No sé cómo sobreviví a esa discusión y desenmascaramiento con Demian. Ese ataque de pánico que sufrí no fue algo gratuito, quedé conmocionada, porque por primera vez era completamente consciente de que yo no era una buena persona, y aún más allá de esa afirmación, supe que no merecía ningún tipo de amor de parte de nadie. Mucho menos de alguien como Demian.
Yo era la villana, y él era el príncipe. Pronto conocería a su princesa, que yo odiaría, ellos se casarían, y serían felices para siempre, mientras yo me quedaba sola, con mis secuaces; Owen y Noah.
Por días estuve sintiéndome mal físicamente, como si el estrés y el peso de ser una mala persona y haber traicionado a Demian al fin hubiera recaído sobre mí y me estuviese cobrando factura. Se me caía el cabello por montones, empezaron a salirme ronchas y sarpullido en las piernas y espalda, lo cuál no le agradaba en lo absoluto a Owen, que se negaba a tocarme si seguía así; para él un castigo, para mí un alivio. Aún así, tuve que empezar un tratamiento dermatológico, pues pronto empezaría a grabar mis vídeos musicales y no podía parecer imperfecta en cámara.
Dejando de lado la tristeza, pues de esa habrá muchísima más después, hablaré de lo que pasó entre Demian, Owen, la disquera, y yo.
Esos años fueron una completa locura de peleas, traiciones y jugadas astutas. Ni Owen, ni Demian, ni yo supimos la magnitud de en lo que nos habíamos metido, una pelea que quedaría en la historia y dejaría un precedente respecto a los derechos de las obras, álbumes y canciones de un artista en Estados Unidos. No creo que sea necesario explicarlo, es una verdad mundialmente conocida ya, pero Owen no sólo quería retener a Demian en la disquera, que era lo que cualquier villano razonable habría puesto como su meta en toda esta maraña de traiciones, secretos y puñaladas en la espalda, no, él quería más, él estaba furioso con Demian, no sólo quería retenerlo, quería arruinarlo, quería dejarlo tan mal, que no se volviese a recuperar nunca. Quería quitarle todo, absolutamente todo.
—Quiero que aprenda la lección, que no hay que morder la mano de quien le da de comer, por Dios, ¡Sin mí ese imbécil no sería nada ni nadie! ¿Y se atreve a hacer esto sólo porque me casé contigo? ¿¡Qué clase de persona es!? ¡Ya no sé si lo conozco o no! Parece ser otra persona completamente—gritaba Owen durante el desayuno con una ira inmensa y Noah y yo nos veíamos e intentábamos no reírnos por la actitud de Owen.
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ESTÁBAMOS CONDENADOS
RomanceDespués de años de silencio y de esconderse del ojo público, la estrella pop Gigi Wilde decide salir a la luz a contar su verdad respecto a su fama y las relaciones que marcaron su vida, principalmente su relación con el hombre más famoso del mundo;...