capítulo 6

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Era Sengoku:
Zero se despertó alterado en medio de la noche, su respiración era agitada y un terrible dolor se extendía a través de su garganta y pecho.
Una de sus manos fue directo a su cuello, y con desesperación lo apretó.
Hace casi un año que esos ataques habían cesado. Eso después de beber la sangre de un sangre pura y la sangre de su hermano. Eso había ayudado a que esos ataques desaparecieran o más bien se detuvieran por tiempo indefinido como al parecer era su caso. Lo que Zero no entendía era como estando en un cuerpo que no era el suyo, pudieran presentarse.
Con trabajo Zero salió de la bolsa de dormir que ocupaba, su mirada se detuvo en el pequeño cuerpo del niño que dormía con él.
El sonido de su sangre al recorrer su cuello se intensificó en sus oídos haciendo que esa terrible sed que tenía tanto de no sentir, se intensificará también.
Cerrando los puños Zero hizo un esfuerzo sobrenatural para levantarse por completo. Necesitaba alejarse de ahí; él sabía que era un peligro en esas condiciones, además de que ese lado humano que todavía permanecía en él, le impedía sucumbir a esos instintos que tanto odiaba.
Con pasos tambaleantes comenzó a alejarse de ese lugar, el dolor que sentía y la necesidad de sesear esa inmensa sed había hecho que no se diera cuenta de un par de ojos observando cada uno de sus movimientos.
Sesshumaru permanecía cómodamente recargado en la rama de uno de los árboles, pendiente de cualquier movimiento a su alrededor. Como cada noche permanecía despierto, vigilante a cualquier peligro que asechara a sus protegidos.
Gracias a eso había visto como las serpientes caza almas de kikyo habían aparecido como buscando, o más bien llamando a alguien; no había pasado mucho de eso para que su hermano acudiera a ese llamado dejando a sus amigos atrás.
Más tarde aquella mujer que seguía causando curiosidad en él, había despertado y se había levantado. Sesshumaru enseguida intuyo que iría a buscar a su hermano, pero cuando vio que se dirigía al lado contrario, la curiosidad apareció, y sin que pudiera evitarlo, salto del árbol donde permanecía para seguirla.
Sesshumaru continuo su camino a orillas del río que estaba cerca de ahí. Aquella presencia que había sentido horas antes, la sentía ahora con mayor intensidad a medida que continuaba caminando. Poco después el sonido de quejas dolorosas hizo que entornara los ojos; su vista se agudizó más, y el cuerpo femenino que venía siguiendo se visualizó a varios metros delante de él.
Sesshumaru detuvo su andar, justo a unos pasos detrás de aquella mujer, la intriga, algo poco conocido en él, apareció nuevamente, pues esa presencia que sentía jamás la había sentido antes en esa mujer.
—largo —grito Zero al darse cuenta que aquella criatura con energía vampírica estaba detrás de él.
—¿que eres?
Zero apretó los dientes con fuerza, antes de responder.
—eso es algo que no te importa.
En eso aquella mujer tenía razón, cualquier cosa relacionada a ella era algo que no tenía que importarle, aun así ahí estaba queriendo averiguarlo.
Sesshumaru retomó su andar, pasó aún lado del cuerpo de aquella mujer que permanecía de rodillas sobre la hierba, doblada a lo que a Sesshumaru le daba la impresión era dolor, deteniéndose delante de ella se acuclillo para levantar su rostro.
Sesshumaru quedó petrificado al ver nuevamente aquel rostro tan hermoso que horas antes había visto, pero a diferencia de la primera vez, en esta ocasión no vio ojos color amatista, si no de un color carmesí como la sangre misma.
A esa distancia Zero podía oír el sonido de la sangre circulante en el cuerpo de aquel hombre. El dolor en su cuello se intensificó con más fuerza, ¿Hace cuánto no había sentido una sed semejante? La respuesta era nunca, pese a los ataques que había tenido en el pasado la sed que había presentado en ese entonces no se comparaba con la que sentía en ese momento.
Y en ese momento Zero no podía pensar en otra cosa que no fuera en cómo se sentiría la sangre de aquel sujeto recorriendo su garganta.
Los instintos ganaron y cuando Zero se dio cuenta ya se encontraba sobre aquella criatura, y para su sorpresa, este no hacía nada para quitarlo. Su nariz se hundió en su cuello, e inevitablemente su boca se abrió para dar paso a que sus colmillos se clavaran en la carne de aquella criatura.
La sangre comenzó a emanar con rapidez, y Zero comenzó a beberla con avidez. Para Zero era extraño, la sangre que estaba bebiendo era incluso más deliciosa que la de kaname.
Cuando la sed seso al fin se separó del cuerpo de aquella criatura, el dorso de su mano fue directamente a su boca intentando limpiar la sangre que sabía escurría por las comisuras de esta.
Sesshumaru se levantó con cuidado, viendo con cautela a la figura que se encontraba delante de él, podía ver con claridad un par de colmillos asomándose, los mismos que se habían enterrado en su carne.
—¿que eres? —volvió a preguntar sin quitarle la mirada de encima.
Zero bajo la mirada, pero al fin respondió.
—un vampiro.
Sesshumaru pesa a su sorpresa, no la demostró, era poco inusual que los vampiros salieran de sus escondites, ellos al igual que los híbridos eran poco apreciados por los yokai o los humanos, ya que al igual que los primeros, estos no pertenecían ni a una ni a otra especie.
—¿cuál es tu nombre?
—Zero Kiryuu.
A Sesshumaru le sorprendió que está vez le respondiera sin más, se debatió en seguir preguntando, pues no creía tener la suerte suficiente para que le siguiera respondiendo, aun así, continúo.
—¿qué haces en el cuerpo de esa mujer?
—no lo sé, un día simplemente desperté así.
Zero se atrevió a levantar la mirada para ver el semblante de aquel hombre, para su sorpresa, está demostraba una tranquilidad fácil de envidiar.
—¿No me crees?
Sesshumaru levantó la mirada hacia el cielo pensativo ante toda esa situación, su mano se levantó directamente a su cuello, ahí estaba la clara muestra de que le decían la verdad.
—te creo, aun así, quiero que me cuentes.
Zero se sorprendió ante esas palabras y sin más remedio comenzó a contarle.

El deseo que me llevó a ti (Inuyasha x Vampire Knigth)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora