Luego de esa conversación con Charles llegué bastante segura a contarle todo a Alejandro, pero resulto que se fue de viaje por quien sabe cuántos días, así que el destino tomo su decisión y yo solo pudo quedarme a mirar como juega.
—Quien putas se atreve a llamarme a estas horas —reproche mientras descolgada la llamada.
Eran las cinco de la mañana y el teléfono estaban repique y repique.
Llamada:
—Hola Coral —saludo Linguini.
—¿Necesitas algo? —pregunte directa.
—Tengo que entregarle algo a la sombra italiana y pidió que te buscara para eso.
—¿No puedes más tarde?
—Tengo que salir en tres horas para un contrato muy importante.
—Bien, llego en veinte.
Colgué.
La mande un mensaje a Marcello para que me buscara, porque ni loca voy sola y después me cambié por un conjunto deportivo, no tenía ánimos de arreglarme a estas horas, pero eso sí, los tacones negros con suela roja no faltaron.
—¿Vas a salir? —pregunto Alicia cuando me vio salir de mi cuarto.
—Tengo un trabajo, vuelvo en un rato —respondí mientras la miraba de arriba abajo.
Tenía la pijama puesta, pero fuera de lugar, además de que era raro verla despierta, así que bastante sospechoso.
—Bonita sabes donde dejé... —Leo se calló cuando se fijó en mí.
Estaba saliendo del cuarto de Alicia con solo un pantalón de pijama y el cabello despeinado.
—Puedo explicarlo —se apresuró a decir.
—Hablaremos más tarde —demande mientras me dirigía a las escaleras.
Me dirigí a la puerta principal mientras repasaba el pedido, aunque era muy temprano para funcionar de manera adecuada, pero después de ese chisme que me acabo de enterar puedo sobrevivir por un rato.
—Buenos días jefa —saludo Marcello cuando entré al auto y me entrego un termo de café.
—Gracia, eres un sol —comente mientras besaba su mejilla.
—Conozco mi ganado —Se encogió de hombros mientras arrancaba.
—La verdad no he dormido nada pensado como le debo decir a Alejandro que estuve a punto de tener el cuento de la casita con su compinche.
—Acuérdate que la clave para tener toda buena relación es la comunicación.
—El problema es que ese hombre es tan perfecto que sé que no se molestara conmigo, porque lo han jodido tanto en la vida que entiende porque soy tan cerrada —murmure mientras apoyaba la cabeza en la ventana.
—Porque tal vez lo que te dice es lo que quiso oír en algún momento —comento y lo voltee a ver con curiosidad.
—Que estaban para el —murmure y se encogió de hombros.
Bueno esa teoría tiene sentido, siempre que me cuenta de su pasado habla de todas sus barreras y dejar expuesto el miedo que tuvo de estar solo, debido a esas fallas amorosas, lo cual siempre me ha gustado decirle el grinch, pero con estos tres meses que llevamos juntos a cambiado, ahora no tiene miedo de la soledad, hasta la disfruta.
Lo cual me hace sentir orgullosa, porque todas mis charlas sobre amor propio y seguridad le han servido, porque está comprobado que hablar con nosotros mismos influye de manera sorprendente en la autoestima, es más, va de la mano con la empatía, porque primero debemos ser empáticos con nosotros para luego ser empáticos con los demás
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Segundas Oportunidades
RomanceSabrina Rizzo es una mujer que conoce valerse por si misma, le gusta ser la jefa de todo, pero eso implica ser una maraña de mentiras y ocultar lo que es o lo que conoce. Pero Alejandro Santoni queria desmantelar cada una de sus mentiras, conocer a...