namjoon y Jin está dormido, lo he traído para que lo conozcas.

Eso había sido un susurro bajito.

- Mira.

No había espacio entre el alfa y el Omega en ese momento, Jungkook observó dentro de la tela y vio un pequeño lobito, el rostro era de un bebé pero la piel estaba cubierta de pelo suave y un muy delicado color café claro.

- Se llama Seung  ¿Acaso no te parece hermoso?

La expresión tierna de su Omega le hizo recapacitar acerca de los pensamientos poco decentes que tenía.

- Si, lo es. - era bien sabido que los cachorros solo debían estar con sus padres pues estos eran guiados por el aroma que se impregnada en sus narices al nacer. - No deberías cargarlo demasiado, Jin lo podría tomar a mal.

- Él me lo presta - dijo a la defensiva.

- Eso mismo le dije - dijo Nana apareciendo por la puerta principal - será mejor que lo lleves a su cuna antes de que Namjoon se de cuenta.

Róbame el corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora