Calentamiento global.

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Era un caluroso día de verano. Todos evitaban el sol, los vendedores de helado estaban más felices que nunca, muchos se bañaban en piscinas y algunos hasta se pasaban la tarde en la playa.

Aki, a diferencia de otros civiles, se veía en la obligación de asistir al trabajo a pesar de las altas temperaturas. Al llegar a la entrada del local Aki saludó a su compañero, Ángel.

– Hace un chingo de calor, puto calentamiento global.

Mencionó el chico más bajo, recibiendo una risa del peli negro. 

– Lo sé, espero y esta vez si funcione la ventilación.

– Esa chingadera no va funcionar, la otra vez intenté prenderla y se escuchó como licuadora quebrada.

– Pues no perdemos nada en intentarlo, wey.

Y así fue, Aki intentó hacer que la ventilación prendiera pero como el mismísimo Ángel dijo, no prendió nada y se escuchaba como una licuadora rota. Aki tuvo la idea de llamar a un electricista para que arreglará ventilación, cuando el señor de los servicios terminó de revisar el problema con el aire acondicionado, su única respuesta sobre el problema dejó a los chicos sin esperanza alguna.

– Está completamente averiado, no hay manera de arreglarlo así que tienen que instalar uno nuevo.

– ¿Tan grave es?

Le preguntó Ángel al electricista.

– Si. Por favor no intenten prender la ventilación de nuevo ya que eso podría causar un corto circuito, lo que terminaría en un posible causo de incendio eléctrico.

Les avisó el electricista a los chicos antes de dejar el local.
Aki y Ángel se pusieron a jugar "piedra, papel o tijeras" para ver quién se quedaba con el mini ventilador de juguete que compraron entre los dos, el calor del día era tanto que al menos 3 personas se habían desmayado frente al Oxxo, pero como no era asunto de Aki y Ángel, solo esperaron a que otros peatones ayudaran a los desmayados.

– ¡A huevo! Yo me quedo con el ventilador.

Gritó Ángel alegre, Aki solo lo volteó a ver con una cara irritada y dió un suspiro.

– Dios, voy a morir de un golpe de calor. Más te vale prestarme el ventilador al menos unos 5 minutos.

– Nah, ya te chingaste compa.

Contestó al más bajo mientras se pegaba el ventilador de juguete a la cara, recibiendo un codazo de Aki a modo de juego.
Unos minutos después de la épica pelea de "Piedra, papel o tijeras", un cliente ya conocido entró al local. Denji estaba de vuelta.

– Ya llegó tu mejor amigo.

Bromeó Aki.

– ¿El imbécil que intentó ahorcarme? No digas mamadas.

– Y yo que pensé que te estaba intentando abrazar.

Volvió a bromear el más alto. Ángel solo le volteó los ojos y le dió una leve patada a Aki como respuesta. No era algo nuevo que él rubio entrara a la tienda para "Bromear" con los chicos, tal vez Denji pensaba que él y los demás eran amigos, por eso es que siempre visitaba a Ángel y a Aki en sus horas de trabajo. Sin embargo, Ángel y Aki solo lo veían como "Otro cliente problemático" ya que a pesar de las buenas intenciones que tenía, Denji siempre terminaba cagándola.

– Más le vale a este baboso no hacer ninguna mamada.

Le susurró Ángel al más alto.

Para mala suerte de los chicos, esta vez tampoco era la excepción.
Denji se dirigió a la zona de comida para preparase un hotdog y todo iba tranquilamente hasta que el rubio se desesperó por el clima. El calor dentro del Oxxo era peor al de afuera, como el establecimiento era cerrado, no había manera alguna de enfriarse.
Por eso mismo Denji tuvo la idea de prender la ventilación, ¿Cómo es que Denji sabía como prender la ventilación? Ni idea, tal vez lo aprendió al ver como los otros chicos intentaban hacerlo. Al momento en que Denji presionó el botón de la ventilación, unas chispas salieron de la misma.

– Kiubule ¿Qué pedo con su clima, eh? Hasta saca chispitas la chingadera esa.

Bromeó Denji mientras se acercaba a la caja.

– ¡¿PRENDISTE LA VENTILACIÓN?!

Gritaron los demás chicos al unísono.

– Pues si, el clima está de la verga ¿Verdad?

Comentó Denji abobado

Lo último que vieron Ángel y Aki después de la tonta cara de Denji fue como las llamas consumían las estanterías.

Eventos tercermundistas en el OXXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora