Entonces Demian lo supo.
Y no fue agradable.
Owen y yo estábamos besándonos sobre su escritorio durante su horario de comida, él había roto mi ropa interior, y se encontraba hundiéndose en mí, sin condón, porque me había confesado que odiaba usarlo y yo me sacrifiqué tomando pastillas anticonceptivas que a veces me mareaban, ni siquiera me pregunté o me preguntó si estaba segura al respecto, sólo lo hice para que él estuviera más cómodo, y me avergoncé severamente cuando me salieron algunos granos en la cara por las hormonas y él me miró algo asqueado por eso y me mandó con un dermatólogo para quitármelos de forma inmediata.
Ah, y no crean que pasó todo tan fácilmente, yo misma tuve que convencerlo de que lo hiciéramos a pelo (Y con "A pelo" es un decir, porque estaba totalmente lampiña, él odiaba que me crecieran pelos en donde sea y me pagaba tratamientos de láser que ardían pero me dejaban con la piel más suave del mundo), porque me encantaba hacerlo feliz, y tuve que hacerme estudios comprobando que estaba limpia. No sé por qué no me ofendí de sobremanera con ello, pero quizá eso fue lo más responsable que hizo.
—Dime cuánto te gusta— me pedía y yo gemía, no porque sintiese placer intrínseco , sino porque me causaba placer causarle placer a él. Me excitaba de sobremanera excitarlo, verme a partir de sus ojos, una chica joven, sensual, que obedecía y era una total zorra en la cama. Amaba volverlo loco de deseo, y habría hecho lo que fuese por esa sensación de amor y aceptación suya. Y por los regalos que venían con eso.
—Me encanta, Dios, me encanta, dame más, más, más, fuerte, fuerte— gemía inclinando la cabeza hacia atrás.
Para esto, yo había visto pornografía de forma analítica en una laptop que él me había regalado en Navidad, y cuando Alana se encontraba en el trabajo yo imitaba a las actrices, al principio me parecía humillante, pero era por Owen, todo era por Owen, y los regalos, claro. Así que me arqueaba como ellas, y gemía como ellas, y hacías las mismas caras, y pedía las mismas cosas. La primera vez me sentí falsa y tonta, pero a Owen pareció encantarle, porque me penetró con mucha fuerza, lastimándome, y diciéndome que era su, y cito, "Puta". Y era gracioso, porque de cierta forma, sí lo era.
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ESTÁBAMOS CONDENADOS
RomantizmDespués de años de silencio y de esconderse del ojo público, la estrella pop Gigi Wilde decide salir a la luz a contar su verdad respecto a su fama y las relaciones que marcaron su vida, principalmente su relación con el hombre más famoso del mundo;...