7. La tristeza del alfa.

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Jimin quitó el vendaje de su pierna con cuidado para revisar la herida, el rasguñon ya había sánado lo suficiente para que no sangrara.
Estiró la pierna con molestía.

Alguien tocó la puerta.

Tapó sus piernas de nuevo y calo el aire, al menos no era el alfa amargado.

La puerta se abrió y la anciana se asomó sonriente.

- Lamento despertarte tan temprano, pequeño.

- Buenos días, ya estaba despierto.

- Me preguntaba si no quisieras venir a desayunar con nosotros.

- ¿ustedes? - un sentimiento incomodo lo atravezo - no me lo tomé a mal pero creo que al lobo negro no le caigo bien.

- ¿Lobo negro?

Jimin asintió.

- ¿Ya conociste a Jungkook?

La señora parecía impactada.

- Si, así que prefiero quedarme aquí, la pierna aún me duele - se quejó para hacer su actuación más limpia.

La anciana se sentó en uno de los buros pensando.

- Solo me mostró dónde estaba la cocina.

- El sería incapaz de lastimarte.

Jimin alzó la ceja.

Estaba en una misión si, pero ese alfa desde ya le caía mal.

- Es un poco grosero, tal vez aprender modales le vendría bien.

La anciana comenzó a reírse.

- Es escritor de tiempo completo a lo mejor ha perdido esa capacidad de ser sociable.

Jimin se volteó boca abajo acomodándose el vendaje de la cabeza.
Curioso miró a la anciana.

- Woao es escritor, eso es fantástico... Pero que escribe historias de terror.

La anciana tapo su boca riéndose.

- tiene muchos libros y todos tratan temas distintos.

Jimin se quedó un rato pensando.

- Pero él no desayuna con nosotros, me refiero al chófer y yo, vamos acabo de hornear panesillos.

Jimin se sentó de golpe jalando la pierna lastimandose por el movimiento brusco.

- Auch, entonces si acepto.

- Ya sabes dónde está la cocina allí te veo.

- ¡espere!

La anciana se detuvo.

Jimin sonrió.

- Muchas gracias por ser tan amable conmigo.

Ella se acercó y tomó sus manos.

- Solo estoy haciendo lo correcto, respecto a Jungkook solo ignoralo si te lo encuentras, por lo regular no le gustan las visitas.

Jimin arrugó la nariz.

- Es un amargado.

- ¿Qué te hizo tener esa opinión de él?

Jimin bajó de la cama y buscó las sandalias que la anciana le había dado el día anterior y se las puso.

- Nada, parece prepotente, lo siento, pero es que en verdad me cae mal.

- Mimi - Jimin acomodo un su cabello entre los vendajes.

- Dígame.

- ¿Qué edad tienes?

Róbame el corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora