El sudor recorría su frente, sus músculos ardían y la espada de madera en sus manos comenzaba a pesar de una manera que jamás imaginó. En cualquier momento sus dedos se abrirían y la soltaría, de eso estaba segura. No obstante, Kagome pudo detener el golpe que Takuma le había dado, pero sus fuerzas, ya al límite, no pudieron evitar que sus piernas se desplomaran. Kagome cayó y a pesar de que varias piedras se clavaron en sus rodillas no hizo mueca alguna.
-Es suficiente por hoy -dijo Takuma ofreciendo su mano para que Kagome la tomara.
-Puedo seguir.
-No, no puedes, ya estas exhausta -dijo Kaname acercándose a ambos.
Kagome frunció el ceño, pero Kaname tenía razón. Su cuerpo dolía y sus brazos parecían más una gelatina, incapaces de sostener esa espada de madera por más tiempo.
No puso objeciones cuando Takuma quitó la espada de su manos, al contrario, lo agradeció intensamente.
Se dejó caer sobre la hierva de ese inmenso jardín para después acostarse en ella. Cúmulo de nubes blancas se desplazaban muy lentamente sobre el cielo y las voces de sus acompañantes comenzaron a difuminarse a lo lejos. Y, mientras observaba aquellas esponjosas nubes, se preguntó si sus amigos también podían verlas, ¿qué estarían haciendo Sango, Shipoo, Miroku o Kirara en eso momentos? ¿Estarían exterminando monstruos o tal vez viajando de aldea en aldea en busca del último fragmento de la Shikon? Pronto, la nostalgia se sobrepuso al cansancio.
Los extrañaba mucho.
Cerró los ojos y se dejó mecer por el sonido del aire.
"¿Kikyo estará con ellos?"
Pero la sola idea de que ella estuviera a lado de sus amigos intensificó el dolor en su pecho.Con Zero:
Enormes ventanas cubiertas de pintura negra, escombros en el piso y uno que otro mueble era lo único que se encontraba en ese lugar. Y a pesar de todo ese desastre no encontraron nada. El inmenso edificio al que la asociación los había mandado estaba vacío. La gran cantidad de polvo dejaba ver que ese lugar había sido abandonado hace mucho. ¿Meses? ¿Años? si, lo mas seguro que fuesen años.
Eso molestó a Zero ¿Por qué la asociación los enviaría a un lugar que estaba abandonado hace años?
Sin embargo Yagari a su lado continuo adentrándose al edificio, y la mirada que esté tenía no hizo mas que alertar a Zero. Algo no estaba bien.
-¿Qué ocurre? -preguntó, incapaz de ocultar ese sentimiento que le comenzaba ya a picar la nuca.
Yagari no respondió, continuo escaneando el espacio hasta que al fin caminó hacia la pared del fondo.
Mas polvo se acumulaba en el piso. Yagari se acuclilló y pasó su dedo por el polvo y su ceño se frunció.
-Parece que han eliminado las evidencias -dijo al tiempo que volteaba a ver a su pupilo-. Han eliminado a quienes hemos venido a buscar.
Fue Zero ahora quien frunció el ceño mientras que muy lentamente giraba y observaba todo aquel polvo. Entonces se dio cuenta: no era polvo sino las cenizas de los vampiros que alguna vez estuvieron ahí; los responsables del ataque a la familia de Kagome.
-¿y ahora que hacemos? -preguntó Kaito que todavía se encontraba en la entrada, observando y analizando a sus compañeros.
Yagari se levantó y volteo a verlo.
-Informaremos a la asociación, y averiguaremos por nuestra cuenta que es lo que realmente está pasando.Con Kagome:
Lentamente, Kagome abrió los ojos. Una espesa oscuridad envolvía el espacio, lo que la desconcertó. Con suma lentitud se incorporo sobre la cama...
"¿Cama?"
Aún más desconcertada, revisó el lugar, no estaba en el jardín sino en una gran y cómoda habitación.
"¿En que momento llegue aquí?"
Lentamente se puso de pie, sus músculos entumecidos protestaron y ella hizo una mueca, pero aquello no detuvo su andar. Llegó a la puerta y la abrió para después salir al pasillo que de igual manera estaba envuelto en una profunda oscuridad. Con las manos se guío por los pasillos, y salió al comedor donde Kaname los había recibido, sin embargo no había nadie.
Todo estaba oscuro y muy silencioso para su gusto. Se giró y continuo caminando. "donde se fue todo el mundo?" se preguntó con preocupación "no me habrán dejado aquí sola, ¿verdad?"
Se detuvo al topar con una puerta, la abrió y el alivio le quitó un peso de encima. Ahí estaba Ichiru, dormido pero al final de cuentas, ahí, bajo el mismo techo.
Con sumo cuidado cerró la puerta procurando no despertar al bello durmiente y regresó sobre sus pasos, pero cuando estuvo a punto de llegar a la habitación donde había despertado un sonido la detuvo.
Eran jadeos, dolorosos y entrecortados.
La curiosidad se apodero de ella y dejándose guiar por aquel sonido llegó a una puerta, la abrió y la imagen que vio la sorprendió tanto que ya no pudo moverse.
Dentro de esa habitación estaba encendida una chimenea y aun lado de ella estaba un escritorio y Kaname permanecía recargado en el. Sus ojos brillaban en carmesí como la vez que ella salió corriendo después de ser estampada contra la pared en la academia Cross. Pero esta vez era diferente porque Kaname no se mostraba orgulloso e imponente como en ese entonces, ahora estaba jadeando de dolor, y sus manos temblorosas sostenían algo que no pudo identificar.
