Coppel.

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—Puta madre, dejen de hacer ruido— murmuró Hayakawa, recién despertando de su corto sueño. El ruido de alguien tocando en la puerta no cesaba, haciendo que el chico se irritara cada vez más.

"Pinche vecina pendeja, ya le dije que yo no me robé su tendedero" pensó el chico mientras que se paraba de su cama para después ponerse unas chanclas y caminar hacia la puerta.

—Ya le dije que yo no agarré su ro- ¿Ángel?

—Buenos días, solecito.

—Son las putas 5 de la mañana ¿Qué haces aquí?

—Me embargaron el departamento.

Aki suspiró exhausto y abrió la puerta para que el peli rosa entrara y se sentara en la sala.
—¿Me podrías explicar que pasó?— preguntó el azabache a la vez que servía unas tazas con café.
—¿Recuerdas a la morra fresa del café? Resulta que un conocido de ella es dueño de los departamentos a los que recién me había mudado, entonces la muy hija de su puta madre hizo que me sacaran de un día para el otro— contestó Ángel.

—Pensé que vivías con tus padres.

—Lo hacía, pero como te dije, recién me había mudado.

—Que baboso.

—Cállate, tú vives con tu tía.

—¿Y qué haces aquí tan temprano? No deberías de ir a la casa de tus padres?— Ángel soltó un pequeño "tsss" a la pregunta, por lo que Aki lo miró fijamente con una ceja levantada.

—Si regreso diciendo que me sacaron por pelearme con alguien, mis papás van a terminar mandándome a un orfanato— respondió riendo.

—¿Y qué piensas hacer?

—Vivir en tu casa, duh.

—¿Qué? Mi tía se va infartar— exclamó Hayakawa, recibiendo "ojitos" por parte del peli rosa —Si vas a vivir aquí, al menos trae tus cosas... ¡Y más te vale ayudar a limpiar!— agregó Aki.

—Me embargaron el depa con todo y muebles.

—¿Qué putas? ¿Eso es legal?

—Ni idea pero por mi está bien, igual no le había pagado nada a Coppel.

"Ay, Ángel" se dijo Aki a si mismo. Los chicos metieron unas cuantas maletas de ropa al cuarto del Azabache, como la casa no era muy grande y solo tenía 2 cuartos, 1 que pertenecía a la tía de Aki, no les quedó otra más que acomodar al peli rosa en la habitación de Hayakawa.
—Se ve acogedor— mencionó Ángel mientras que veía a Aki acomodar las cosas desde la puerta —Se ve de la verga, de por si el cuarto ya era pequeño— respondió el más alto.

—Mira el lado bueno, ahora podremos pasar más tiempo juntos— comentó Ángel en un intento de alegrar al azabache.

—¿Y el lado bueno?

—Hijo de puta— contestó Ángel a la vez que se acercaba al azabache para darle un golpe.

—¡Alto ahí, engendro del demonio!— gritó la tía desde la puerta, lanzándole agua bendita al peli rosa —¡Tía! ¡Es solo Ángel!— interrumpió Aki, asombrado por lo sucedido.

—¿Qué hace ese cerdo del mal en mi hogar?

—Se va quedar un tiempo con nosotros porque le embargaron el depa.

—¿Un metalero durmiendo en el mismo techo que yo? Imposible.

Mientras que Hayakawa se veía preocupado por explicarle a su tía que Ángel no era un metalero ni un satánico, el peli rosa se encontraba soltando pequeñas risas ante lo que la señora comentaban sobre él, y después de unos largos minutos, Aki logró convencer a su tía para que Ángel se convirtiera en su compañero de cuarto oficialmente.

—Límpiele un poquito más, mijo— ordenó la tía de Aki.

—Sí, señora— respondió Ángel mientras que tallaba el piso del hogar, tal como una sirvienta lo haría.

—Este chamaquito es más útil y Obediente que tú, lo voy a venir adoptando.

—¿Qué? Sería raro si él fuera mi hermano.

—Ah cabron ¿Y eso por qué?— preguntó la tía, curiosa.

—Razones personales.

La hora de ir al trabajo puso a los chicos en apuros, así que después de comer unos ricos pancakes que Aki preparó, los chicos se fueron corriendo directo al Oxxo. Sorprendentemente, Denji ya los estaba esperando en la puerta, cosa que sorprendió a ambos trabajadores.

—¡Buenas, mis amados compañeros de trabajo!— saludó el rubio, abrazando al más bajo. —Ni siquiera trabajas aquí, es más, dudo que trabajes— respondió Ángel, alejándose del abrazo. Aki soltó una carcajada con lo dicho, voceando un leve —Siempre está de malas cuando es temprano, ignóralo, Denji—.

—¿Y cómo llegaron al mismo tiempo? ¿Ya los dejan subirse al bus después de la vez que los asalté?— preguntó el rubio.

—Nah, Ángel está viviendo en mi casa, así que desde ahora llegaremos a la misma hora.

—¡¿Ya se casaron?! ¡¿Por qué no me invitaron a la boda, culeros?!

—No estamos casados, solo viviré ahí por un tiempo— interrumpió Ángel de manera instantánea, golpeando al rubio mientras que ambos chicos cubrían sus rostros en un intento de esconder sus mejillas sonrojadas.

—Exacto, no mal pienses las cosas.

—¡Desde ahora seré el chaperon!— gritó Denji entusiasmado.

Sin duda, esto sería un largo día de burlas.

Eventos tercermundistas en el OXXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora