Capítulo Diecisiete

823 61 1
                                    

Hoy era un día bastante ajetreado, estaba en la organización, una fundación para aquellas personas que necesitan ayuda y variamos entre mujeres que huyeron de su casa por un marido violento, hasta niños que salieron del sistema por tener mayoría de edad.

Tan solo tenía tres años haciendo esto, pero amaba poder ayudar a las personas y brindar esa luz llena de esperanza que a veces necesitan, además ver a esos pequeños crecer y cumplir sus sueños es todo un orgullo.

—Evelyn que haces aquí —pregunte seria.

Ella es una de las primeras en llegar a este lujar y una de las cuales más costo ayudar, era demasiado desconfiada con las personas y no hablaba casi, pero logramos sacarla de ese pozo de oscuridad y ahora brilla con luz propia.

—Me sentía mal madrina —respondió nerviosa.

Todos los niños en este lujar me decían madrina, según para algunos era la madre que nunca tuvieron y para otros un apodo cariñoso.

—¿En serio?

—Bueno, tal vez no quería ir.

—Lo supuse —Señalé el sillón y se sentó—, ahora mi pregunta es, ¿por qué?

—Hoy era examen de cálculo y ya pasé esa materia.

—Eso no significa que puedas faltar Evelyn

—Lo sé, pero de verdad necesitaba estudiar para el examen de mañana —reprocho molesta—, historia me tiene mal.

—Evy no todos seremos buenos en algunas cosas, pero lo que importa es intentarlo —dije.

—No me quieres ayudar madrina —Me miro con un puchero y sonreí.

—Vale, pero un ratico porque debo hablar con los demás.

—Gracias madrina —Me abrazo.

Me jalo hacia la biblioteca y la seguí, era mi parte favorita de todo el edificio, ese increíble cuarto lleno de libros, estanterías, computadoras y donde la magia sucede.

—Entonces algo que quieres decirme Evy —pregunte.

Estaba muy concentrada en su libro de texto, pero sabía que algo pasaba por esa cabeza, la conocía bien.

—Sabes que voy a graduarme.

—Si, y estoy muy orgullosa de ti.

—Pero, hay un baile... —Me miro nerviosa, así que apreté su mano—, y necesito un vestido.

—No te preocupes por eso, saldremos un día y lo compras.

—¿En serio? —Me miro ilusionada y asentí.

—Claro, tómalo como un mini regalo Evy.

—Gracias, eres increíble madrina —Me abrazo efusiva y reí.

—No es nada Evy —Acaricie su cabello—. Y hay un chico, porque necesitas acompañante.

—Bueno —Se separo un poco nerviosa y miro sus manos—, tal vez exista un chico.

—Y déjame adivinar, el individuo te gusta.

—Es el primo de mi mejor amiga y siempre habla de el cómo un mujeriego.

—Creo que deberías ver por tus propios ojos Evelyn, conócelo antes de opinar, a veces las personas no son lo que aparentan o comentan —dije seria y suspiro.

—Tengo miedo de que sea igual que ese hombre que llamo padre —murmuro.

—Pequeña no todos serán iguales a él, hasta capaz encuentres alguien mucho mejor que sepa apreciarte.

Segundas OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora