Eventos tercermundistas en el OXXO

Lunes por la mañana.

Un bello lunes por la mañana, otro día mas de trabajo para Aki Hayakawa. Para su suerte, hoy Aki tendría un compañero de trabajo nuevo, por lo que ya no tendría que hacer todo solo.

Con eso en mente, Aki se dirigió alegre a su prestigioso trabajo, el Oxxo. A una esquina de llegar al trabajo, Aki vió como una silueta pequeña trataba de atracar la puerta del local.
¿Un ladrón? No podía ser cierto, eran las 6 de la mañana y cual quiera con un IQ mayor a 10 sabría que no hay manera de entrar sin la llave ¿Un chaneke? Imposible, las señoras de la iglesia ya habían "purificado" la cuadra.  Lleno de valor y confianza, Aki tomó una botella de vidrio tirada y la partió en dos, esta misma le serviría como un arma perfectamente. En un movimiento veloz y ágil Aki se acercó al extraño de baja estatura.

– ¡Alto ahí, no te saldrás con la tuya!

Gritó Aki, tomando la botella con ambas manos como sí fuera un bate de béisbol.

– ¡Borracho de mierda, déjame trabajar a gusto o le hablaré a la policía!

contestó el más bajo, el cual portaba el mismo uniforme que Aki.

– Espera, ¿Qué?

Dijeron los dos jóvenes al unísono. Ambos se miraron de arriba hacia bajo, una y otra vez hasta que se les cansaron los ojos.

– Mira, perdón por lo anterior, solo no le digas a nadie y olvida que acabo de hacer el ridículo.

Respondió Aki apenado, a la vez que rascaba su cuello por la vergüenza.

– Ajá, como tú quieras pero ¿No piensas abrir o qué? He tratado de abrir la puerta por casi 20 minutos.

Dijo el más bajo mientras mascaba un chicle de sospechosa procedencia.

"Tremendo engreído ¿Ya no enseñan modales en la escuela o qué?" Se dijo Aki así mismo. Finalmente terminó de abrir la puerta y los dos entraron al local, prendieron las luces, acomodaron unas cuantas cosas extrañamente tiradas en el suelo y se posicionaron... en la misma caja.