Rebeldía II. (Luke Hemmings)

21. Diablo.

             21. Diablo.

Tragué con dificultad mientras le observaba delante de mí, mirándome con esos dulces ojos que tanto me gustaban.

Sí.

No.

Mi mente estaba discutiendo entre ella misma y estaba volviéndome loca, y por mucho que una parte de mí no estaba segura de lo que iba a hacer, otra me gritaba que le diese una oportunidad, porque yo sabía que se la había ganado, porque yo quería dársela.

Que a pesar de que mis sentimientos por Luke no habían desaparecido del todo, tarde o temprano tendrían que hacerlo, no les quedaba otra porque la historia con Luke no podía volver a repetirse, aunque tuviésemos esa enferma apuesta que habíamos cerrado en un momento impulsivo. Pero no podía rechazar a alguien como Kai porque una parte de mí quería seguir aferrándose a Luke, con él mi vida había dado un total giro.  Desde que le conocí ese primer día de instituto hacía más de un año, pasando por todas nuestras peleas, sus meteduras de pata, mis meteduras de patas, los millones de problemas que se habían puesto en el camino y el amor que el uno habíamos tenido por el otro, pero las cosas en la vida son efímeras, así como lo fuimos él y yo, que a pesar de todos los momentos que habíamos pasado, no había tenido problema en encontrar otra persona tras un mes de que dejase de ser mío y yo suya, quería a otra persona que no era yo a pesar de que tiempo atrás, me había dicho que no sería capaz, y se había forzado a olvidarse de mí, me había abandonado a pesar de que dijo que yo era su puerto seguro y él el mío, y en ese momento, la idea de que Kai Favre fuese mi puerto, no era tan mala.

—Sí.—Respondí sonriendo como una niña pequeña, gesto que se repitió en su cara. Kai asintió con la cabeza, preguntándome aquello de nuevo con la cabeza, dudoso de que realmente hubiese accedido.—Quiero ser tu novia.—Y lo siguiente que pasó fueron sus brazos rodeando mi cuerpo y levantándome del suelo con efusividad mientras yo reía.

                (...)

—Estoy tan cagado que creo que vomitaré.—Chris confesó mientras íbamos camino del instituto, en el cual se disputaría el partido de baloncesto al cual Chris y Travis se veían "obligados" por mi hermano a jugar.

—No deberías, estarás más tiempo en el banquillo que en la pista.—Travis respondió desde el asiento del copiloto puesto que el coche era conducido por Ashton.

—Eso no es cierto.—Chris afirmó refunfuñando ante las palabras de Travis.—¿Verdad, Ash?

—No es cierto.—Ashton respondió mientras giraba a la derecha en una esquina.

—Solo lo dice para mantener tu jodida boca callada.—Travis continuó molestando a Chris y rodé los ojos.

—Juro que como empecéis otra de vuestras discusiones voy a estrechar el puto coche.—Ashton pronunció entre dientes, estaba más nervioso de lo que quería mostrar por aquel partido, quería quedar bien con el entrenador y demostrar que no había fallado al elegirle capitán para ese año y en confiar en él para elegir a más jugadores.

—Pero...—Chris comenzó a protestar.

—¿He sido claro?—Ashton realizó un brusco movimiento con el coche y ahogué un chillido.

—Maldita sea, Ashton, ¡arriesga su vida, no la mía!—Reclamé y mi hermano suspiró, miré a Chris que se había sentado correctamente en el asiento con cautela y a Travis que tenía su mano agarrando firmemente la parte baja del asiento.

—¿Cómo siguen los chicos lesionados?—Chris se atrevió a hablar para relajar tensiones.

—Mejor, no para jugar este partido pero sí el siguiente.—Ashton nos informó, aquellos chicos que habían sido lesionados por cuestiones que aún desconocía.—O eso espero...