No dije nada.

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Después de una larga semana lluviosa y sin trabajo, Aki decidió aprovechar su día libre yendo a la heladería que estaba cerca de su casa. A pesar de las fuertes lluvias de hace unos días, el clima era soleado y caliente, por lo que comerse una nieve sería buena idea para refrescar el cerebro.

El azabache salió de su hogar, despidiéndose de su tía con un beso en la mejilla, lo que era habitual y casi un ritual para Aki cada vez que salía de casa.
Justo cuando Hayakawa iba entrar al local, el chico vió como su compañero de trabajo y más que nada, amigo, también estaba dentro. El peli negro se vio sorprendido al ver a Ángel hablar de manera muy cercana con la chica que atendía el local, remarcando el "manera muy cercana" por no decir que estaban casi pegados el uno al otro. Aki se quedó fuera del local con la intención de espiar por el ventanal de la heladería, tal vez solo estaba alucinando la cercanía de Ángel con la chica.  

— Ya me cansé ¿Cuando nos vamos a casa?

Preguntó Ángel, quien se encontraba sentado mientras comía helado.

— Espera un poco, además ya te dije que no iremos a casa después de que termine de trabajar.

— Hace mucho calor, la cita puede ser otro día.

Le contestó Ángel a la chica.
El azabache quedó boquiabierto, no podía creer lo que había escuchado. — ¿Ángel en una cita? — pensó Aki, no es que le sorprendiera por parte de Ángel, ya que el chico era objetivamente atractivo (Dejando de lado su baja estatura) pero en cambio, la chica no se veía como el tipo que le gustaría a su compañero.
La chica era mucho más alta que Ángel, además de que se veía en forma y era linda, pero aún así Aki no podía comprender el porqué estaba tan sorprendido. Tal vez el peli negro estaba en negación.

Aki volvió a pegar su cara a la pared con la esperanza de escuchar la conversación y volvió a quedar asombrado.

— Oye, Ángel ¿Si trajiste el vestido que dejé en casa ¿Cierto?

Preguntó la chica insistente.

— Lo dejé en tu mochila, también lo tuve que lavar ya que por accidente lo manché.

— Awww, eres él mejor, te juro que no volveré a dejar mi ropa en tu casa.

Contestó la chica.
Aki se asomó por la esquina del ventanal para ver la situación con sus propios ojos y se paralizó al ver como la chica abrazaba a su compañero tan insistentemente, lo que más sorprendió a Hayakawa, fue el hecho de que Ángel se dejara sin ningún reproche.

Aki estaba lleno de preguntas.
"¿Ángel tiene novia? ¿Desde cuándo?"  pensó Aki, un minuto de silencio pasó, y Aki adquirió una nueva duda existencial la cual lo dejó petrificado.

— ¡¿Por qué rayos es que Ángel tenía la ropa de esa chica en su casa?! —

Hayakawa se sentó en la banqueta fuera del local, asegurándose de que nadie lo viera. ¿Acaso tenía envidia? ¿A Aki le gustaba la chica de la heladería? Pues no, Hayakawa estaba triste.
Aunque Aki se negaba en aceptarlo, él tenía miedo de perder a su amigo, y de un momento para el otro, el azabache sintió un nudo en la garganta. 

— ¿Por qué putas tengo los ojos llorosos?

susurró el peli negro.

— No lo sé, tú dime.

Le contestó una voz conocida. Hayakawa alzó la cabeza y volteó a su lado, para su gran sorpresa, Ángel estaba parado justo a su derecha.

— ¿Qué mierda? ¿Tú desde cuando estás ahí?

— Primero que nada, buenas tardes.

— ¿Cuánto tiempo llevas ahí? Sabes que no me gusta que me asusten.

— Apenas me paré a lado tuyo, no escuché tu platica esquizofrénica así que no te preocupes.

El peli negro suspiró aliviado y se secó los ojos. ¿De verdad se había puesto a sollozar fuera de la heladería?

— Como sea, ¿Por qué estabas llorando aquí afuera? La heladería está abierta, Idiota. 

— Queti.

— ¿Queti?

— Quetimporta.

— Tus chistes dan asco, Aki.

Ambos soltaron una pequeña risa y el peli rosa se sentó a lado del azabache, quedando ambos en silencio. Unos minutos después, la chica salió del local, rompiendo el hielo con su acto. La chica le dió un pequeño abrazo a Ángel, lo que volvió a tomar al peli negro por sorpresa.

— ¿Ya te vas?

Preguntó el más bajo.

— Ahuevo que si, mis nenas me están esperando.

— Suerte en la cita, me saludas a tu novia.

— ¿A cuál de todas?

— Olvídalo, mejor vete de una vez.

Ambos rieron, lo que dejó a Hayakawa con una mirada confusa y aún más preguntas que antes. Ángel volteó a ver al azabache, quien le devolvió la mirada de manera asombrada.

— Por cierto, acuérdate de no decirle a la abuela sobre todo esto ¡Salúdame a tu amigo!

Interrumpió la chica para después irse de nuevo. Aki vió como Ángel se despedía de ella, moviendo su mano de un lado para el otro.

— ¿Qué me ves?

— Nada, solo que pensé que ella era tu novia.

Contestó el azabache de manera avergonzada, había hecho tanto para que al final la chica solo fuera una conocida.

— Es mi prima, puto enfermo.

— No es mi culpa, todo estaba muy sacado de contexto.

— ¿Acaso no la escuchaste? Tiene como 4 novias.

Aki quedó en silencio por unos minutos, dándose un pequeño golpe en la cabeza. Después de haber procesado todo lo que acababa de escuchar, el chico soltó una carcajada que lo dejó con lágrimas en los ojos, después de todo se había preocupado por nada.

— ¿Estás ahí? Tierra llamando a Aki.

— ¡¿Puedes creer que casi lloraba porque pensé que era tu novia?!

Contestó Aki entre carcajadas.

— ¿Qué?

— ¿Qué?

— Lo que dijiste, pendejo.

— No dije nada.

Respondió Aki mientras trataba de calmar su risa. El azabache ni siquiera podía articular oraciones de manera decente ya que le hacía falta el aire para hacerlo. Al final del día Aki se despidió de Ángel y se fue a su hogar, saludando a su tía y yendo directamente a su cuarto. Hayakawa cerró los ojos y suspiró. Había quedado como un Idiota por nada.

Eventos tercermundistas en el OXXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora