Se siente bien volver a tú tierra, explorar cada lugar como si fuera la primera vez, volver a entrar a tus tiendas favoritas y sentir el clima al cual estas acostumbrado, ya que son muchos recuerdos los que acumulas, pero a veces debemos entender que la vida se trata de conocer distintos lugares y adaptarnos a ellos, no estancarnos en un solo sitio, porque vinimos a conocer y a vivir, no a conformarnos por miedo a lo desconocido.
—Buenos días cielo —saludo Alejandro colocando una bandeja con el desayuno encima de la cama.
Era todo un caballero romántico, por eso lo amaba cada día más.
—Buenos días tormenta —salude mientras lo agarraba de la camisa para besarlo.
—Te traje el desayuno, espero que te guste le pedí indicaciones a Wilmer sobre un desayuno londinense.
Lo mire con ternura, porque es lindo ver como se preocupan por ti, que te oigan en cualquier estupidez que digas y que después intenten hacerla para verte feliz.
—Gracias, eres el mejor —Bese su mejilla y agarre la taza con café con leche—, y déjame decirte que diste en el punto, las tostadas de aguacate con pan de centeno son mis favoritas.
Las probe y estaban muy buenas, ya sé que pedirle cuando estemos en Italia.
—El viejito te quiere mucho, ¿lo sabías?
—Me cuido cuatro años, hay mucha historia de por medio.
Desde persecuciones a pie por el siempre hecho de querer escaparme a algún lado para poder sentirme una adolescente normal, hasta una salida de compras donde cargaba todas mis bolsas y ni hablar cuando paso lo del bebé, me vigiló cada noche que estaba borracha y a veces nos poníamos a filosofar en la madrugada, fueron conversaciones intensas.
—Ahora entiendo porque no querías un guardia detrás tuyo.
—La razón de ello es que no quería que nadie supiera mis pasos —confesé mientras bebía café y lo miraba a los ojos.
—Misteriosa la mujer —dijo con una sonrisa traviesa acercándose más a mi—, pero así me encantas.
—Te amo tormenta.
—También te amo cielo y por ti estaría dispuesto a quemar el mundo.
—Oír eso de un villano da miedo, porque sé que lo harías.
Deje la taza a un lado y el aprovecho para besarme de una manera dulce, queriendo trasmitir sentimientos y palabras que no sabemos expresar.
—Por ti hasta la locura más inimaginable —susurro mientras sus manos bajaban a mi culo y me acostaba en la cama.
Nos seguimos besando con pasión y desenfreno, dejando al descubierto la conexión que tienen nuestros cuerpos cada vez que se juntan, porque parece que estuviéramos destinados a estar juntos, porque encajamos tan bien, que hasta la más inocente mirada es una señal.
—Créeme que yo también lo haría por ti, no dejaré que esta vez alguien maneje los hilos de mi vida.
—Nada te pasará mientras estemos juntos, así me toco dar la vida —prometió mirándome a los ojos.
Es una promesa que no quisiera que se cumpliera, porque nos costó tanto llegar a este punto que volver a iniciar ya no tuviera sentido, porque lo amo demasiado y no me da miedo admitirlo, me enamoro, me hizo volver a creer en el amor y me hizo apostar todo por esta relación sin sustantivo, porque en tan pocos meses me hizo darme cuenta lo que me perdí dos años por miedo a intentarlo.
Y ahora que me arriesgué y que le conté todos mis secretos puedo estar segura que las segundas oportunidades son un propósito para seguir creyendo que la vida tiene sentido.
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Segundas Oportunidades
RomanceSabrina Rizzo es una mujer que conoce valerse por si misma, le gusta ser la jefa de todo, pero eso implica ser una maraña de mentiras y ocultar lo que es o lo que conoce. Pero Alejandro Santoni queria desmantelar cada una de sus mentiras, conocer a...