9. No tan inconsciente.

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                  9. No tan inconsciente.

—Así que Kai... —pronunció Ashton, analizando la situación. Travis y mi hermano se encontraban tumbados en el sofá bebiendo una cerveza mientras veían un partido de rugby tras haberles contado sobre mi cita con Kai.

—¿Y por qué no podéis tener la cita aquí? —propuso Travis apartando sus ojos durante un momento de la televisión para mirarme. Quise reír pero cuando vi la seriedad en su rostro, me di cuenta de que no estaba bromeando.

—¿Qué?

—Trav tiene razón —le apoyó Ashton incorporándose, pensando que realmente tenía alguna posibilidad de convencerme—. ¿Por qué no podéis tener la cita aquí? Así le conoceremos y podremos decirte si es un partido.

—Si no nos gusta, voy a enviarle a Suecia en un paquete —Travis habló esta vez con una pequeña sonrisa en los labios.

—¿No hace más frío en Groenlandia? —Ashton dudó.

—Entonces a Groenlandia.

—Estáis locos. —Rodé los ojos, acomodándome en el sofá dejando de prestarles atención.

—¿Acaso he dicho algo malo? —Escuché como Travis le hablaba a mi hermano.—Al menos le haría agujeros en la caja para que pudiese respirar. —Y unas carcajadas al final de la frase me hicieron reír también. Escuché el sonido de un claxon y me levanté del sofá casi al instante. Caminé hasta la entrada y me miré en el espejo, aplasté un poco mi pelo, sonreí y caminé hasta la puerta.

—¿No piensa entrar? —Escuché a Ashton justo detrás de mí, el cual se había levantado del sofá para venir tras de mí al igual que Travis.

—¿Podéis, simplemente, meteros en vuestros asuntos, por favor? —Me giré a observarles mientras abría la puerta.

—No —Travis pronunció con una sonría arrogante y, tras enseñarle mi dedo corazón, salí casi corriendo de casa hasta el coche blanco que había aparcado fuera.

—¡Ni siquiera había visto lo corto que era ese vestido! ¡Mickie Irwin, vuelve aquí a cambiarte!— Escuché los gritos de mi hermano y cerré los ojos, acelerando más el paso.

—¿¡Donde está la otra parte de la prenda!? —Travis se sumó y esta vez sí eché a correr.

—¿Estás bien? —Kai preguntó con una sonrisa divertida cuando entré en su coche a toda prisa.

—Sí, cosas de familia —rápidamente contesté sin pensar en que Travis, genéticamente no lo era, pero yo ya sentía que ese rubio frío y cortante era uno más de los Irwin.

—Estás preciosa, Mickie. —Arrancó y sonreí para después mirarle a él, con una camisa blanca, unos pantalones negros y el pelo simplemente echado hacia arriba, vaya, yo después de dos horas preparándome debía verme tan bien como en lo hacía simplemente en cinco minutos.

—Tú también estás muy guapo. —Sonrió y observé unos hoyuelos que se formaron en sus mejillas al sonreir.—¿Dónde me llevarás?

—A cenar a la gasolinera. —Fruncí el ceño, un tanto decepcionada por su elección y volvió a mirarme.—¿No te gusta?

—No, es eso, es... Da igual, está bien —fingí un poco la sonrisa que le dediqué a continuación. Condujo por las calles de Holmes Chapel mientras No diggity sonaba en la radio.

—I love the way you work it —canturreó en un susurro.

—No diggity —complementé y sonrió sin desviar su mirada.

Rebeldía II. (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora