—Kaien, hay alguien que quiere hablar contigo —anunció Yagari que se veía mucho más serio que de costumbre. Kaien no lo notó, bajo los papeles que tenía leyendo ya un rato y escaneo las pilas de papeles que le seguían a estos.
—Encárgate, ahora estoy muy ocupado.
Yagari suspiró y volteo a ver a la mujer que estaba detrás de él. Esperaba que Kaien pudiera ayudarlo o por lo menos que estuviera presente para que Zero se sintiera apoyado para lo que estaba a punto de enfrentarse. Pero era claro que eso jamás sucedería.
—¿Estás seguro de eso?
Kaien lo miro con enojo, ¿acaso no veía todo el papeleo que tenía que hacer?
—Bien —fue lo único que respondió Yagari antes de cerrar la puerta y enfrentarse a la mujer que, aunque quería disimularlo, era claro que estaba nerviosa e impaciente.
—Sígame por favor, yo la llevare a ver a su hija.
Naomi asintió antes de seguir al hombre tan intimidante que estaba frente a ella. Su sorpresa se vio claramente reflejada cuando, en vez de llevarla a uno de los salones de clases como ella esperaba, la llevo a una casa dentro de los terrenos de esa enorme escuela.
—Kagome, hay alguien que quiere verte.
Kagome, Zero e Ichiru levantaron la cabeza en cuanto escucharon aquello. Ya tenían un rato ayudando a Kagome con sus estudios, cada uno ayudándole en las diferentes asignaturas en las que ella iba muy atrasada.
Cuando la mujer que venía acompañando a Yagari asomo su cara, Kagome sintió que el aire se iba de sus pulmones. Las ganas de llorar la invadieron, pero aun así no se movió.
Naomi sonrió al ver a su hija. Había ido a la academia Cross porque una tarde antes las amigas de su hija fueron a felicitarla por las excelentes notas que había sacado. Sota, el abuelo y ella se sorprendieron ante eso, pues hasta donde sabían ella todavía no regresaba de esa época a la que se iba. Mas se sorprendieron cuando las chicas les platicaron sobre ese primo que ni ellos mismos sabían que existía. La única pista que las amigas de su hija le dieron fue la prestigiosa academia Cross.
Naomi escaneo de arriba abajo a su hija, no estaba herida, pero.... ella no era su hija. Era difícil de explicarlo, pero, aunque estaba viendo a su hija parada frente a ella, sabía que esa muchacha no era Kagome. Su mirada evaluó a los chicos que comenzaban a levantarse para estar a un lado de Kagome, pero cuando su mirada se posó en aquel chico de cabellera plateada y ojos amatistas, lo notó. Esa luz que había visto ese día, el día que nació su amada hija ahora estaban en esos ojos de un color tan peculiar. Esa era la luz que, aunque era muy diferente a la que vio en ese cuarto de hospital, siempre veía en los ojos de su Kagome.
—Kagome —dijo sonriendo al mismo tiempo que extendía sus brazos para que esta fuera a abrazarla.
Ichiru a un lado de su hermano le dio un leve empujoncito para que fuera, quien sea que fuera esa mujer no podía saber lo que ocurría.
Zero dio un paso, indeciso de lo que sea que tuviera que hacer. Debía abrazarla, eso era claro, pero ¿cómo tenía que comportarse?
Zero dio otro paso y Naomi negó.
—Kagome —repitió sorprendiendo a todos ahí y tensándolos.
Naomi al ver que nadie hacia un movimiento más, camino hacia aquel joven y lo abrazo.
Kagome estaba en shock, su madre se había dado cuenta y aun así no huyo como esperaba que lo hiciera. Kagome no soporto más, las lágrimas que amenazaban con salir salieron.
—¡Mamá! —dijo abrazándola.
—¿Por qué no fuiste con nosotros?
Kagome se separó de su madre, bajo la mirada y se señaló a sí misma.
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El deseo que me llevó a ti (Inuyasha x Vampire Knigth)
RomanceUn mismo deseo, un mismo destino. Después de que Kagome viera a Inuyasha con Kikyo y Zero se enterara de que esos vampiros que tanto daño le causaron regresarían a la academia Cross, ambos piden un deseo, sin imaginar que este cambiará su mundo y lo...