Róbame el corazón.

15. No me muerda.

Su Omega se retorcía cuando acariciaba la piel de su vientre deteniendo sus manos.

- No, no, no me haga cosquillas.

Su rostro rosado y el entrecejo molesto lo confundían.

- Eres tan perfecto.

Se acercó a besar sus labios, sus manos aún siendo sujetadas por el en un agarre débil, pero dejó que él lo hiciera, deseaba explorar aún más su cuerpo, el deseo lo estaba haciendo delirar pues junto con su necesidad estaba la del Omega que no dejaba de echarle feromonas a la cara aturdiendo un poco su visión y el poco control que apenas tenía.

- Sueltame - jadeo lamiendo su lengua con suavidad.

- lo haré pero si lo vuelve hacer lo golpearé.

El alfa río y sintió como sus manos ahora eran liberadas de nuevo.

- Es por qué tu piel es virgen, confundes mi caricias, pero yo te enseñare aque tu piel ame mi toque.

Tomó su pierna acariciandolo el costado de su muslo escuchando un ligera risa. Pero el toque se volvió firme y con un poco de fuerza acariciando a lo largo haciendo que el gimiera. Luego de nuevo lo toque con suavidad sin perder detalle de su expresión, el volvió a gemir. El alfa junto su nariz con la de él grabando su aroma a fresas acanelada en su mente.

- Me tienes ardiendo, joder me encanta como te calientas...

Su mano insto a abrir su pierna haciéndole mostrar su pelaje castaño y la protuberancia rosa que había en el centro. El alfa olfateo altivo al notar su aroma más concentrado, su lengua se volvió agua, quería lamerlo pero donde sus dedos tocaban el brincaba anticipando, temiendo que una mano extraña lo acariciara.

Sabía que era su parte humana la que estaba al mando. Así que gruño contra su cuello y lamió donde pondría en el futuro su marca. Su manos deslizándose sobre su humedad mientras que poco a poco enloquecía a su Omega.

- No tienes por que temer pequeño, no te haré daño.

Deslizó sus dedos dentro de él, ahora con facilidad mientras que con sus labios tapaba su boca y ahogaba el gemido con un beso caliente.

- De nuevo estás húmedo para mí.

No podía esperar más, sentía que poco a poco su cuerpo se entremecia pues con sus dedos lo penetraba suavemente haciendolo gemir con necesidad.

Besó su barbilla y bajó por su cuello, después pasó por su pecho y lamió una cima rosada succionando con intensiones de que él se acostumbrara a su toque por qué apartir de ese día no habría un retorno, era suyo.

- Espera...

Besó su pecho llendo hacía abajo pero el se retorció de nuevo.

- No me hagas cosquillas recuerda.

Pero él no tenía esas intensiones su objetivo estaba tan cerca, se deslizó en medio de sus piernas olisqueando con deseo su piel, sus aromas mezclados lo llevaron a la locura.

Lamió su pierna bajando poco a poco.

No hubo más que un par de respiraciónes detenidas.

Pasó la lengua sobre su piel sensible para por fin saciar sus ansias y él se retiró en respuesta gimiendo.

Alzó la vista observando como se dejaba caer hacía atrás arqueandose cuando él volvió a hacerlo.

Inocente, genuino y muy caliente.

Su sabor ácido lo hizo contenerse encrispando su cuerpo, el era suyo, su boca lleno de saliva toda aquella carne sensible y gruño cuando fue por ella llevando a su boca la delicada cima, pasando la lengua alrededor de esta para luego solo succionarla suavemente.