Capítulo 47.-«Heroes» David Bowie.

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Pasé mi tercera Navidad junto a Demian y su familia, y pasé mi tercer año nuevo con él, en la fiesta ya tradicional que siempre daba en su casa en Nueva York, en donde él no bebió nada y yo sí bebí mucho

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Pasé mi tercera Navidad junto a Demian y su familia, y pasé mi tercer año nuevo con él, en la fiesta ya tradicional que siempre daba en su casa en Nueva York, en donde él no bebió nada y yo sí bebí mucho. El alcohol fue el que menos le costó dejar, así que no me sentí tan culpable de beber, aunque sí hice un poco el ridículo ante nuestros amigos y él. 

Fuimos a aquellos infames Grammys en febrero, en donde nos habían nominado a ambos en muchas categorías. Pensé que iba a ganar mi segundo premio al Álbum del año, porque amo ganar y amo competir, pero como saben, eso no pasó.

No gané ningún premio esa noche. Ni uno, siendo mi mejor álbum (hasta ese momento).

En cada categoría yo apretaba las manos de Demian, emocionada creyendo que iba a ganar. No pasaba. Presenté un premio, lo ganó Demian y se lo entregué, lo abracé y besé y todos aplaudieron. La ceremonia continuó, no gané, me enfadé mucho, y en mi presentación debí de haber cantado un canción feliz del álbum, pero a último momento cambié de planes y decidí cambiar y cantar "Our Past", que era claramente hacia Owen. 

Para mí era claro que me estaban castigando por algo, y por algo me refiero a que muchos de los jueces de los Grammys apreciaban a Owen y eran sus amigos, Owen me lo había dicho cuando estábamos casados, los conocí, y quizá al enterarse de él y yo, y todo lo que había pasado, me habían vetado.  

Me estaban castigando por hablar y expresarme, y eso me puso furiosa, así que me desquité de la única forma que sabía, porque podía quejarme y acusarlos, pero sabía que todos me tomarían de loca y como una mal perdedora, así que subí al escenario, con aquel vestido púrpura con cientos de estrellas plateadas, mi cabello en una coleta alta, mi garantilla de diamantes y mis guantes, y canté con rabia y tristeza.

Lo dejé salir todo, mientras tocaba el piano y la canción me consumía en un espiral infinito, ni siquiera miré a las cámaras o al público, estaba completamente absorbida por mis emociones. Hice una de las mejores presentaciones de mi carrera, todos hablaron de eso por años, se convirtió en un momento histórico el cómo no me dieron ningún premio y yo respondí dando una de las mejores presentaciones y rompiendo en llanto a mitad de la canción, pero siguiendo, sin parar. 

ESTÁBAMOS CONDENADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora