Al día siguiente nos encontramos a lunes y estaba cumpliendo con mi trabajo, la sala de emergencias estaba caótica pero se hace lo que se puede.
—Enferma Rizzo cubículo cinco —dijo el doctor.
—Emfemera —dijo un paramédico cuando llego a la sala y mire al paciente a su lado, estaba con quemaduras de tercer grado.
Me concentré en hacer mi trabajo, pero no era de piedra, algunos casos me llegaban a afectar y odiaba cuando no lograba hacer nada.
Pero también me emociona poder dar las buenas noticias, de ver la alegría cuando notificada que no había ningún problema y podía ser una montaña rusa este trabajo, pero por algo lo escogí.
—Señorita al fin se decide para desayunar —dijo el doctor Donato.
—Creo que un buen café no le hace daño a nadie —dije divertida.
En ese momento mis ojos se fijaron en un hombre con traje que estaba esperando en la puerta del hospital, era Sergio y me preguntaba que estaba haciendo aquí.
—Estas bien Rizzo —pregunto donato y asentí.
—Si, no te preocupes —dije y seguí caminando para llegar a la cafetería.
—Si necesitas algo, no dudes en hablarme —dijo donato y sonreí.
—Gracias —dije y entramos a la cafetería.
Me apresure a pedir un café con leche mientras revisaba mis mensajes, hoy le toco a Joss quedarse con su padre, así que a veces me mandaba mensajes del teléfono de Margat.
—Señora —dijo sergio y levanté la mirada.
Estaba frente a mi un hombre con traje con su característico sombrero negro y dejame decirles que se veía increíble con ese porte de malote que se tira el condenado.
—Hola cielo —dijo alejandro y sonreí.
—Que haces aquí —pregunte curiosa.
—Tenia que supervisar que comieras, a veces olvidas que primero eres tú —dijo serio y baje la mirada.
Mentiras no son.
—Gracias Alejo, que considero.
Nos dirigimos a una mesa y coloco una bolsa de papel frente a mi, era un sándwich de queso, jamón y pollo, mi favorito.
—Margat me avisó que no habías desayunado, así que no dude en venir.
—Ahora me supervisas —Lo mire y sonrió leve.
Admito que esos detalles enamoran, pero el condenado sigue diciendo que no es romántico.
—Debo cuidarte cielo.
—Y yo preocuparme por ti —dije y sonrio.
—Eso seria un honor —dijo acariciando mi mejilla.
Empecé a comer mientras le contaba un poco de mi día, el solo me oía y pocas veces intervenía para decir algo.
—Lo siento, soy bastante parlanchína —dije nerviosa y negó.
—No es problema cielo.
—Bueno casi no te dejo hablar.
—Mi trabajo no es relevante cielo —Apreto mi mano y sonreí.
—No me gustaría oír de tus negocios sucios, pero si de los demás.
—No hay mucho de que hablar —Bebí de mi café y levante la mirada—. Solo tuve alguna reuniones con nuevos escritores y Joss se la pasó coloreando un muy lindo vestido en mi oficina.
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Segundas Oportunidades
RomanceSabrina Rizzo es una mujer que conoce valerse por si misma, le gusta ser la jefa de todo, pero eso implica ser una maraña de mentiras y ocultar lo que es o lo que conoce. Pero Alejandro Santoni queria desmantelar cada una de sus mentiras, conocer a...