-¿Te encuentras bien? -preguntó Kagome, preocupada por el aspecto del vampiro.
Kaname que no se había percatado de su presencia volteo a verla, sorprendido y aterrorizado.
-vete -ordenó, sin embargo Kagome no se movió.
-¿Quieres que llame a alguien?, ¿a Takuma, a Yuuki?
El ceño de Kaname se frunció y apretó aun más lo que sea que tuviera en su mano.
-en serio, si quieres puedo llamar a alguien...
-¿Por qué te interesa tanto? -la interrumpió el vampiro.
Kagome no supo que responder, no obstante sus piernas se estaban moviendo. Llegó frente a él y se inclinó hasta que sus miradas estuvieron unidas.
-No te ves nada bien.
Kaname sonrió de lado.
-Si me veo bien o mal no es asunto tuyo.
Kagome frunció el ceño
-¿Por qué me tratas así? Solo me estaba preocupando por tí.
Kaname apartó la mirada al mismo tiempo que se separaba del escritorio y se recostaba en la silla donde estaba sentado para después cruzar los brazos sobre su pecho.
-tienes hambre ¿verdad?
Sorprendido, Kaname volvió a unir su mirada a la de Kagome. No supo si era por las llamas de la chimenea, espesas e intensas, o por la intensa sed que sentía, pero en ese momento no fue el rostro de Zero a quien vio.
-No se a que te refieres -dijo con un hilo de voz.
Kagome se inclino aun mas, la mirada que tenia, Dios, esa mirada llena de luz y reocupación lo desarmó por completo.
-Tienes la misma mirada que Zero ese día...
Kagome no pudo terminar la frase, la fría mano que envolvió su mejilla le hizo callar y estremecer, y Kaname la soltó en cuanto se dio cuenta.
-¡vete! Ahora, en este preciso instante no soy completamente consciente de mis acciones.
Kaname se volvió a acomodar en la silla y a pesar de moverse con tal cuidado, Kagome pudo notar sin problemas que seguía temblado y aferrándose a lo que sea que tuviera en la mano.
¿Pero si no quería que lo ayudara, que podría hacer?
Se separó del escritorio y comenzó a caminar a la puerta.
Kaname la siguió con la mirada mientras sentía una profunda opresión en su pecho.
La vio abrir la puerta y salir por ella, mientras que él continuaba aferrándose a las pastillas de sangre que ya no lo saciaba.
"Necesito tomarlas" se dijo con urgencia.
Si no lo hacia tendría que recurrir a su única opción: Yuuki. Pero pensar en ella no hacia mas que hacerlo temblar más, porque él sabia que si bebía de Yuuki no seria como cuando la despertó. Esa vez incitaría a Yuuki y formarían el lazo del que tanto había huido.
Kaname apretó los dientes y obligó a su mano a tomar las pastillas para colocarlas en el agua, sin embargo antes de que las soltara, la puerta se abrió nuevamente.
Estupefacto, vio a Kagome atravesar la habitación, esta vez su mirada estaba lejos de ser de preocupación, esta vez era determinación lo que veía en esos ojos chocolate. Se sorprendió cuando Kagome se detuvo frente a él, cuando se inclino tanto que parecía se estaba subiendo a la mesa, después lo tomó de las mejillas y lo miró fijamente.
-Aliméntate de mi -le dijo con una voz igual de determinada que su mirada.
-¿Qué?
-Aliméntate de mi -pareció ordenarle.
"Que estas haciendo" se preguntó Kagome mientras veía esos ojos carmín brillar mas intensamente.
Ella no lo sabia, simplemente estaba haciendo lo que le parecía lo correcto en ese momento.
-Tú me estás ayudando a entrenar, déjame ayudarte en esto. Es lo justo.
Kaname sonrió, aunque en el fondo no le vio lo gracioso a eso. Pero esa sed que quemaba su garganta se volvió más intensa, y a pesar de que se resistió, a pesar de se negó a sucumbir ante ese deseo como cualquier vampiro, no lo logró.
Entonces se levantó de la silla, rodeó el escritorio y acortó el espacio que los separaba.
Kagome cerró los ojos cuando sintió los dedos de Kaname rozar su barbilla, contacto que duró escasos segundos y que le robó el aire. Y cuando sintió los brazos del vampiro rodear su cintura, no pudo evitar que su cuerpo se pusiera rígido, pero ese gesto, tan diferente a los que había experimentado antes (recordemos que Koga e Inuyasha ya la han abrazado de esa forma), le hacía sentir tan segura y tranquila, que deseó que ese momento jamás terminara.
Lentamente, Kaname acercó su rostro a su cuello, su embriagante aroma lo golpeó tan fuertemente que por un momento se mareo. Le gustaba, ese aroma le gustaba tanto que inhaló profundamente haciendo que Kagome se volviera a estremecer.
-Es lo justo... -dijo Kaname con una voz tan anhelante y ligeramente entrecortada a su vez que hundía más su rostro en el cuello de la chica.
-Si, es lo justo.
Entonces Kaname la mordió.
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El deseo que me llevó a ti (Inuyasha x Vampire Knigth)
RomanceUn mismo deseo, un mismo destino. Después de que Kagome viera a Inuyasha con Kikyo y Zero se enterara de que esos vampiros que tanto daño le causaron regresarían a la academia Cross, ambos piden un deseo, sin imaginar que este cambiará su mundo y lo...