¿Lo reportamos?

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—¿Ya estás dentro?

Preguntó Ángel sin aliento.

—Ya voy llegando, espera un poco.

—¡Llevó una eternidad esperándote aquí parado!

Exclamó el peli rosa por el teléfono. Hayakawa terminó de dar lo detalles, y después de un largo camino, al fin llegó a la plaza.

—¿Por qué tardaste tanto? Te esperé por 20 minutos.

—Perdón por eso, otra vez me robaron las llantas del carro.

Ángel soltó una carcajada, casi cayendo al suelo por la risa.

—Bueno, tendrás que pagarme de alguna manera por la espera— mencionó el peli rosa mientras que los chicos se dirigían a la zona de comida —Te compraré un helado después de que comamos— respondió Aki. —¿No me lo puedes comprar ya? El puesto está cerca— preguntó Ángel, a lo que hayakawa respondió de manera muy maternal —Primero tienes que comer algo sano, no te daré el helado hasta que lo hagas— el peli rosa suspiró ante lo dicho y arremedó de manera burlona al azabache, por lo que este respondió dándole un pequeño golpe en la cabeza.


—Ángel, ya comete tus nuggets.

Reclamó Aki mientras que sorbía su soda.

—Pero no me gustan los nuggets.

—Vinimos a el Mc Donald's porque dijiste que querías nuggets.

—Sí... pero hoy están malos.

Respondió el chico, apoyando sus codos en la mesa.

—Pues te los vas a comer, sin nuggets no hay nieve.

Exclamó Aki mientras que tomaba uno de los nuggets y lo trataba de meter en la boca del contrario por la fuerza.

—Kiubule ¿Están en una cita?

Preguntó Denji, quien de alguna manera estaba a lado de Ángel. Ambos chicos quedaron inertes y voltearon a ver al rubio de manera extrañada.

—¿Los interrumpí? Perdón por eso, mejor me voy.

Agregó el chico al notar los rostros de Ángel y Hayakawa.

—No es una cita, solo venimos a comer.

—Exacto, no malpienses las cosas.

Continuó explicando el azabache a la vez que seguía forzando los nuggets a la boca de Ángel. Denji tomó asiento junto a los chicos sin pedir permiso, recibiendo una mirada de disgusto por parte del peli rosa.

—Creo que le caigo mal a tu novio.

Comentó el rubio de manera nada discreta a Hayakawa, por lo que Aki escupió su soda.

—Ángel no es mi nov-

Justo cuando Hayakawa iba terminar su oración, unos fuertes estallidos se escucharon en el local. Las personas del lugar empezaron a gritar y el pánico se esparció rápidamente.

—¡No mamen, están balaceando!

Gritó Denji.

—¿En un puto Mc Donald's?

—¡Ángel! No hagas ruido y ponte de bajo de la mesa.

Ordenó Aki. Los chicos se mantuvieron escondidos debajo de unas mesas en lo más recóndito del local, guardando hasta las respiraciones para evitar hacer un solo ruido.

—Ya casi se acaba, manténganse en calma.

—Nos vamos a morir, que serenidad me da escuchar eso.

Contestó Ángel sarcásticamente.

Los pasos del tirador se acercaban cada vez más a los chicos, causando temor y desesperación.

—¡Cámara, putos! ¡Ya se los llevó la chingada!

Gritó el hombre armado.

—¿Beam?

—¿Denji?

—¡Beam!

—¡Denji!

Denji saltó de su escondite y se acercó al delincuente, dándole un abrazo. Hayakawa aprovechó la distracción y tomó a Ángel de la mano para salir corriendo del lugar, sacando a ambos del peligro.

—¿Esos no son tus amigos de la otra vez?

Preguntó beam.

—Sí wey, estaban en una cita y tú llegas de culero a cargársela, te pasas cabrón.

Se quejó el rubio. Beam se disculpó y le dió una cantidad del dinero que había sacado de los cajeros —Dáselo a tus amigos, diles que perdón por la balacera— agregó.

—¡Oigan!— corrió Denji hacia donde Ángel y Aki se encontraban sentados, aún muertos del susto y recuperando la respiración.
—Mi compa les manda este dinero, dice que perdón por la balacera— Denji metió el dinero en el bolsillo de Aki, quien solo miró al rubio con un rostro traumatizado.

Después de unos minutos tratando de regresar a lo normal, los chicos se sentaron mientras que comían su helado y hablaban sobre lo sucedido en el McDonalds.

—Puto Denji y sus amigos pendejos.

Exclamó Ángel.

—Deberíamos de reportarlo.

—Totalmente.

—¿Lo hacemos ahora?

Preguntó Aki.

—Nah.

Contestó Ángel despreocupado al ver su gran cono de helado y el dinero robado que les había sobrado.

Eventos tercermundistas en el OXXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora