23. Tonto alfa.

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- Adelante - dijo el alfa furioso. Pero Jimin no se pudo mover.

El aire frío congelo su respiración y bajo la mirada nervioso.

El quería decirle tantas cosas, quería disculparse por haberse ido, quería preguntarle sobre si para el era especial pero lo que encontró fue el alfa enfurecido.

Acaso importaba ahora que se justificara.

Sintió que las lágrimas comenzaron a fluir marcando sus mejillas, su Omega ya lloraba de tristeza, pues este buscaba cariño y compresión.

El no era fuerte jamás lo había sido.

Saber que no había esperanza le hizo sentir vacío, si él ya sabía que era un ladrón entonces lo sería al menos no tenía nada más que perder.

- Si, he venido por su dinero.

- Que cinismo.

No lo pudo soportar sintió como su Omega aulló, por qué quería que él lo abrazara y lo besara, que le dijera que era su pequeño y que era perfecto aunque el supiera que no lo era. Alzó la mirada viendo el espacio abierto entre su torso y la puerta. Y desolado se acercó rápido tomando con sus manos fuertemente la espalda desnuda de su alfa de chocolate. Llorando desconsolado por ser tan tonto por querer algo que no existía.

Se dejó llevar por las fuertes emociones que lo estaban envolviendo, necesitaba que él lo tomara entre sus brazos también y le dijera que lo perdonaba sus errores, que podía pasarlos por alto y que lo cuidaría con devoción, pero ese abrazó no llegó. Y eso le hizo llorar aún más, como si fuese un pequeño niño al cuál no le quieren comprar un dulce. Su nariz contra su pecho, la calidez de su piel y el golpeteo de su corazón hizo que después de un largo rato lo tranquilizara, la marca de olor a fresas ahora estaba en su piel y eso satisfacio al Omega que talló su mejilla húmeda sobre la tersa piel del alfa quien no había emitido ni una sola palabra ni se había movido ni un poco.

- ¿Tomarás ahora él dinero?

El pecho del alfa humedo y lleno de su aroma, Jimin alzó la mirada a su rostro aún molesto y dio un paso atras incomodo y luego otro paso sintiéndose bastante tonto pero muy aliviado.

- Mmm si - limpió sus mejillas lo más dignamente que pudo - pero no he traído mi bolsa de ladrón ¿le parece si regreso otro día?

No alzó la mirada sintiéndose un tonto y caminó hacía atrás, temiendo no poder salir de esa casa debido a la nevada, pero su Omega estaba tranquilo apesar de la vergüenza que sentía por atreverse a reforzar sus marcas de olor.

- Lo lamento - la palabras rebotaron en la puerta cerrada fuertemente haciendo que él se sintiera más equivocado.

Bajó las escaleras sin saber que hacer ahora. El frío estaba tan pesado que corrió a su recámara metiéndose entre las suaves cobijas dejando que el sueño lo venciera, ya al otro día pensaría que hacer.

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Róbame el corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora