Lo raro de tener un turno de madrugada un sábado es que todo fuera tranquilo, porque como enfermera te acostumbras a siempre estar agitada atendiendo a pacientes graves, pero cuando te toca un turno donde nada pasa sientes que estas fuera de lujar.
—Doctor Donato, lo esperan en cirugía —ordene y asintió.
Hoy por primera vez me había tocado supervisar a las enfermeras y se sentía diferente tener el mando.
—¿Cómo se siente el puesto de jefa? —pregunto Irene mientras llegaba a mi lado.
—No me gusta —respondí y me encogí de hombros.
—Que mentirosa —Me tiro un lapicero y reí.
—Es solo que no tengo tanto tiempo de interactuar con los pacientes.
Soy más de pensar en las otras personas que en mí, pero me gusta ser así.
—Tú corazón de pollo es impresionante —aseguro y sonreí orgullosa.
En ese momento entro unos paramédicos anunciando un incendio y traían tres víctimas, así que empecé a dar órdenes, ya que faltaban más personas por atención médica y conocía esta clase de casos, no sería bonita noche.
Pero se volvió un caos en menos de diez minutos, gritos, enfermeras yendo y viniendo, bomberos llegando y familias desperadas por resultado que aún no teníamos.
—Doctora Ricci en el cubículo tres, quemadura de tercer grado y enfermera Yulia lleva el paciente del cubilo cinco a radiografía —ordene mientras me acercaba a un niño, el cual había dejado caer su peluche.
Estaba sentando en una silla esperando su turno, así que lo senté en la silla de ruedas y lo llevé al área de radiografía, ya una de mis compañeras le habían hecho una revisión, así que solo debía preocuparme por su muñeca.
—Gracias —murmuro el pequeño y acaricie su mejilla, no tenía más de ocho años.
—Sabes que los peluches son guardianes que cuidan nuestros sueños —murmure como si fuera nuestro secreto.
—Mi papá me lo regalo antes de irse al ejército.
—Y hace cuanto no lo ves.
—Tenía dos años, pero volvió hace unas semanas —Sonrió y aprete sus mejillas.
Le hice la radiografía al niño y luego que verifique que era una fractura lo enyese, le di antinflamatorias y algo para el dolor, pero era un valiente que no se quejaba.
—Cuídate mucho pequeño —dije y asintió.
El niño corrió hacia un hombre que lo recibió con los brazos abiertos, así que me acerque para notificarle el estado del niño.
—Enfermera Rizzo se acabaron los cubículos —anuncio otra de mis compañeras.
—Los pacientes graves en cubículos, los de bajo riesgo en el pasillo —respondí observando a mi alrededor.
—Señora, cuanto debo esperar —pregunto un bombero y me acerque.
—Que le ocurrió —pregunte mientras me acercaba a él.
—Tuve una caída —respondió mientras se quitaba su chaqueta.
Coloque el área de descanso como nueva enfermería exprés, ahí se evaluarían a los pacientes para después ser llevados al pasillo o a un cubículo.
—Puede seguir trabajo, pero si ocurre algo raro debe volver —informe dándole su informe.
—Cualquier cosa te podemos llamar —aseguro una tercera voz.
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Segundas Oportunidades
RomanceSabrina Rizzo es una mujer que conoce valerse por si misma, le gusta ser la jefa de todo, pero eso implica ser una maraña de mentiras y ocultar lo que es o lo que conoce. Pero Alejandro Santoni queria desmantelar cada una de sus mentiras, conocer a...