capítulo 11

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Después de una reconfortante noche de descanso, como se había prometido Yagari junto a Zero, en el cuerpo de Kagome, esperaban pacientemente que la jovencita los acompañara a la asociación de cazadores.
Yagari mostraba una tranquilidad completamente envidiable pese a estar frente a un evento completamente inexplicable, mientras Zero intentaba por todos los medios no prestar atención a las miradas que tenía encima, en especial a kaname que había llegado junto a Takuma para acompañar a los cazadores.
Kaname no tenía la intención de alejarse de Zero y como fuera permanecería cerca de él, aunque eso significara entrar a la guarida de sus enemigos. Ese había sido su escusa, quería cerciorarse por cuenta propia que aquel pedazo de cristal resultaba ser tan peligroso como Kagome había mencionado y que realmente todo aquello que estaba pasando fuera verdad y no una completa mentira.
Después de un rato Kagome al fin había llegado, y sentándose frente a Yagari comenzó a comer el desayuno que Zero había puesto frente a ella. Los minutos pasaron con suma lentitud, minutos que comenzaron a hacerse cada vez más y más tensos.

—será mejor que partamos —anunció yagari cuando vio que el peli plata había terminado con la comida.

Todos asintieron, pero fueron Zero y Kagome los que salieron primero, para sorprenderse por ver una figura roja olfateando los alrededores de la casa.

—no puedo estar equivocado, este es el aroma de Kagome —decía un Inuyasha que buscaba con desesperación cualquier indicio de la chica a la que había ido a buscar.

Zero y Kagome se voltearon a ver con sorpresa y confusión.

—Zero; Kagome, si no se quitan de la puerta no podremos salir —dijo un Yagari un poco molesto.

Inuyasha al oír el nombre de Kagome levantó la mirada para ver a la mencionada, y levantándose de un salto dijo:

—¿Cómo te atreves a irte sin decirnos nada?

Yagari, Kaname y Takuma que ya habían salido se sorprendieron al ver al sujeto de vestimenta roja y cabello plateado que miraba a la jovencita que decía ser Zero con enojo.

—porque no le preguntas a Kikyo— respondió la chica cruzándose de brazos.

—¿Kikyo Que tiene que ver en esto?

Kagome en el cuerpo de Zero no pudo evitar sentirse terrible al ver que Inuyasha ni siquiera se había dado cuenta que a quien se dirigía no era ella.

Tomando el brazo de Zero, comenzó a jalarlo al mismo tiempo que decía.

—vamos, no quiero estar más tiempo aquí.

—¿quién eres tú para jalar a Kagome de esa manera? —cuestionó un Inuyasha, molesto al ver que Kagome no decía nada.

Kagome en el cuerpo de Zero se detuvo y fulminando a Inuyasha con la mirada dijo:

—eso es algo que no te importa, es más porque no te largas de aquí y la dejas tranquila —pasando su brazo alrededor de Zero lo abrazó —yo cuidaré de ella así que vete a cuidar de tu cadáver.

—maldito— dijo Inuyasha al tiempo que desenvainaba a colmillo de acero.

Kagome aún más furiosa sacó la pistola que había encontrado en el cuarto de Zero y apuntó a la cabeza de Inuyasha.

—lárgate antes de que te vuele los malditos sesos.

Inuyasha confundido volteo a ver a Kagome que no había dicho ni una palabra. Colocando a colmillo de acero en su hombro miro a Kagome sin importarle el sujeto que permanecía abrazándola.

—estás molesta por haber traído a Kikyo con nosotros, lo entiendo, pero te necesitamos para encontrar el ultimo fragmento.

Kagome no aguanto más y jalando el gatillo disparó justo aun lado de la cabeza de Inuyasha, sorprendiéndose que lo que sea que salió del arma no fuera un proyectil si no una luz violeta en forma de una especie de cruz, Inuyasha, también sorprendido regresó la mirada al joven.

—no dejare que la sigas utilizando, ya tienes a Kikyo, pídele a ella que localice el ultimo fragmento.

Como si esas palabras le hubieran abierto los ojos, Inuyasha envaino nuevamente a colmillo de acero. Aquel joven tenía razón, ya no necesitaba a Kagome para buscar el último fragmento, Kikyo siendo la sacerdotisa de la perla podía percibirlos al igual que Kagome, entonces, ¿por qué se sentía como si le estuvieran arrebatando algo?

—por lo menos despídete de Sango, Miroku y Shipoo.

Sin decir más Inuyasha se giró para echarse a correr.

Kagome en el cuerpo de Zero callo de rodillas al suelo, sin entender de donde había sacado el coraje para apuntar a la cabeza de Inuyasha y mucho menos para detonar aquella arma. Muchas veces se había encontrado en una situación similar, donde Inuyasha dejaba en claro que Kikyo era su prioridad, pero el amor que le tenía era tan grande que prefería aguantar todo eso que separarse de él, pero la última palabra que había dicho Inuyasha le había dejado en claro lo que el inunohayo sentía por ella. Para Inuyasha solo era una especie de objeto que servía para localizar los fragmentos de la perla, para el solo era eso, ni más ni menos.

—¿estás bien? —preguntó Zero en el cuerpo de Kagome poniéndose de rodillas junto al peli plata.

Kagome negó. No, no estaba bien en absoluto.

—creo que tendremos que ir a la asociación en otro momento —anunció Yagari. Zero todavía aun lado del peli plata simplemente asintió.

El deseo que me llevó a ti (Inuyasha x Vampire Knigth)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora