Eventos tercermundistas en el OXXO

Espías.

—¿Qué pedo? ¿Y los tamales?— preguntó Aki irritado. Resulta que su tía le había comprado unos tamales a una muchacha que caminaba por la casa, así que esta decidió dárselos a Hayakawa para que los compartiera con Ángel en el desayuno. —Perdón, me comí 2 y Denji se robó los que habían sobrado— respondió Ángel a la vez que se limpiaba la boca.

—¿De dónde putas salió Denji y cómo sabe dónde vivo?

—Ni idea, yo estaba limpiando el patio y el wey solo entró a la casa, salió con unos tamales en las manos y me dió 2.

—Hijo de su perra madre, solo le presté el llavero una vez porque "se le hacía lindo" y ya me falsificó la llave el pendejo, puto denji.

Hayakawa tuvo que caminar al trabajo con el estómago vacío, cosa que lo tenía más de mal humor que antes.

—¡Ángel, ya ponte a trabajar, pendejo!— gritó Aki desde las cajas registradoras. El peli rosa llevaba aproximadamente 20 minutos dentro de la bodega con la excusa de que "Había descubierto algo", cosa que al principio no le molestó al azabache, pero después de tanto tiempo recurrido terminó preocupándose.

—Espérate un poquito, estoy revisando algo.

—Mínimo ábreme la puerta.

—Ya está abierta, baboso.

—Ah, sí es cierto— balbuceó Aki mientras que abría la puerta lentamente —No mames, está bien pinches oscuro— agregó al entrar.

—Ya dime que tanto haces, me estás preocupando.

—Estoy estudiando material del gobierno, así que sal de mi estudio.

—Esta es la puta bodega del Oxxo en el que trabajas, vete a las cajas y deja de estar de mamador— respondió Hayakawa, tomando a Ángel por la camisa para arrastrarlo fuera del lugar. —¡Cuando me haga famoso por exponer a los espías del gobierno te arrepentirás!— gritó el peli rosa mientras que trataba de escaparse de las manos del azabache.

—¿AMLO espía? Que pendejada.

—Aki, tú crees en lo signos zodiacales, no me chingues cabrón.

—Ese es otro asunto del cual no hablaremos.

—"Isi is itri asinti dil qui ni hiblirimis"— arremedó Ángel a la vez que hacía una mueca tonta para molestar al azabache.

Los chicos continuaron con su jornada de trabajo, pero Hayakawa pudo notar que el peli rosa seguía actuando extraño, como si padeciera de paranoia o algo por el estilo. Cuando Ángel y Aki regresaron al Oxxo después de haber ido a comer a un puesto cercano, estos pudieron ver a Denji hecho bola en una de las esquinas del local —¡Los infiltrados me persiguen!— exclamó el rubio.

—¡Te lo dije, el gobierno nos está espiando! ¿Qué fue lo que viste, Denji?— preguntó Ángel con un tono entusiasta, sacando una libreta de su mochila para anotar lo que Denji le dijera.

—¡Los infiltrados!

—¿Tú también los viste? ¿Cómo eran?

—Sí... ¡Los espías con máscaras de AMLO, los vi secuestrar al vagabundo de la esquina!

—¿Qué mamada? Los voy a llevar a al comisaria sí siguen así, parecen marihuanos— interrumpió Hayakawa —¡No lo entiendes, Aki! El gobierno ya te lavó el cerebro y por eso piensas que nosotros estamos locos!— contestó Ángel, recibiendo una mirada extrañada por parte de Aki.

—La leche radioactiva de la conasupo, los caníbales del subterráneo secreto en la CDMX, la historia del perro después del partido del cruz azul e incluso la mosca en el café de Pedrito Sola ¡Estas no son solo coincidencias!