Alternativas.

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Aki lleva horas sentado en el piso con su espalda recostada en la puerta de la habitación mientras piensa en algo que hacer para pasar el fin de semana. Lamentablemente, estar tumbado en la cama mientras ve películas con Ángel no es una opción, ya que este se contagió de viruela y le tiene prohibido a Hayakawa acercarse tan siquiera un poco.

—¿Seguro que no puedo entrar? Ya me dio esa cosa de pequeño, así que las posibilidades de que vuelva a contagiarme son bajas—se quejó Aki por décima vez.

—O que la chingada, entiende que no te voy a dejar entrar.

—¡Nomás un ratito!

—¿Estás pendejo o qué?

Aki suspiro enfadado, todavía no llevaba ni medio día sin tener contacto con Ángel y ya parecía que había sido poseído por el espíritu esquizofrénico del señor Kishibe.

—¿Y qué acaso no hay ninguna alternativa para poder estar contigo sin contagiarme?—preguntó Aki.

—No, así que ya mejor déjame descansar.

—¿Y si me meto a una bolsa de basura?

—Aún así tu cabeza, piernas y brazos estarían fuera, no serviría de nada.

—Chingada madre— rechistó Aki, golpeando levemente su cabeza con la puerta en frustración —En ese caso iré a la tienda, ¿Quieres que te traiga algo?—preguntó con un tono "agüitado".

—Una coca de a litro y unas papas—gritó Ángel desde la habitación. Aki se dirigió a la tienda, compró unas cuantas cosas de la despensa que hacían falta, las papas y la Coca de a litro para Ángel.
Mientras este caminaba por los pasillos, se topó con un rollo de papel Film transparente para enrollar la comida, y en ese mismo instante una gran idea se le fue a la cabeza.

—¡Ya llegué!—gritó el azabache emocionado a la vez que abría la puerta de la habitación, siendo interrumpido por ángel el cual le dijo que se quedara afuera y le dejara la comida a la par de la puerta.

—¿Por qué mierda estás envuelto en papel Film?—preguntó el peli rosa, dejando caer la galleta que tenía en la boca.

—¡Es para poder estar contigo sin contagiarme!

—Dios mío, te ves ridículo.

—Que ojete—terminó pronunciado Hayakawa, antes de tirarse a la cama donde Ángel yacía. Como Aki era considerablemente más grande y fuerte, a Ángel no le quedó de otra más que aceptar su destino y dejar que Aki se acurrucara a lado suyo.

...

Al cabo de unos días Ángel se recuperó de su viruela, pero para mala suerte de ambos, ahora Aki estaba contagiado de ella.
Parece ser que sus "ingeniosas" alternativas terminaron fallándole una vez más.

Eventos tercermundistas en el OXXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora