Capítulo 44.-«my tears ricochet» Taylor Swift.

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Me cuesta un poco hilar lo que sucedió después de la pelea en casa de Owen, porque pasaron muchas cosas

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Me cuesta un poco hilar lo que sucedió después de la pelea en casa de Owen, porque pasaron muchas cosas. Contratamos los servicios de un médico privado que nos curó las heridas a Demian y a mí. Afortunadamente yo no me encontraba mal, sólo era un golpe que sanaría. Demian apenas tenía unos golpes. 

Tuve que convencer a Demian, Noah y Dorian de no levantar ninguna denuncia contra Owen. Los convencí de seguir mi plan, y no fue nada fácil. Demian no podía creer cómo es que aún después de todo yo seguía quedándome callada, cómo es que no quería hacerme justicia, pero no lo escuché, porque él y yo no éramos iguales. Yo no buscaba ni quería justicia, quería que mi vida continuara sin tener que luchar batallas ya perdidas, sólo quería dejar el pasado atrás y seguir, sólo seguir, pero él se molestó muchísimo, habló miles de veces conmigo sobre que estaba tomando la decisión incorrecta, pero de nuevo, no lo escuché, me enojé muchísimo con él, le dije que esa no era una lucha suya, era mía, y yo tenía que decidir qué hacer. Y lo tuvo que aceptar a regaña dientes, porque sabía que no serviría de nada llevarme la contraria.

Me tomé fotos de los golpes que Owen me había dado, se las entregué a Dorian, el médico hizo un informe de la gravedad de los golpes y abalando su veracidad.  Y así de fácil me libré de Owen. 

Su abogado debió de batallar mucho para convencerlo de firmar el divorcio, debió de haberme maldecido. Debió de haberse puesto furioso, pero firmó. Y yo era libre. Había ganado.

Siempre fardó de ser más astuto e inteligente que yo, de haberme domado, pero no fue así. Siempre fui superior. Siempre.

Y Owen, como era de esperar, al no poder vencerme optó con nuestro divorcio, tuvo que hacerlo con lo que más me dolía: Mi carrera, me llamó amenazándome, diciéndome que no volvería a ganar ningún Grammy en mi carrera, porque él tenía demasiada influencia y poder en la industria, y claro, ¿Recuerdan aquellos cuadernos que quemó y redujo a cenizas para hacerme daño? Pues fue inteligente el cabrón, porque antes de aquello les sacó copias, y conservó todas mis canciones, y claro, ya se lo había hecho a Demian, ¿Por qué a mí no? Y de pronto todas mis canciones estaban sonando, cantadas sin mi voz, usadas, explotadas, y yo no podía hacer nada más que observar, con rabia.

ESTÁBAMOS CONDENADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora