Capítulo 20.- «Flashing Lights» Kanye West.

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Mi carrera estalló de una forma en la que pocas carreras explotan, como si alguien me hubiese montado en un cohete que se dirigía a toda velocidad a las estrellas y yo estuviese ansiosa por ello, mientras me abrazaba al mismo, intentando no caerme...

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Mi carrera estalló de una forma en la que pocas carreras explotan, como si alguien me hubiese montado en un cohete que se dirigía a toda velocidad a las estrellas y yo estuviese ansiosa por ello, mientras me abrazaba al mismo, intentando no caerme ni destrozarme por la alta velocidad, pero a la vez deseándolo.

De pronto, así cómo así, mi primer sencillo se estrenó (Cherry Lips) y de un día a otro, como si fuera arte de magia, esa canción no paraba de sonar por todas partes. No era una canción escrita por mí, fue escrita por Carl Martin, pero no me importó, porque era yo, esa chica en la radio, y en las listas era yo y nadie más.

El éxito era algo que yo sabía que sucedería, Owen no estaba muy seguro, por algo me sexualizó tanto, porque el sexo vende, y por unos años no estuve segura de si realmente fue mi talento, perseverancia y traiciones lo que impulsó mi carrera, o simplemente fue algo tan intrascendente como enseñar mis piernas, un escote y disfrazarme de Lolita. Y si fue así, fue el escote más redituable en la puta historia. 

Y entre más éxito conseguía en mi carrera, peor iba mi relación con Owen. Le molestaba que tuviera éxito, y amaba recibir dinero de ese éxito, me trataba como una tonta con suerte, y a veces me abrazaba y felicitaba. Owen era la persona más extraña que jamás hubiese conocido, no tenía ni pies ni cabeza. Nunca lo había entendido, ni siquiera cuando lo quise, así que para esa altura ni siquiera lo iba a intentar. Owen era Owen, de pronto violento, de pronto amoroso.

El punto es que el mundo al fin me veía, y yo me sentía parcialmente completa. Me encantaba ser vista, me encantaba recibir críticas positivas y elogios, en cambio, las negativas... la verdad es que no tanto.

—Creo que es demasiado delgada.

—Tiene los ojos enormes, parece caricatura... en el mal sentido.

—¿Quién carajo la vistió? porque esa persona merece pagar una condena en prisión, por Dios...

—¿Soy la única que cree que cansa el hecho de que siempre que hay una nueva artista femenina cante sobre amor? Mujeres, no todo es amor y hombres, también existe la universidad y la... vida.

ESTÁBAMOS CONDENADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora