Tiburón.

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El clima en la ciudad era perfecto para salir, así que Denji decidió por invitar a los chicos a un pequeño viaje en una playa cercana. Ángel llevó algunos artefactos para pesca, mientras que Aki llevó comida para la tarde.

—¿Dónde está Denji y por qué tarda tanto en llegar?

—Dijo que estaría aquí para cuando llegáramos ¿Estás seguro de que estamos en la playa correcta? —preguntó Ángel irritado.

—¿Qué es más probable, que se equivoque Denji o que me equivoque yo?

—Cierto.

—¡Chicos!— gritó el rubio a la distancia, este corría con notable dificultad debido a los flotadores y artefactos que llevaba en las manos
—¿Cómo ves a este pendejo? Se trajo los flotadores inflados y no puede ni caminar —rio el pelirosa.
Después de esperar a que Denji terminara de correr, los chicos pudieron subir a la lancha de una vez por todas.

—Me estoy muriendo de hambre, creo que mi estomago se va consumir a sí mismo.

—Ángel, no seas exagerado.

—¿Exagerado? No desayuné nada pensando en que íbamos a tragar algo de calidad.

—¿A qué te refieres con "algo de calidad"?

—Pues cualquier chingadera que no sea pizza con salchicha y Fanta de uva, me sale mejor comer mierda.

Hayakawa rodó los ojos, ignorando los quejidos y muecas por parte del peli rosa.
Mientras que Ángel continuaba maldiciéndole a la nada, el azabache se puso a buscar la hielera para sacar el almuerzo, descubriendo que esta no estaba en ningún lado.

—¡¿Dónde putas está la comida?!

—Se encuentra nadando con la fauna marina... regresando a donde realmente pertenece.

—Denji, no digas mamadas ¿Qué mierdas le hiciste a la comida?

—La tiré al mar —explicó el rubio.

—¡¿Ahora qué se supone que traguemos?!

—Ándale, por andar con tus gustos raros —interrumpió Ángel entre risas. Aki suspiró enfadado, dándose un golpe en la frente en una muestra de frustración.

—Relaja la raja, compadre.

—Cállate, Denji, solo cállate.

—Puede parecer que lo que hice está mal, pero en realidad todo lo tengo bajo control.

—¿Ah, sí? ¿Y cuál es tu puto plan? —El azabache se encontraba desesperado y sin nada con que callarle la boca al más bajo, quien continuaba quejándose por el dolor de estómago.

En cualquier momento el sol bajaría y los chicos tendrían que regresar al puerto sin haber comido nada, cosa que preocupaba sumamente a Hayakawa.

—Vamos a pescar con las cosas que trajo Ángel —respondió Denji con unas cañas en la mano y una inocente sonrisa en el rostro.

—¿Vamos? Chíngate tú solo, ¿Aparte quién te prestó mis cañas? —renegó el peli rosa a la vez que trataba de arrebatarle las cañas al rubio.

—Ándenle, es para reforzar la amistad entre los tres ¡Últimamente se la pasan saliendo y no me invitan!

—Pues igual no nos queda de otra.

—Tú sí le sabes mi Aki, sí los tres hacemos equipo puede que pesquemos un tiburón.

Los chicos se quedaron sentados con caña en mano por casi 2 horas sin pescar nada y cada vez parecía oscurecerse más rápido, causándole desesperación y más hambruna a Ángel y a Hayakawa.

—¡Tengo algo! ¡Repito, tengo algo! —gritó Denji.

—¿Neta?

—Sí, ven a ayudarme que está muy pesado.

—¡Voy! ¡Ángel, tú también ven a ayudar! —Los chicos forcejearon durante minutos, parecía ser que tenían a un pez gordo, siéndoles casi imposible sacar la caña.

—¡¿Cómo mierdas es tan pesado?! —chilló el peli rosa, quien recién se había formado detrás del azabache para jalar la caña y ya se había cansado.

—¡Es un tiburón! ¡Miren el tamaño!

Los chicos soltaron un fuerte gruñido al caer al suelo del bote con caña en mano. Al revisar lo que habían atrapado los tres soltaron un grito de confusión, ya que después de tanto trabajo y esfuerzo, por fin habían recuperado la hielera. Así es, la hielera que Denji tiró al mar.

—¡Es la hielera! Siempre supe que Dios ya tenía un plan para nosotros.

—¿Me estás diciendo que después de tanto trabajo voy a tener que comer pizza de salchicha y Fanta de uva, que aparte está hecha mierda por el agua? ¿Es neta?

—Ira nomás, por andar de criticón —se burló el azabache mientras que le daba unas palmadas en la espalda al peli rosa.

—Pinche gente culera con gustos igual de culeros, váyanse a la verga todos.

—¿No te parece eso curioso? —comentó el rubio entre risas. Al abrir la hielera los chicos vieron que esta estaba vacía y que en realidad todo el peso era por agua que tenía dentro.
—Vales para pura verga, Denji —rechistó Hayakawa.

El sol se ocultó y los chicos tuvieron que regresar al puerto para volver a casa. Como ya era muy tarde y era prácticamente imposible que Denji encontrara un camión de regreso, el rubio tuvo que irse en la pequeña cajuela del auto de Hayakawa junto a los flotadores y las cañas.

—¿Vieron que sí estuvo chido?

—Fuera del hecho de que no comimos nada y Ángel casi se desmaya por hacer tanta fuerza... supongo que estuvo bien, fue algo divertido.

—La verdad se me hace chido cuando salimos los tres juntos, ustedes son como mi familia.

—No digas cursilerías, Ángel te va venir sacando a patadas del carro.

—¡Tengo una idea para la próxima semana! Hay que ir a-

—¿Ahora con qué pendeja pendejada me vas a salir? —interrumpió Ángel con un tono irritado y con su icónica mueca de disgusto con la cual siempre miraba al rubio en el rostro.

—¡A que ir a acampar al cerro!

—Ni de pedo —respondieron Ángel y Aki al unísono. El camino era largo, así que estos comenzaron su propia conversación acerca del desayuno del día siguiente, todo mientras que Denji hablaba solo sobre diferentes planes a futuro con los chicos.

Eventos tercermundistas en el OXXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora