Capítulo Once

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Tres días después estaba desayunando con mi amiga Alba en su casa, necesitaba un respiro, además de conversar con alguien que me entienda.

Todo se estaba saliendo de control, llevaba ignorando a Alejandro tres días y el quiere acercarse pero intentaba darme mi espacio y yo solo necesitaba tiempo, porque no voy a tolerar su actitud.

—Bri estas bien —pregunto y la mire.

—No es nada Alba —respondí mirando la taza.

—Tiene que ser algo cuando llegaste a mi casa a las nueve de la mañana de un martes.

—Vale me atrapaste —La mire y se cruzo de brazos esperando mi respuesta—. Llevó ignorando tres días a Alejandro.

—Solo porque te gritó cuando estaba enojado.

—Tiene un carácter de mierda y yo no voy a tolerar eso —La mire enojada y apoyo su mano en mi hombro.

—Sabrina tú enojada eres peor, o te olvidas de aquel florero.

—Se que soy una fiera cuando me enojo, pero el no tenía el derecho de ponerse así.

—Ten moral por el amor de dios —reprocho y la mire con la ceja alzada—. Todos se quejan cuando un hombre daña a una mujer, pero si una mujer le lanza un florero a un hombre no pasa nada.

—Admito que tienes razón Alba —dije con un suspiro—, pero quería darle una sacudida.

—Lo que deberías es darle otra oportunidad y como reconciliación una buena follada —dijo con una sonrisa traviesa.

—Alba —reproche y río.

—No es mala idea, pero si le temes al éxito.

—Pero es todo más complicado ahora.

—Pero si ustedes ya se conocen sin ropa —Me miro indignada y reí.

—Cuando los dos éramos completos desconocidos de una noche, ahora somos amigos, así que seguiré conociendo a ese hombre hasta que quiera robarle un beso.

—O que te deje cojeando —dijo y sonreí traviesa.

—Tal vez —dije y reímos.

—Y por cuanto te tengo Bri, dijo para hacer almuerzo.

—Me tienes hasta que me toque buscar a Alicia, hoy tengo libre en la clínica.

Después de que discutí con Alejandro me dirigí a la clínica y hice un turno de doce horas, así que una enfermera me debía un favor.

—Vaya que milagro —Voltie los ojos y en ese momento mi teléfono sonó.

Tenia varias llamadas perdidas de mis amigos.

—Iré a contestar antes que me busquen —informé y me dirigí al pasillo.

Marque el nuemro de Giovanni y espere que contestaras, al parecer tenían negocios pendientes.

Llamada:

—Hola flaca —dijo gio cuando descolgó.

—Hola Giovanni, que sucede —pregunte.

—Tenemos un problema con un trato y Santino necesita tú ayuda.

—Les informe a los tres que no me metieran en sus cosas.

—Y lo sabemos Sabrina, pero esto es diferente —Me apoye en la pared y intente calmarme, estaba enojada con esos tres.

—Que putas hay que hacer ahora —pregunte bastante seria.

Segundas OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora