Capítulo 14.-«Head Over Heels» Tears for Fears.

120 9 80
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando Demian volvió, me lo encontré en la disquera, mientras yo había terminado una de mis clases de canto, él estaba hablando con el padre de Owen, mientras jugaba con sus anillos y asentía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando Demian volvió, me lo encontré en la disquera, mientras yo había terminado una de mis clases de canto, él estaba hablando con el padre de Owen, mientras jugaba con sus anillos y asentía. Lo miré desde el otro lado del pasillo y le sonreí casi inconscientemente, estaba algo bronceado, tenía el cabello alborotado, y parecía estar tranquilo.

Al verme, me sonrió y me saludó alegremente desde el otro lado, mi suegro se giró para buscar a quién saludaba Demian, y al verme sólo me recorrió con la mirada y me removí incómoda en mi lugar, sin avanzar ni girarme e irme. Entonces Demian dejó de hablar con mi suegro, se despidió y vino hacía a mí, así como si nada, como si mi suegro no fuese el dueño de la disquera en la que trabajaba, o como si no fuese el hombre al que le debía toda su carrera.

—¡Ángel!, ¿Cómo estás?— me preguntó Demian, agarrándome del brazo y haciéndome caminar lejos—Odio hablar de cifras y de opiniones de críticos, gracias a Dios que llegaste a tiempo para sacarme de ahí— me explicó, para después arrebatarme mi libreta de canciones y leyendo algunas de pasada.

—¿Por qué? Todos amaron tu álbum— dije regodeándome un poco en su toque, él se carcajeó, aproveché y le arrebaté mi libreta, a lo que se volvió a reír.

—Lo sé, sólo... no sé, no quiero saberlo. Por algo me fui, pero al parecer ese mensaje explícito es algo que no importa para el padre de Owen..., ¿Quieres salir a comer conmigo?— me preguntó, pero no me dejó responder, porque rápidamente me arrastró con él al elevador—Claro que quieres, no creo que tengas planes, ¿O me equivoco?

—¿Por qué crees eso?— cuestioné.

—Porque no tienes amigos— dijo y yo no dije nada por un buen rato, realmente dolida por sus palabras, él se había dado cuenta, pero fue demasiado tarde—No me refiero a eso como algo malo, sólo estaba bromeand...

—Cállate ya— le dije, enfadada, soltándome de su agarre.

—Pensé que nos llevábamos así, perdóname, en serio, es que...—intentó excusarse pero yo me crucé de brazos—Lo siento.

—Tengo una amiga; Alana, la conoces— dije y él asintió.

—No hablas nunca de ella.

—¿Y tú hablas de Brianna, de tus amigos, de tu familia? No sé casi nada de nadie, ni siquiera de Owen— afirmé.

ESTÁBAMOS CONDENADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora