20. No pensar.

77.9K 5.6K 1.6K
                                    

20. No pensar.

Entonces explícame como es que ahora eres amiga de Luke.—Travis se encontraba sentado en el sofá cruzado de brazos justo como cuando entré a su apartamento, después de que Luke me dejase allí y comenzase a pedirme explicaciones sobre todo.

—Cosas que pasan.—Me encogí de hombros caminando hasta él y sentándome a su lado a la vez que le quitaba una palomita y la llevaba a mis labios.

—Si te crees que con "cosas que pasan" respondes correctamente a mi pregunta, estás equivocada, ratón. Habla.

—Es que es la verdad...

—¿Pero tú te has golpeado la cabeza? Sois tú y porcelana, maldición, no podéis ser amigos.—Expresó lo que pensaba y dejé de ver la serie de policías que tenía puesta en la televisión para enfrentarle.

—¿Y eso por qué? Ambos estamos con otras personas y...

—Y os seguís queriendo, santísima mierda, M, ¿soy el único que puede verlo? Alguien como vosotros, que se ha querido tanto como lo habéis hecho, no pueden ser amigos, en la vida.

—Porque tú lo digas.

—Está bien, jodida cabezota, luego cuando vengas a mi apartamento llorando con un tarro de helado para comer y que se te pase la depresión, te diré te lo dije y te cerraré la puerta en las narices.—Pestañeé confusa.—Luego te abriré porque, oh, vamos, traerás helado, y ambos sabemos que seré yo quien acabe comiéndolo.—Empujé mi hombro con el suyo riendo suavemente.—¿De verdad que piensas que esto de ser amigos es una buena idea, sin afectar ni hacer daño a terceras personas?—Lo pensé unos instantes.

—Sí.—Afirmé no totalmente segura.

—¿Entonces por qué no has ido a casa a enfrentar a Ashton y has venido aquí?

—Yo...

—Porque sabes como yo lo mal que puede acabar todo esto, y prefieres que sea yo el que te abra los ojos y no tu hermano, que por desgracia y con estos asuntos que a Luke refieren, es un desgraciado sin corazón.—Se encogió de hombros llevando un puñado de palomitas a su boca.

—Bueno, digamos que no es que tú tengas mucho tacto.—Respondí, no queriendo contestar a su opinión pues sabía que llevaba razón.

—Pero esa es mi naturaleza y estás acostumbrada a ella.—Sacudió su camisa hacia delante con una expresión prepotente en su rostro y volví a reír.

—¿Sabes que Ashton ha llegado a estar celoso por todo lo que hablo contigo?

—Debería. Quizá un día incluso te pida salir.—Bromeó con una expresión neutral y llevé los dedos a mi boca graciosa, haciendo el amago de vomitar.—¿Eso es un no? Mierda, ¿le tengo que decir a la serenata que tengo esperando en la habitación para ti que se vayan a casa? Joder, creo que cobran por horas y llevan ahí desde esta mañana, no puedes imaginarte lo que me ha costado traerlos del restaurante de porcelana.

—Eres imbécil.—Fruncí los labios, fingiendo estar enfadada pero sin poder y Travis rió roncamente abriendo los brazos.

—Ven aquí, problemática.

(...)

—¿Vendrás?—Charlotte me preguntó por enésima vez mientras seguíamos tumbadas en el césped del camping de la universidad en la cual nos habíamos colado.

—No estoy segura.

—Oh, vamos, tú me has arrastrado a una fiesta de pijos y repipis, ¿qué malo tiene que te lleve yo a una de mi estilo? La gente de allí irá tan drogada que serán mucho más inofensivos que tus amiguitos que se limpian el culo con cien libras.

Rebeldía II. (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora