Hombre churro.

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—¡Vengan a la feria, voy a poner un puesto de churros!

Gritó Denji, quien recién había entrado al Oxxo. Hayakawa lo miró exaltado y saludó sin ganas, Angel, por otro lado, lo volteó a ver con cara de disgusto y susurró —Este imbécil de nuevo— con un tono quejumbroso.

—¿Ahora qué quieres, Denji?

Preguntó el peli negro.

—Les juro que estará perrisímo, no se lo pueden perder.

—¿Y dónde putas está la feria?

—Está por mi casa, es seguro.

—¿Seguro? Por tu casa asaltan 3 veces al día como mínimo, además de que en esa feria hay ratas del tamaño de un perro.

Interrumpió Ángel.

Denji río y reposó su codo un estante, provocando que este se cayera. Ángel se dió una palmada en el rostro y le dió un codazo al rubio antes de ponerse a recoger las cosas, cosa que Denji tomó como broma y le dió una palmada en la espalda al peli rosa como respuesta.

—Como les decía, está vez van a traer jueguitos más chidos, a parte de que necesito ayuda con el local de churros.

—¿Ajá? ¿Y por qué deberíamos de ayudarte? Siempre nos cagas el trabajo.

Cuestionó Angel irritado, aún limpiando el desastre de Denji.

—¡Porque son mis mejores amigos! Y los amigos siempre se ayudan.

Ambos trabajadores del local se quedaron en silencio y se dieron unas miradas incómodas mientras que Denji sonreía inocentemente.

—Está bien...

Suspiró Aki. Ángel se paró exaltado una vez que Denji había abandonado el local —¡¿Está bien?! ¡¿ESTÁ BIEN?! ¡Siempre que nos metemos con ese baboso nos pasa algo malo, no pienso ir a esa feria aunque mi vida dependa de ello!— se quejó Ángel.

—Odio este lugar.

Exclamó el peli rosa, aún sin llevar tan siquiera más de 5 minutos en el puesto de churros.

—Vamos Ángel, no está tan mal.

—Ni siquiera hay sillas, Aki ¿Cuánto tiempo se supone que estemos aquí?

—No más de 3 horas... supongo.

—Lo que hago por ti.

Ángel volteó los ojos y se sentó en el piso, recibiendo una risa por parte del peli negro. Denji llegó entusiasmado con un disfraz gigante de churro en manos, saludando a los chicos alegremente.

—Dios mío...

—Te dije que sería mala idea venir.

Ángel y Aki saludaron con una sonrisa forzada, recibiendo el abrazo del peli rubio de manera incómoda.

—¿Qué mierda es eso?

—Una botarga de churro, la conseguí gratis.

—¿Y te la vas a poner?

Preguntó Hayakawa asqueado, la botarga olía a sudor y se veía sucia, probable razón del porqué fue tan barata.

—De por sí ya estás pendejo, con eso te vas a ver aún más.

Agregó Ángel, apuntando al disfraz de churro.

—Yo no me la voy a poner tontito, yo seré el que haga los churros.

Aki y Ángel se voltearon a ver mortificados, ya sabían lo que ocurriría y no estaban nada alegres con eso.

—Odio mi vida.

—Vamos Ángel, no te ves tan mal.

Contestó el azabache en un intento de animar al más bajo, quien estaba notoriamente pasándola mal con la botarga de churro.

—Recuérdame de matar a ese Idiota cuando esto termine.

Media hora pasó y la feria se empezó a llenar de gente, Hayakawa sostenía un cartel que decía "Los rikos churoz d Denji" lleno con faltas de ortografía y Ángel bailaba irritado dentro de la botarga. De repente se escuchó el grito de una niña la cual no paraba de llorar —¡Un chaneque!— exclamaba la infante. Todos voltearon al piso y se encontraron con una rata gigante, la cual se escabulló hasta llegar a los pies de Ángel.

—¡No mames, una rata gigante!

Gritó el peli rosa, entrando en pánico.

—Quédate quieto, esas madres huelen el miedo.

Mencionó Denji.

Ángel se quedó quieto por un rato, pero después la rata brincó a sus pies, causando que la multitud entrara en pánico. El peli rosa corrió por todo el lugar mientras que la rata lo perseguía persistente, el chico terminó chocando un con anciano, el cual quedó inconsciente.

—¡Puta madre, maté al viejo!

—¡Ángel, ese anciano es el que controla la rueda de la fortuna!

—Valió ver-ga.

La rueda de la fortuna empezó a girar con más velocidad, causando gritos por parte de los pasajeros y los espectadores. Las personas voltearon a ver a Ángel y a Aki, juzgándolos con la mirada, tiempo después, llegaron la policía y los bomberos.

—¿Quién fue el que atacó al anciano?

Preguntó el oficial. Hayakawa tomó al peli rosa de la mano para esconderlo detrás de otra atracción de la feria. —¡Fue un hombre vestido de churro!— gritó la multitud.

—¿Me voy a ir a la cárcel por matar el viejo?

—¡¿Qué?! ¡No, no pienses idioteces!

El azabache intentó calmar a Ángel, pero él solo seguía gritando paranoico.

—¡Ahí está el perpetuator!

Gritó la policía mientras que apuntaba al chico. Justo cuando iban a tomar a Ángel, el rubio se interpuso de manera dramática entre él y el oficial.

—Él no hizo nada... ¡Fui yo!

Se inculpó Denji. Los oficiales suspiraron y esposaron al rubio para después meterlo a la patrulla.

—¿Por qué hiciste eso?

Preguntó Ángel, asomándose por la ventana del auto policial.

—Porque somos amigos... y los amigos se cubren la espalda.

—No tuviste que hacerlo ¡Por mi culpa te llevaran preso!

Ángel miró triste al de cabellos claros, quien no se veía para nada preocupado.

—Pensé mal de ti, Denji, siempre has sido una buena persona y yo te subestimé.

Agregó el de baja estatura.

—No te preocupes, igual me iban a arrestar por robarme la botarga.

—¡¿Eh?!

—No es para tanto, ya me he escapado de la cárcel varías veces, mañana los veo en el Oxxo.

—¡¿PERO QUÉ?!

La patrulla se llevó al rubio y los chicos abandonaron la feria, así concluyendo otro día lleno de emoción.

Eventos tercermundistas en el OXXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora