Un mismo deseo, un mismo destino.
Después de que Kagome viera a Inuyasha con Kikyo y Zero se enterara de que esos vampiros que tanto daño le causaron regresarían a la academia Cross, ambos piden un deseo, sin imaginar que este cambiará su mundo y lo...
Comenzaba a salir el sol cuando Inuyasha llegó al campamento, pero la destrucción que había en el lugar le hizo detenerse en seco.
—¿Qué demonios pasó aquí?
Era evidente que una gran batalla se había llevado a cabo, pero el grado de destrucción era incluso mayor al que siempre resultaba cuando peleaban contra Naraku o alguna de sus extensiones.
—Sesshomaru y Kaname —dijo Miroku aun lado de él—, eso fue lo que pasó.
Inuyasha abrió los ojos con sorpresa y sin evitarlo trago en seco. Escaneo con lentitud su entorno, Sesshomaru no estaba, Kaname se encontraba recargado en un árbol con el ceño fruncido mirando con molestia algo. Siguiendo su mirada, se dio cuenta que lo que veía era a Zero y a Kagome discutiendo. Caminó hacia ellos, sin embargo Miroku colocó una mano sobre su hombro e Inuyasha se detuvo, volteó a verlo y lo único que recibió como respuesta del monje fue una negativa con la cabeza.
Los minutos transcurrieron mientras que Kagome y Zero continuaban con aquella discusión que parecía no tener fin. Inuyasha comenzó a impacientarse, no obstante cualquier indicio de esta desapareció cuando Kikyo al fin llegó al campamento.
—Pensé que no los encontraría —dijo mientras se acercaba a Inuyasha.
Inuyasha frunció el ceño al recordar aquellas palabras que su hermano le dijese una noche antes: “aliada de Naraku”
—¿Donde has estado? —preguntó sin más, obteniendo como resultado una extraña risa de Kikyo.
—Es enserio —dijo Inuyasha volteando a ver a Kikyo con enojo.
—Te lo dije ¿no? —respondió Kikyo algo sorprendida por aquella mirada que le regalaba Inuyasha. “Parece ser que si fue suerte lo que ocurrió con Hakudoshi y Kagura” pensó mientras veía la destrucción a su alrededor y llevaba su mirada hacia Kagome que veía a Zero con enojo. Pero suerte o no, Naraku tenia un buen punto, no podían arriesgarse a que Kagome volviera a presentar aquel inmenso poder—. Hay un lago sagrado no muy lejos de aquí. Estuve ahí toda la noche curando mis heridas.
—¿Segura? —preguntó Inuyasha desconcertando a Kikyo más de lo que ya estaba. Dejó de ver a Kagome y bajó la mirada a Inuyasha que la miraba como si supiera que le estaba mintiendo.
Suspiró y tomó asiento junto al hanyo.
—Lo siento —dijo, bajando la mirada— no creí que fueran atacados. Si lo hubiera sabido, te juro que no me hubiera ido.
Inuyasha suspiró. ¿ Cómo demonios podia creer las palabras de Sesshomaru? Kikyo jamas se atrevería a aliarse con Naraku.
—Si estas bien, eso no importa.
Kikyo levantó la mirada, después su mano para acunar la mejilla del hanyou.
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